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Para el MLP construir desde lo común y desde la colaboración es un principio irreductible e inalienable.

Marcela Gereda

Desde hace unas semanas en redes sociales circula la idea de que el Movimiento para la Liberación de Pueblos no asiste a foros públicos por falta de capacidad o porque “no dan la cara”.

La realidad es que el MLP no asiste a foros públicos porque no es invitado a muchos, pero también por razones mucho más profundas y complejas que tienen que ver con una tradición ancestral, difícil de comprender al poder y al discurso hegemónico.

En los actuales “debates políticos” lo que vemos no son diálogos para compartir experiencias, ni presentar planes de gobierno, sino vemos más bien luchas individualistas de egos.

Desde el MLP el conocimiento no se construye desde lo individual, sino desde lo colectivo y desde la colaboración. Por ello Thelma Cabrera no habla desde un “yo”, sino desde un “nosotros”. No habla desde un tiempo individualista, sino desde un tiempo colectivo.

El MLP no asiste a foros públicos porque a diferencia del resto de partidos políticos, este movimiento social y campesino está inscrito en otra forma de entender el mundo que tiene que ver con la colaboración más que con la competitividad.

Adam Smith dijo que para el bien de todos, cada uno debe hacer lo mejor para sí mismo, el economista John Nash logró demostrar matemáticamente que Adam Smith se equivocó, y que la colaboración es más eficiente que la competencia. En 1994 John Nash recibió el Premio Nobel de Economía por demostrar esta teoría del equilibrio.

Respondiendo a esta cosmovisión y a esta tradición de saberes ancestrales, la construcción del conocimiento se genera en colectivo.

Asistimos a un mundo en el que priva y nos conduce la lógica de “sálvese quien pueda”. Por el contrario el MLP, con el buen vivir como eje rector de su plan de gobierno asume que la colaboración es la unidad imprescindible en el desarrollo de los pueblos. Con la Asamblea Plurinacional se busca una Guatemala donde cabemos todos los pueblos y esta es la plataforma en que buscan se dé esta colaboración: sentarnos todos como iguales, campesinos, indígenas, maestros, trabajadores, profesionales, empresarios pequeños, medianos y grandes, etcétera. Todos discutiendo y acordando el país que queremos y las normas que lo regirán pero todo esto definido como ciudadanos iguales y no por el tamaño de nuestra cuenta bancaria.

Para el MLP construir desde lo común y desde la colaboración es un principio irreductible e inalienable. Ellos saben que “otra política” es necesaria y esta no puede seguir transitando por viejas estructuras que están oxidadas. La recuperación de los recursos públicos es imperante, porque precisamente lo público nos constituye como ser comunitario en la relación con los espacios, con los bienes y con la memoria.

Aquí los pueblos originarios desarrollaron procesos históricos de gobiernos comunitarios. Aquellas formas de gobernar se derivaron de sus relaciones históricas con la Naturaleza, con el territorio concebido como fuerza de lo vivo, como cuerpo. Los Mayas entendieron al humano como un elemento más dentro de un gran ecosistema.

Los debates públicos de los candidatos políticos no son ejercicios de diálogo democrático, son una falsa actuación de luchas de egos. Las luchas del MLP pasan por recuperar la noción de un “nosotros, de la comunidad, lo común, el bien común. Dado el desbocado mundo al que asistimos, no hay hoy mayor desafío, fuerza y sentido común que luchar por la colaboración y por la vida en común y en colaboración porque somos y estamos con otros y a través de otros.

El mundo de hoy necesita un sistema de valores que interpreta y relaciona, el mundo, la vida, las cosas y el tiempo. Esta es la forma de ver el mundo del MLP. Apostarle a esa noción de un “nosotros” que propone el MLP con el “Buen Vivir”, es defender y afirmar la vida. “Es sencillo, elijo dignidad”.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Marcela Gereda
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