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Lo que otros callan

A estas alturas, ¿qué sentido político tienen las elecciones de septiembre?

Mario Roberto Morales

Además de un homenaje a mi amiga Irma Flaquer (quien así titulaba su columna periodística), el nombre de este artículo trata de lo que otros callan pero que debe incluirse en el análisis de esta feliz coyuntura de destape de los mecanismos que rigen el sistema político local. Por ejemplo:

1. Que la razón geoestratégica de este destape tiene que ver con limpiar la mesa para el buen funcionamiento del Plan para la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica (PTNC), en vista de la necesidad estadounidense de contener la influencia de la presencia china y rusa en Nicaragua y, además, con que la millonada que cuesta este Plan no se erogará para que se la embolsen corruptos impresentables como ciertos políticos locales, sino otros de porte más pasable y comportamiento más discreto y menos vulgar y ostentoso.

2. Que la CICIG hunde a unos políticos mientras parece salvar metódicamente a otros, los cuales son tan corruptos o más que los que hunde. ¿Podría esto deberse a conveniencias coyunturales de poder en esta fase preparatoria del PTCN, y/o a pactos de no incriminación mediante recursos jurídicos como los de colaborador eficaz o testigo protegido por parte de quienes se hunden y quienes flotan?

3. Que el hecho de que el CACIF se haya arrogado el papel de abanderado en la lucha contra la corrupción empresarial, no exime a la oligarquía de ser la responsable de la existencia misma de este sistema económico y político cuya piedra angular es la corrupción.

4. Que la campaña del “no le toca” fue financiada por la oligarquía. La gente la retomó como un “no le toca” a nadie, pero en origen fue un ataque del CACIF contra Líder, pues la satanización de Baldizón viene directamente de “los buenos”. Cabe a este respecto preguntarse: ¿qué candidato está libre de las anti-virtudes que se le señalan al petenero y por qué a los demás no se los estigmatiza igual? ¿Será porque están a sueldo del CACIF? Porque es obvio que la razón por la que la oligarquía lincha moralmente a Baldizón tiene que ver con que, como éste tiene dinero y no necesita del de los oligarcas, no se alinea del todo con los deseos del mal llamado “sector económico” y esto le resulta intolerable a esa clica. Por ello, también cabe preguntarse si, al igual que el linchamiento de Portillo (no el de Berger, quien fue más corrupto que Portillo pero es oligarca) pudo obedecer a la complicidad entre los oligarcas y la CICIG de entonces, ¿no será que la actual lapidación de Baldizón se debe a compadrazgos similares?

Y mucho ojo: no estoy defendiendo al petenero. Nunca he vendido mi pluma y sería un imbécil si lo empezara a hacer ahora; además, él no necesita de mí para defenderse porque para eso le sobran recursos. Sólo digo lo que otros callan y que tiene que ser incluido en el análisis de esta coyuntura de feliz destape de cloacas. Lo que hace Baldizón en cuanto a atacar a sus contrincantes y a la CICG, eso no se lo callan los otros y por eso no lo comento ahora.

5. Que cuando la oligarquía vio que su “revolución de colores” —sobrepoblada de indignados biempensantes— se transformó en un movimiento anti-sistémico, ordenó a sus movilizados ya no asistir a la plaza, con lo cual, sin querer, contribuyó a depurar el movimiento ciudadano, el cual por desgracia se contaminó después de un inducido hedonismo festivo que acabó en alegres consumos musicales.

6. Que las propuestas del Tribunal Supremo Electoral y la Plataforma Nacional para la Reforma del Estado implican una innecesaria duplicación de esfuerzos para lograr cambios leves en las leyes sin tocar el corazón del sistema corrupto, y que infelizmente las organizaciones populares que participan en la Plataforma se desmovilizaron de la calle para circunscribir su acción a la lucha burocrática.

Hay más sobre lo que otros callan. Pero baste por hoy reiterar que, a estas alturas del destape del alma podrida del sistema político local, las elecciones generales de septiembre han perdido toda legitimidad y sentido jurídico y ético, pues la crisis política es tal en tanto que la institucionalidad democrática se quedó sin contenidos y sin operadores idóneos. Si en la arena electoral nadie puede juzgar a nadie porque ninguno tiene la solvencia moral que se lo permita, es obvio que las acusaciones entre candidatos no pasan de ser una mala puesta en escena, y el reclamo legalista de la necesidad de las elecciones un ingenuo (o cínico) estertor de fallida solemnidad.

…cuando la oligarquía vio que su “revolución de colores” —sobrepoblada de indignados biempensantes— se transformó en un movimiento anti-sistémico, ordenó a sus movilizados ya no asistir a la plaza, con lo cual, sin querer, contribuyó a depurar el movimiento ciudadano, el cual por desgracia se contaminó después de un inducido hedonismo festivo que acabó en alegres consumos musicales.

Mario Roberto Morales
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