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LA FELICIDAD ES UN BARQUITO DE PAPEL QUE SE HUNDE Y SE DISUELVE.
LUEGO, NOSOTROS NOS SUMERGIREMOS PARA DESCUBRIR QUE ESTA SE ENCUENTRA YA DISUELTA POR TODAS PARTES.

Hablando de perdido y encontrado, algo que todos deberíamos estar buscando debería ser la felicidad. El primer obstáculo que nos encontramos es el hecho de que solamente nosotros somos capaces de dárnosla, y de saber exactamente qué cosa o quién nos la podría proporcionar y cómo exactamente, o de qué forma, lo hace.

Además, esto conlleva el hecho de que nos conozcamos nosotros mismos primeramente para poder conocer qué produce en nosotros eso que llamamos felicidad.

Finalmente, se antepone el hecho de que la misma tiene que ser previamente experimentada.

En la reflexión de nuestro encabezado, nosotros construimos nuestra felicidad ideal, como cuando de niños fabricamos un barquito de papel poniéndole, agregándole y quitándole todos aquellos elementos que consideramos harían nuestra felicidad posible.

Pero, por falta de sustento, nuestro barquito de papel pronto se disuelve en el agua sin ni siquiera navegar.

Al sumergirnos en la realidad, nos encontramos con que todos aquellos elementos de felicidad con los que construimos nuestro barco existen y son alcanzables. Pero que en realidad los hemos dejado de buscar como prioridad, dándole muchas veces mayor relevancia a encontrar los medios que nos podrían llevar a ella.

Nuestro trabajo prioritario ahora debiera de ser: recolectar esos pequeños elementos que se encuentran disueltos por todas partes para fabricar, ahora con sustento, nuestro barquito de papel nuevamente, como cuando niños.