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El infierno: el legado de los soldados kaibiles en Guatemala

Los kaibiles personifican las campañas de tierra arrasada de la década de 1980 y representan en la historia reciente el exterminio de todo ser vivo.

Irmalicia Velásquez Nimatuj

Guatemala va camino a un enfrentamiento provocado por quien conduce la nación, Jimmy Morales y su gobierno. Ellos y ellas son responsables que la sangre corra en este país centroamericano. El pasado miércoles, luego que miles de campesinos, indígenas y población en general caminara desde cuatro puntos hacia el Congreso y la Plaza Central, demandando su renuncia y la continuidad de la CICIG, fueron recibidos por soldados kaibiles, unidad elite del Ejército y actores de la época más represiva y sanguinaria de la segunda mitad del Siglo XX. Los kaibiles personifican las campañas de tierra arrasada de la década de 1980 y representan en la historia reciente el exterminio de todo ser vivo.

Los kaibiles son entrenados en el municipio de Melchor de Mencos, en el departamento de Petén, en el lugar llamado “El Infierno” por las asfixiantes condiciones climáticas. El nombre del caserío no es casualidad, corresponde perfectamente con las tácticas de entrenamiento y combate que los kaibiles ejecutan desde 1975, quienes convertidos en máquinas de matar, dejaron un infierno en cada lugar por donde pasaron.

Uno de los casos documentados de sus crímenes es el aniquilamiento del parcelamiento Dos Erres, en diciembre de 1982, cuando masacraron a 201 personas desde niños hasta ancianos acusados de guerrilleros. Quemaron la aldea, la convirtieron en un infierno y solo dejaron piedras como testigos de su
arrasamiento.

Los kaibiles, conocidos como “máquinas de matar”, tienen su lugar en la historia guatemalteca, porque fueron una de las instituciones fundamentales en la estrategia contrainsurgente del Estado para acallar toda voz que se alzara pidiendo el cumplimiento de sus derechos. Por eso, el que Morales sacara a los kaibiles a cuidar el Congreso –cuyos diputados corruptos buscan aprobar leyes que les garanticen impunidad por sus acciones criminales– cuando indígenas, campesinos, trabajadores, estudiantes y población civil de manera pacífica y desarmada demanda su renuncia, se convierte en un claro mensaje que como Presidente, está dispuesto a acallar y masacrar con “la máquina de matar”, que no fue desmantelada con los Acuerdos de paz.

El Presidente ha declarado la guerra a los mismos sectores civiles que los kaibiles arrasaron, durante el conflicto armado de 1960 a 1996.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/09/15/el-infierno-el-legado-de-los-soldados-kaibiles-en-guatemala/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj