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Benedicto Lucas García

En un momento, Lucas García se jactó de haber sido gran amigo de Manuel Colom Argueta.

María Aguilar

Durante su declaración en el juicio Molina Theissen, Manuel Benedicto Lucas García habló durante horas, inclusive respondió a preguntas de la fiscalía a pesar de la objeción de su defensa.

El militar trazó una línea histórica sobre su vida, habló con orgullo de su participación en el levantamiento del 2 de agosto de 1956, contra el ejército de liberación y sobre su entrenamiento militar en Saint Cyr, donde aprendió métodos de contra-insurgencia francesa aplicados en la guerra de Argelia (1954-1962). Enredándose en su explicación, Benedicto Lucas insistió en minimizar el valor de los manuales de guerra del Ejército de Guatemala, incluidos como medios de prueba en el juicio, argumentando que en Guatemala se vivió una guerra irregular. Sin embargo, fue la escuela francesa y Saint Cyr, desde donde emergen las mejores teorías, manuales y textos sobre guerras irregulares o guerras modernas, como la escuela francesa denominó a las luchas contra-subversivas.

En un momento, Lucas García se jactó de haber sido gran amigo de Manuel Colom Argueta, asesinado hace 39 años en la ciudad capital y de haber llorado su muerte, intentando removerse y remover a las fuerzas armadas del asesinato del político guatemalteco, asignando la responsabilidad de violaciones a los derechos humanos, a la policía judicial y a escuadrones de la muerte. Obviando que hasta 1984, la policía estuvo bajo el control directo del Ejército.

Sin embargo, su historia sirve para revelar la hipocresía militar. En 1979, poco antes de su asesinato, en un discurso en la Universidad de San Carlos, Colom Argueta criticó a la maquinaria militar, declarando que el Ejército de Guatemala utilizaba el 2 de agosto como hecho redentor y se había asociado con fuerzas paramilitares integradas por elementos de la extrema derecha que lo habían enfrentado en el pasado. Además, declaró que, bajo el auspicio de Estados Unidos, en Guatemala se estaban aplicando “los métodos de Argelia, o sea que, la fuerza paramilitar debe reprimir a la organización popular más que a la fuerza organizada guerrillera, porque la base de sustentación posible de una guerrilla es la organización popular”.

Por los líderes y las poblaciones eliminadas, por “amigos” que fueron asumidos como enemigos, hoy Guatemala merece justicia.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/03/26/benedicto-lucas-garcia/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

María Aguilar Velásquez
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