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“Mein Kampf” por Jimmy Morales

Danilo Santos

La batalla por Guatemala no es electoral, los problemas estructurales del país, en estas condiciones, no se arreglan en las urnas. Ha quedado demostrado desde Vinicio Cerezo a la fecha. El sistema concentrador y excluyente petrificado en la normativa que nos rige, debe cambiar. Al país no lo rescatará una bancada oficialista, y la actual, menos. El presidencialismo ha demostrado ser el menos conveniente para la complejidad de nuestros problemas, principalmente los más graves: POBREZA, SALUD, EDUCACIÓN Y CORRUPCIÓN. Que a los liberales conservadores que apañan ladrones la situación en la que estamos les parezca “rebonita”, eso es otra cosa.

La división que tanto cacarean los patriotas/efecenistas/neopentecostales empezó en 1492 y se institucionalizó en 1821. Luego Constitución tras Constitución se fue normando más y más. Incluida la de 1986. No me vengan con el facilísimo discurso de que vamos camino a ser Venezuela por defender la lucha contra la corrupción y que los que lo hacen, crean división y enfrentamiento. Este país nació dividido, pero quienes idearon tal cosa han sido exitosos en hacer creer a la mayoría de los mestizos y wannabes, que están del lado correcto: el de la patria. Pero esta patria solo ha existido para los que han tenido al Estado cooptado desde hace casi un par de siglos. Los demás solo somos los que heredaron sobre la tierra que usurparon o los tontos útiles que defienden a los patrones, mientras creen estar defendiendo la soberanía y la dignidad de la nación. Goebbels estaría orgulloso de Morales y su séquito.

Solo falta que editen un “Mein Kampf” de Jimmy y lo repartan a la población junto con biblias. Y esa, viene siendo por estos días la última división que han hecho. Los que están con Dios y los que no.

Los discursos de Escobar, Arzú y Morales, denotan confrontación y violencia contenida. Nos ponen ante el reto mayor de hablar entre nosotros, con el de al lado, con el que se cree las citas bíblicas en los discursos presidenciales, con los que veneran caciques y tienen instalado el discurso anticomunista que les han cincelado en la cabeza generación tras generación, con el que el sistema ha construido para no cambiar jamás, y obedecer.

La provocación del fanático de los “morongazos” nos pone a las puertas del circo romano, y no, señor Arzú, no tememos a la guerra, nuestro miedo es a nunca encontrar la paz por gente como usted. Los muertos de 36 años, en ambos bandos, vomitan sobre sus estúpidas palabras.

Así que no me digan que opinar distinto y no apoyar al Presidente es ser vendepatrias. No. Es un derecho irrenunciable y debemos ejercerlo.

Yo no acepto la decisión de Jimmy Morales de declarar non grato al comisionado Iván Velásquez. Tampoco acepto la burda utilización que Arzú hace de lo que fue la firma de la paz. Menos acepto las ideas monolíticas de la vicecanciller Castillo. Y de ninguna manera acepto la irascible y extremadamente recalcitrante manera de defender la podredumbre que ostenta el poder en las sombras por parte de Méndez Ruiz. Repito, tengo derecho a no aceptarlo y disentir; y eso no es dividir.

El camino hacia la paz y la prosperidad en Guatemala empieza en la lucha contra la corrupción y debe verse reflejado en una normativa incluyente, actual y representativa.

Fuente: [http://lahora.gt/mein-kampf-jimmy-morales/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Danilo Santos Salazar