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Carlos López

De América Latina, sólo Guatemala y Paraguay votaron el 28 de octubre en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas contra la resolución para que cese el genocidio de Israel en Palestina. Alejandro Giammattei ha vuelto a dejar en vergüenza a Guatemala ante el mundo, que votó de manera aplastante por la paz en la onu, y que se ha manifestado de forma multitudinaria en las calles y plazas, y por cualquier medio, en contra del sionismo israelí fomentado y apoyado por el gobierno de Estados Unidos. Apenas hoy, jueves 2 de noviembre de 2023, la Cámara de Representantes de ese país genocida aprobó 14,500 millones de dólares para que Israel siga bombardeando niños en Gaza, 7,250 dólares por cada palestino en la Franja de Gaza.

El terrorista Benjamin Netanyahu —que hasta hoy ha asesinado 10 mil personas y ha desplazado a 2 millones, la mayoría niños, mujeres, ancianos— ha bombardeado a la población indefensa hasta con fósforo blanco y explosivos que son 1.5 veces más potentes que la bomba arrojada sobre Hiroshima; su objetivo de destrucción son los hospitales, las escuelas, los campos de refugiados, las iglesias; ha demolido 200 mil viviendas y edificios en la Franja de Gaza y dice que sólo es el inicio de una matanza mayor, que sólo un desquiciado puede concebir. El que se perfila como el mejor alumno de Adolfo Hitler ha mandado matar más niños en Gaza en tres semanas que el total de menores que mueren a causa de conflictos armados en un año en todo el mundo, según Save the Children. Para el ministro de Defensa israelí —que afirma, de manera descarada, que hasta hoy han caído más de 10 mil cohetes y bombas sobre Gaza—, los muertos son «animales humanos». Si esto piensan los «elegidos de Dios», si «la tierra prometida de Dios» está anegada de sangre de inocentes, ¿cuál es la misericordia, la compasión, el amor que se pregona en el libro sagrado de estos matones? En esa «tierra santa» se humilla, se tortura, se asesina al prójimo con un odio nunca visto.

El sedicente gobernante de Guatemala, que termina sus arengas políticas con bendiciones de Dios, apoya la invasión, las masacres, los despojos, los asesinatos a sangre fría entre carcajadas de los genocidas sionistas, que remueven con excavadoras los cadáveres palestinos. Es mucho el sadismo, la doble moral del narcocleptoteocrático señor de las muletas, cómplice de genocidio, igual que Joe Biden, que es el que sostiene la guerra: las bombas con que se mata al pueblo palestino son de Estados Unidos, el país más maldito de la tierra, como Israel, 70 veces 7 más maldito. Con las armas y asesores que proveían Israel y Estados Unidos se masacraron comunidades completas de Guatemala en los años 80. Israel y Estados Unidos son cómplices del genocidio en Guatemala. Alzamos nuestra voz y repudiamos la actitud servil del gobierno guatemalteco, cómplice del genocidio en Palestina. No en nuestro nombre.

Si esto piensan los «elegidos de Dios», si «la tierra prometida de Dios» está anegada de sangre de inocentes, ¿cuál es la misericordia, la compasión, el amor que se pregona en el libro sagrado de estos matones? En esa «tierra santa» se humilla, se tortura, se asesina al prójimo con un odio nunca visto.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Carlos López