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Masas, masas y más masas

O de cómo ganarle a la Oli y a su servidumbre política la próxima elección.

Mario Roberto Morales

Hoy, cuando la Oli agita populistamente a las masas depauperadas creándoles expectativas etéreas en torno a la segunda venida del señor… Portillo para que éste apoye al oficialismo, es necesario organizar movimientos de masas en donde no los haya e intensificar su movilización allí donde los haya. ¿Por qué? Miren: si tomamos en cuenta que tanto Sandra como Baldizón y Portillo navegan bajo la bandera de los grandes intereses populares, esto supone que no podrían oponerse a movimientos de masas que operen dentro de la ley y en torno a reivindicaciones justas, como la resistencia a la minería contaminadora del hábitat campesino, al cultivo extensivo de la palma africana (que impide al campesinado sembrar granos básicos para desarrollar una economía familiar de subsistencia) y a la depredación del patrimonio natural de la nación, entre otras.

¿Para qué hacerlo? Pues para que cualquiera que llegue al poder deba negociar con un movimiento cívico de masas el cual exigiría al próximo presidente que aquellas reivindicaciones sean incluidas en un plan de gobierno que reglamente la extracción minera de acuerdo a criterios más convenientes para el país, que impulse un plan de desarrollo de la economía de subsistencia mediante el cultivo de alimentos por parte del campesinado sin tierra y que pare de tajo la depredación del patrimonio natural de la nación, el cual resulta de estas prácticas monopolistas-mercantilistas. Esto, para empezar. No necesito decir que las luchas comunitarias de San Juan Sacatepéquez y las de Huehuetenango son modélicas para lo que se debería intensificar y generalizar, pero sí debo subrayar otras luchas, más minimizadas por los medios masivos, como la extraordinaria movilización de pobladores que impulsa César Montes en la Sierra de las Minas, en contra de la extracción ilegal de jade y la deforestación de ese pulmón del oriente del país.

La idea es que la población de cada lugar se movilice en torno a reivindicaciones locales justas y dentro de la ley, para crear un poder político “desde abajo” que sea interlocutor válido frente a la torva Oli y su servil clase política. ¿Con qué fin? Con el fin de sacar al país del pantano en que lo han hundido precisamente la Oli y sus siervos de cuello blanco. Miren: para muestra un botón. Entre otras imbecilidades castrenses, el actual gobierno prohibió a las dependencias oficiales imprimir libros este año, como parte de la “contención del gasto público”. Uf. Supongo que así el presi y su vice podrán acabar otra de sus obscenas mansiones y alimentar mejor a sus caballos.

La Oli y su servidumbre han hecho de Guatemala un país inviable, y el próximo paso que darán es propiciar que el Triángulo Norte de Centroamérica sea “rescatado” militarizándolo mediante una réplica del rentable “Plan Colombia”. Si todavía queremos ser los arquitectos de nuestro destino, tenemos que “empoderarnos” (qué asco de palabra) “desde abajo” para fundar un cimiento sobre el cual asentar nuestra voz. El único recurso es la organización y movilización popular en cada comunidad, en cada gremio, barrio y espacio civil.

Y, ojo, que no estoy “llamando a la subversión”. Apelo, sí, a lo que nos quede de vergüenza para recobrar lo que nos pertenece: nuestras aldeas, pueblos, barrios, calles y ciudades, pues nos han sido arrebatados junto con el derecho a vivir en ellos. Si hacemos esto, todos ganaremos las elecciones. Créanme. Podemos.

Mario Roberto Morales
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