Ayúdanos a compartir

Otro 12 de octubre

El Estado guatemalteco solo suma y acrecienta .

Irmalicia Velásquez Nimatuj

Sectores de los pueblos indígenas de Guatemala que viven sin limites su conciencia y que poseen profundos deseos por mantener luchas emancipatorias y autonomías locales, nacionales e internacionales,  marcharon nuevamente el pasado 12 de octubre frente a la indiferencia del ahistórico Estado guatemalteco y de la prensa nacional, quienes minimizan la profunda resistencia y consciencia de mujeres y hombres indígenas, porque  los continúan asumiendo como grupos reducidos  de sujetos subversivos que se niegan asimismo y a sus descendientes la posibilidad de ingresar  al “desarrollo” extractivista.  Y como el Estado es un instrumento de la elite es incapaz de  comprender lo que implica para las comunidades las imparables y complejas intervenciones externas que no han hecho sino fragmentarlos o confrontarlos para reducirlos y someterlos  a través de la pobreza económica.

El actual Estado racista no dista mucho del viejo Estado colonial o del Estado represivo del Siglo XX  y sigue siendo incapaz de contextualizarse o de reconocer que políticamente no tiene cómo, ni le interesa dialogar o polemizar de
manera transparente con los colectivos indígenas que se rebelan.  Esto se evidencia, con las acciones estatales que impulsan políticas segregacionistas pero también de aniquilamiento a través de buscar por todos los medios posibles la reglamentación del derecho a la Consulta de los indígenas, que no son sino acciones formales al servicio del capital.

Por todo esto, el Estado guatemalteco  solo suma y acrecienta -desde todos sus ministerios e instituciones- el descontento y resentimiento que anida desde niveles personales hasta comunitarios, porque nunca les ha permitido a los indígenas ejercer el derecho a vivir acorde a las formas de vida que decidan.  Por el contrario, los esta arrinconando a que acepten el modelo del despojo extractivo en sus propias casas y tierras.   Ante esto, por más pesada que sean las problemáticas en las cuales los inserta la imparable ambición del actual sistema económico mundial, dirigido por un puñado de empresas transnacionales que controlan la producción, procesamiento, distribución y venta de todos los productos mundiales, los indígenas han vuelto a demandar el establecimiento de otras relaciones de vida que sean capaces de desestructurar las jerarquías actuales en las que viven.

Fuente: [www.elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj