Muerte en La Puya
Carlos Figueroa Ibarra
El sábado 7 de junio de 2014 tuve la oportunidad de visitar la localidad de La Puya, ubicada en los límites entre San José del Golfo y San Pedro Ayampuc. Allí se encuentra el campamento de las comunidades aledañas al lugar en donde el capital transnacional se proyecta construir una mina. Fue una experiencia conmovedora ver cómo a pesar de la represión sufrida el pasado 23 de mayo, los pobladores que se oponen a la mina continúan resistiendo contra este proyecto que literalmente es de muerte. Enfrente del campamento unos 10 o 12 vehículos y decenas de elementos de la agrupación antimotines de la Policía Nacional Civil en la entrada de la mina permanecen para que permanezca despejada. Por el lugar pasan constantemente camiones llenos del material necesario para terminar de allanar el camino de terraceria que conducirá a la mina proyectada.
Los habitantes de diversas comunidades ubicadas en esta zona limítrofe entre San José del Golfo y San Pedro Ayampuc llevan dos años de incansable lucha contra la construcción de dicha mina. Más allá de la política e ideología se trata de la lucha por la sobrevivencia. La roca en el subsuelo de la región de La Puya está conformado por la arsenopirita, que tiene un 46% del venenoso arsénico. El que las aguas pluviales y mantos freáticos tengan contacto con la arsenopirita que se encuentra en dicho subsuelo, ya tiene contaminada las aguas que consumen los habitantes. El agua para poder ser bebida no puede tener más allá de un 0.01 miligramo de arsénico por cada litro. Un estudio de impacto ambiental hecho por la propia compañía minera reveló que aún antes de la construcción de la mina, el agua de la región ya tiene una presencia del veneno de 0.08 miligramos por litro. Este estudio de impacto ambiental ha sido considerado por un especialista en el tema, el científico Robert Moran, como uno de los más deficientes que ha visto en su carrera.
Y el informe sobre el tema hecho por el Ministerio de Salud Pública del Gobierno de Guatemala, confirmó dicha aseveración. Según este informe, el agua de la región ya tiene arsénico que oscila entre 0.011 y 0.052 miligramos por litro de agua, un nivel de veneno más allá del límite tolerado. La existencia de la mina removería un material rocoso con arsénico e incrementaría la contaminación de las aguas que se usan en toda la región. La mina abarcará un área de 20 kilómetros cuadrados, y tendrá 10 kilómetros lineales de profundidad. Afectará inmediatamente a 20 mil personas y luego muchas más durante los 25 años de la concesión. Y generará 94 empleos…
Desde 2012 la represión no ha cesado. Yolanda Oquelí, una vocera del movimiento, sufrió un atentado a balazos que la dejó malherida en junio de ese año. Diversos intentos de introducir la maquinaria fueron rechazados por la población. Y una masacre mató a 11 personas en Nacahuil en septiembre de 2013.
La muerte ronda en La Puya. La vida tiene que derrotarla.
Los habitantes de diversas comunidades ubicadas en esta zona limítrofe entre San José del Golfo y San Pedro Ayampuc llevan dos años de incansable lucha contra la construcción de dicha mina. Más allá de la política e ideología se trata de la lucha por la sobrevivencia.
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