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Odio racial

En otros países el odio racial es inmediatamente frenado y castigado.

Irmalicia Velásquez Nimatuj

Dos casos de discriminación racial están en el debate, el primero, es el de la gobernadora de Alta Verapaz, Estela Ventura, agredida y presionada por diputados del partido oficial FCN para que facilitara la adjudicación de obras de acuerdo a los intereses de los parlamentarios. Fue la diputada Laura Franco Aguirre quien, ante la negativa de Ventura le gritó: “india estúpida, así se ha hecho, así se hace y así se hará”. El segundo, son los interminables ataques hacia el embajador de los Estados Unidos, el señor Todd Robinson que han sido publicados en medios de comunicación por intelectuales de la derecha y la extrema derecha de Guatemala, que posee una de las elites más recalcitrantes de Latinoamérica y bajo el argumento de defender la soberanía nacional han usado columnas, fotografías y medios electrónicos para arrojar su exacerbado odio racial hacia un embajador que no ha cerrado sus ojos ante la funesta situación que vive la mayoría de la población nacional, evidenciado los dos extremos, el primero, el saqueo de los fondos públicos desde la Presidencia hasta los Consejos de Desarrollo y el otro, el impacto en la cotidianidad de ese saqueo: la muerte de niños en las calles por falta de atención médica.

Lo que debería de debatirse con inteligencia, en espacios amplios, diversos y con argumentos de los que están a favor o en contra, son las acciones de la gobernadora o del embajador Robinson, pero no el origen étnico racial o el color de la piel. En Guatemala se humilla, atropella e insulta impunemente con palabras soeces, apelando al lugar de proveniencia, estudio o acento. Y ocurre, no por ignorancia sino porque Guatemala perdura bajo una jerarquía racial, en donde los que no son blancos no tienen valor. Por eso, si alguien diferente a ellos osa rebelarse y no se alinea, sus intelectuales usan todo el odio racial posible para controlarlo. Mientras en otros países el odio racial es inmediatamente frenado y castigado, en Guatemala es legal porque no existe el delito y no existe porque la élite dominante necesita del racismo como arma para controlar a quienes intenten sublevarse con acciones o con ideas.

…bajo el argumento de defender la soberanía nacional han usado columnas, fotografías y medios electrónicos para arrojar su exacerbado odio racial hacia un embajador que no ha cerrado sus ojos ante la funesta situación que vive la mayoría de la población nacional..

http://elperiodico.com.gt/2016/04/16/opinion/odio-racial/

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj