Ayúdanos a compartir

Nada social es natural

Sobre analfabetos políticos, males planificados y cómo dejar de ser burros.

Mario Roberto Morales

Dice Brecht que “El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio de los frijoles, del pan, de la harina, del vestido, del calzado y de las medicinas dependen de decisiones políticas”. Vive desconectado de lo real y enchufado a las ilusiones que le ofrece la propaganda, la publicidad y el mercadeo mediáticos. Por eso se traga la patraña de la “responsabilidad social empresarial” y la del buen corazón de los filántropos, sin llegar a sospechar que toda acción caritativa, de promoción de las artes y de alivio a los niños con enfermedades terminales es rentable por deducible de impuestos.

“El analfabeto político”, sigue Brecht, “es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos, que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales”. Por eso cree en la magia de las “jornadas de oración por la patria” y en la de que “si todos pensáramos positivamente, los problemas nacionales se arreglarían”, como si los males sociales vinieran de un dios perverso y vanidoso y de la “maldad natural” de nosotros.

La pregunta de cajón que brota de entre el público cuando uno le plantea a una audiencia las problemáticas sociales es “¿Qué podemos hacer nosotros, los que no tenemos poder, para contribuir a cambiar todo esto?” Y uno les dice que hay que empezar por enterarse de que todo obedece a decisiones políticas y que no pesa sobre el país ninguna maldición ancestral que tan sólo opera dentro de las estrechas fronteras patrias. También, que es necesario comprender lo que uno mira analizándolo, es decir, estableciendo causas y relaciones en lo que es evidente para descubrir lo que no está a la vista. Porque lo social que está a la vista no ocurre por ninguna fatalidad cósmica ni es “natural”, sino tiene causas económicas y políticas. Y esas causas no se ven. Hay que descubrirlas, comprenderlas y revelarlas mediante el análisis de lo que sí se ve.

Al respecto Brecht aconseja: “Examinen sobre todo lo habitual. No acepten sin discusión las costumbres heredadas. Ante los hechos cotidianos, por favor no digan ‘Es natural’. Para que todo pueda ser cambiado en una época de confusión organizada, de desorden decretado, de arbitrariedad planificada y de humanidad deshumanizada, nunca digan ‘Es natural’”.

Porque la confusión se organiza en centros de poder mediáticos (que protegen intereses privados) para que la gente no entienda lo que pasa; el desorden social se decreta para mantener al mundo en guerra y que los fabricantes de armas se enriquezcan; la arbitrariedad ambiente se planifica en las agencias internacionales de inteligencia para preservar la impunidad de quienes usan a las mayorías como estómagos consumidores de mercancías innecesarias y para votar por mequetrefes lacayos de las transnacionales.

Nada social es natural. Todo es político. Pero la audiencia se queja: “¡No somos intelectuales, no sabemos cómo analizar lo social!”. Y Brecht responde: “¡No temas preguntar, compañero! ¡No te dejes convencer! ¡Compruébalo tú mismo! ¡Lo que no sabes por ti, no lo sabes!”

De donde se sigue que si analizamos lo social por cuenta propia, sabremos qué hacer para cambiar lo político. Y de paso dejaremos de ser burros.

Mario Roberto Morales
Últimas entradas de Mario Roberto Morales (ver todo)