Los ofendidos y los nudos de la memoria
Marcela Gereda
Son como cicatrices o acaso tatuajes heredados de generación en generación. Empolvados. Bien guardaditos o enrollados en nuestro vasto y contradictorio inconsciente, ahí yacen una serie de historias que a la mayoría nos atraviesan y que muchas veces no se hablan. Son también traumas de la represión de aquí y allá, que han quedado silenciados por el olvido. Invisibilizados por el poder.
En la X Muestra de Cine Internacional Memoria Verdad Justicia en Guatemala (homenaje póstumo a Eduardo Spiegler), se pone la cámara sobre esas historias no dichas; esos nudos de nuestra memoria que nos habitan y condicionan. Nombrar para sanar. Hacer catarsis y liberar para reinventarnos.
Serán nueve películas proyectadas en el Teatro Lux y el Centro Cultural de España de la capital, del 24 al 28 de octubre, que tendrán un hilo conductor: las historias personales de cineastas y protagonistas de momentos clave en países como Nicaragua, Costa Rica, Colombia, Chile y Guatemala.
Hace unos días vi uno de los excelentes documentales que tendrán lugar en esta muestra de cine: ‘Los Ofendidos’, de la cineasta Marcela Zamora.
Es la historia del padre de Marcela Zamora, Rubén Zamora, pero podría ser la de tantos centroamericanos. Durante la guerra civil de El Salvador, miles de personas fueron torturadas por la Policía Nacional. Entre ellos, Rubén, líder político del Frente Democrático Revolucionario, exiliado político.
Hay en este magnífico trabajo de Marcela, una mezcla de ternura, coraje y valentía para hablar cara a cara con torturados y ejecutores y perpetradores de violencia. A través de su lente cuidadoso y preciso, nos permite conocer uno de los episodios más oscuros de El Salvador. Ver desde ese lente para reflexionar también sobre lo que aquí pasó. Los paralelismos y esa impunidad asfixiante que reina entre nosotros.
Muchas cosas del documental llaman la atención. Por ejemplo, el hecho de que todos los torturadores se convirtieron en cristianos hace pensar si acaso el cristianismo es un opio para no asumir honestamente y de cara nuestra historia. Hay víctimas que son un país. Marcela las retrata y su padre las explica sin rabia, porque las entiende. Porque fue víctima.
Marcela busca desatar los nudos de la memoria hablando con su papá, lo hace con un cariño, cuidado y elegancia que abre las puertas a un profundo sentido y camino de las cicatrices tatuadas al alma acaso colectiva de nuestras naciones. Hundir las manos en la memoria del padre, abrir ese diálogo intergeneracional es abrirnos a las contradicciones e historias de las que también nosotros estamos hechos. No se pierdan esta oportunidad de tener un diálogo con nuestras historias, nuestras memorias. Los Ofendidos se presentará este viernes 26 a las 7:30.
En un país como el nuestro, creo que no hay una expresión de arte más efectiva que la herramienta del cine documental para comprender y conocer nuestra historia política, lo que somos y lo que podemos ser. Gracias a todo el equipo que hace posible este espacio de reflexión política imprescindible, un diálogo cultural y político para desatar los nudos de nuestras memorias. Ahí nos vemos.
Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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