Otra cirquense elección en el Congreso
Los tres son legisladores con largo tiempo en el Congreso pero han hecho poco por usar el poder…
Irmalicia Velásquez Nimatuj
Las múltiples y millonarias negociaciones en las que se encuentran envueltos los y las diputadas para elegir a la próxima Junta Directiva del Congreso que tomará posesión el 14 de enero de 2017 se hacen –como siempre– a espaldas de los 17 millones de habitantes de Guatemala, por eso, lo que ahora se publica en la prensa sobre el proceso es nada más que un poco del circo social necesario para desviar la atención de lo que en cada elección se juega y que es determinante para que las elites económicas y militares mantengan su poder.
La mayoría de la población desconoce que en esas reuniones celebradas en hoteles o restaurantes cinco estrellas, acompañados de múltiples asesores y hasta de representantes de la comunidad internacional –que en el fondo solo buscan garantizar los negocios de las empresas de sus países– no se plantea que las próximas autoridades del Legislativo respondan con leyes que contribuyan, por ejemplo a enfrentar la pobreza en la que vive más del 83 por ciento del total de la población. Que significa que aunque somos un país rico, de 10 personas 8.3 son pobres pero esos datos a Oliverio García Rodas, Nineth Montenegro o Mario Taracena solo les son folclóricos. Los tres son legisladores con largo tiempo en el Congreso pero han hecho poco por usar el poder que han llegado a alcanzar para transformar su país. Al contrario, los tres junto a sus planillas buscan mantener el control que han alcanzado.
Por lo anterior, da igual quien gane la presidencia del Congreso, los tres candidatos son piezas pragmáticas y bien financiadas de los poderes tradicionales y emergentes que mantienen arrodillados, en pobreza y violencia a los pueblos de Guatemala. De hecho, las y los diputados –con pocas excepciones– son un retrato social de la falta de partidos políticos con ideología clara que representen el bien común de un país diverso. Lo que allí existe es la mejor representación de tramposos mercaderes políticos, expertos en el transfugismo, corruptos, saboteadores y con una patética formación histórica y académica. Por eso, la próxima elección en el Congreso no es para nada esperanzadora.
Que significa que aunque somos un país rico, de 10 personas 8.3 son pobres pero esos datos a Oliverio García Rodas, Nineth Montenegro o Mario Taracena solo les son folclóricos.
Fuente: [www.elperiodico.com.gt]
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