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“Avancen hacia atrás”

Gerardo Guinea Diez

Desde hace un poco más de 25 años, la vida cambió en muchas direcciones. El surgimiento del internet y el uso masivo de computadoras modificó la cotidianidad humana. Hoy, las computadoras están en casi todas las actividades. Desde un teléfono celular a una industria; de un avión a un juguete. Es decir, por donde veamos, estos aparatos han facilitado la existencia de la humanidad. Ni qué decir de la revolución de las redes sociales. Ahora es posible estar informado de cualquier cosa y por allí no pasa la censura.

Un pequeño repaso a los logros en los primeros años del presente siglo, bastarían para refrendar los innegables avances en el terreno de la ciencia, la tecnología y las artes. Aunque, es oportuno precisar que a lo largo del siglo XX, las artes en general dieron aportes monumentales al proceso civilizatorio. Así, apenas empezado el nuevo milenio, se descubrió la secuencia del genoma humano. Surgen las redes locales Wi-Fi, a su vez la memoria flash USB, con todo lo que implica su uso en múltiples tareas y oficios. Paralelo a ello, se crea Wikipedia y los jóvenes se ven deslumbrados por el iPod y iTunes. Pocos años más adelante, lanzan el Skype y se funda Facebook. En 2005, la sonda Huygens llega a Titán, luna de Saturno y un año después aparece la vacuna contra el virus del papiloma humano y tres jóvenes fundan YouTube.

En esa línea, entre 2006 y 2007, Apple coloca en el mercado el iPhone y surge la otra red, Twitter, modificando para siempre la manera de estar comunicado y “enterado”. Empezamos a vivir con el vértigo de una actualidad que envejece a los quince minutos. Por otra parte, en apenas 16 años, poetas, novelistas, pintores, músicos, entre otros, han narrado nuestro tiempo y reflejan los mismos dramas humanos que hace una centuria. Grandes voces han surgido y otras nos han abandonado. Ya no están con nosotros, Gabriel García Márquez, Juan Gelman, José Emilio Pacheco, Eduardo Galeano, Humberto Eco, entre otros. De esa cuenta, nos movemos entre conceptos como la nanotecnología y las bacterias sintéticas; aún nos asombra cuando nos hablan del bosón de Higgss y somos incapaces de imaginar cómo es que se producen tejidos humanos sobre pedido.

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Así las cosas, la humanidad ha dado pasos de gigante en muchas direcciones. Lo que no termina de cuajar son los modelos que nos damos a sí mismos en el bienestar económico, social y cultural. Mientras escribo estas líneas, cientos de hombres, mujeres, ancianos y niños mueren en África, Asia y el Medio Oriente por guerras absurdas. En regiones del planeta, los políticos siguen amañando la realidad y la pobreza es una pandemia que no tiene nada de retórica y sí de mucho dolor y tristeza. Volteamos la mirada cuando un experto explica con argumentos y datos duros, la gravedad del cambio climático, cuyo origen es el consumo desenfrenado. En 2011, el sabio Gabriel Zaid recordó en la revista Letras Libres una anécdota de Leszek Kolakowski, quien reprodujo una frase escuchada en un tranvía repleto en Polonia. El conductor gritaba a los pasajeros: “avancen para atrás”. Algo de ello nos sucede.

Fuente: Siglo21 [www.s21.com.gt]

Gerardo Guinea Diez
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