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“El Chino” y la necesidad de construir alternativas al Neoliberalismo

El Chino da clases en la universidad de extrema derecha del país.

Marcela Gereda

El Chino es presidente de uno de los bancos más grandes del país. Tiene a sus hijos en un colegio que cuesta más de mil dólares al mes, pero a sus empleados de base, les paga menos del salario mínimo. Para Navidad, regala a sus socios corporativos botellas de vino de mil quetzales y a las niñeras que cuidan a sus tres hijos los siete días de la semana, la esposa les regala unas blusas de diez quetzales.

El Chino pasa horas en el gym viéndose los brazos y repitiéndose el cuento de que “los pobres son pobres porque quieren”. Cuando el hijo mayor de Max es necio, su padre le dice: “Maxito, no seas necio pareces puro indio”.

El Chino no sabe sino serle fiel al dinero. Mientras manda a su esposa a misa, él se da cita con su amante. El domingo, acude a la misa con su familia, luego invita a cenar a su familia se toma una selfie con su familia y la manda a sus amigos por el WhatsApp, y más noche, la sube a Facebook e Instagram.

 

El Chino da clases en la universidad de extrema derecha del país. Ahí repite lo mismo que dice a sus hijos: “que el pobre es pobre porque quiere”. Repite sin cansarse que el aumento salarial obstaculiza la inversión. Y que no hay que pagar más impuestos porque el Estado es corrupto y corruptor, y que sirve para cuidar los intereses de las empresas.

A el Chino no le quita el sueño saber que la pobreza extrema se incrementó del 15.8 al 23.4 por ciento. Tampoco le preocupa en lo más mínimo que seis de cada diez guatemaltecos no tienen los ingresos para costearse una canasta mínima de alimentos, bienes de consumo y servicios indispensables. Le vale madre que Guatemala sea de los países más desiguales del mundo.

Según nuestro personaje, a través de la libre empresa y de la libertad de mercado, una vez desregulada la actividad del mercado, todo el mundo se va a convertir en un empresario, todo el mundo va a progresar, y los que no quieran ser empresarios van a tener buenos salarios, y por goteo la riqueza va a llegar a todos. Jamás se le ha ocurrido que el modelo neoliberal empobrece a los más y enriquece a los menos.

En sus clases enseña que en el modelo de neoliberalismo, el mercado juega con reglas claras y tanto el consumidor como el productor son libres. No se quiere dar cuenta quien se hace llamar Don Max para sus guardaespaldas y demás séquito de servidores, que en la práctica, no es el consumidor quien coloca las pautas, sino son los grupos de poder queavalan sus propios intereses protegiendo sus empresas y monopolios.

El Chino cree que el conflicto armado es un invento de los guerrilleros y que los indígenas son “indios huevones y comunistas”. “Son ellos los responsables de que el país no progrese” se dice mientras conduce. Además le caen mal las ONG, los Derechos Humanos son “comunistas resentidos” y los cooperantes son “fracasados en sus países de origen que se vinieron por falta de oportunidades en sus países”.

A este individuo le falla la observación de su entorno. Además de creer que todos debemos comportarnos como compradores y vendedores, quiere darles a todos atol con el dedo repitiendo que el neoliberalismo el ámbito desregulado en el que todos compiten en igualdad de condiciones. La realidad lo desmiente: esta ahí el monopolio del cemento, del pollo, y de todo lo demás compitiendo en condiciones desiguales o simplemente no permitiendo la competencia.

El Chino jamás les podría admitir a sus alumnos que la industria del monopolio del pollo “tan guatemalteco como tú” no genera en sus empleados salarios justos, pues un empleado nuevo gana el salario mínimo, mientras que al día de hoy un menú campero cuesta Q43.75 y un súper campero Q53.75, y que los empleados con su salario no pueden comprar, por lo general, este producto para una familia de varios hijos.

El Chino no ve que este modelo económico reproduce la lógica de trabajadores asalariados que no viven, sino sobreviven y que no trabajan para desarrollarse libre, humana y creativamente, sino que deben de realizar un trabajo que les es ajeno al no ser capaces de pagar el precio del mercado por los bajos salarios.

marcela gereda

Lo que él cree y enseña es lo que piensan muchos ladinos de la capital que concentran mucho dinero y poder político. Pero al revisar la historia y la verdad que hay en ella, encontramos que en la economía de nuestro país no hay igualdad de oportunidades, ni igualdad ante la ley. No existe la libre competencia, ni la democracia. De ahí la urgencia de construir entre todos modelos alternativos a este modelo inhumano y para nada ético que es el neoliberalismo.
Fuente: [http://elperiodico.com.gt/2016/02/08/opinion/el-chino-y-la-necesidad-de-construir-alternativas-al-neoliberalismo/]

Marcela Gereda
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