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Esta ley está dedicada a la sociedad civil que se ha fortalecido desde Izabal hasta Huehuetenango y ha salido a las calles a levantar su voz, porque no quieren vivir de rodillas frente a los crímenes y la corrupción de funcionarios o empresas que irrumpen en nombre del “progreso”.

Irmalicia Velásquez Nimatuj

La arrogancia finquera del presidente Alejandro Giammattei de gritar, ironizar o imponer sus ideas es una imagen a la que solo le falta sostener un chicote y levantarlo para que los súbditos le teman o tiemblen para evitar latigazos, mientras que a quienes él representa y le sirve, le aplauden. Esa fue su actitud desde la campaña y la estableció el día de la toma de posesión, en donde los gritos fueron la regla y el hilo conductor de sus ideas.

Giammattei, en su lucha por llevar “paz, desarrollo y gobernabilidad” para las elites que representa, sancionó la Ley de ONG, por eso, en su presentación se enfocó en los elementos que a su criterio son las razones por las cuales procedió, colocando en la misma canasta a todas las ONG’s, desde las que han creado los diputados hasta las que han surgido de la sociedad civil. 

Sin embargo, esta ley está dedicada a la sociedad civil que se ha fortalecido desde Izabal hasta Huehuetenango y ha salido a las calles a levantar su voz, porque no quieren vivir de rodillas frente a los crímenes y la corrupción de funcionarios o empresas que irrumpen en nombre del “progreso”. Ahora ya tienen el instrumento legal para reprimir a las comunidades y pueblos indígenas y a sus múltiples formas de asociación y resistencia como mecanismos de defensa; a las organizaciones de mujeres, organizaciones que defienden la madre tierra, la comunidad LGTBQ+ o a las que fiscalizan al Estado. La lista de organizaciones que son el objetivo y que destruirán es larga y son las que se oponen a que millonarios y militares evadan impuestos, compren gobiernos o violen derechos en sus fincas o empresas. 

La historia enseña que después de la sanción de leyes represivas, lo que sigue para defensores de derechos humanos es la represión, la cárcel para quienes se opongan usando el sistema jurídico, la muerte directa o indirecta para otros y luego, la toma de tierras y recursos para entregárselos en bandeja a quienes lo llevaron a la Presidencia. Solo entonces, sin importar sobre quienes pase o el costo humano, Giammattei les dirá: misión cumplida.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/]

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