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La UNAM resguardará el archivo personal de Luis Cardoza y Aragón

La fundación que lleva el nombre del escritor lo entregó a la Biblioteca Nacional

La asociación determinó que el lugar donde se hallaban los documentos dificultaba la conservación

Se optó por esa institución por los vínculos que el poeta tenía con ella

Arturo García Hernández

Los archivos personales del escritor Luis Cardoza y Aragón (Antigua, Guatemala, 1901-ciudad de México, 1992) pasarán a formar parte de los acervos del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Entre los documentos -donados al IIB por la Fundación Lya y Luis Cardoza y Aragón AC- se encuentra parte importante de la copiosa correspondencia que el poeta y novelista sostuvo con diversas personalidades de la cultura y la política mundiales.

Andrea Huerta, secretaria técnica de la fundación, informó que la decisión de poner los archivos de Cardoza y Aragón bajo la custodia de la UNAM tiene el propósito de garantizar su conservación y permitir que acceda a ellos un número mayor de investigadores interesados en la vida y obra del autor de El río; novelas de caballería o Luna Park (poesía), entre otros títulos.

La donación se hará oficial el próximo miércoles, en una ceremonia que tendrá lugar en el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional, en presencia del director de ésta, Vicente Quirarte, y de Margo Glantz, Carlos Payán, Juan Villoro y Eugenia Huerta, miembros del comité técnico que entrega el Premio de Ensayo Literario Hispanoamericano Lya Kostakowsky, instituido para honrar la memoria de quien fue compañera del escritor guatemalteco durante más de 40 años.

Cuando el ensayista y crítico de arte murió, »dejó estipulado en su testamento que se otorgara el premio de ensayo literario Lya Kostakowsky, pero no pidió que se creara la fundación». Los amigos que eligió para que formaran parte del comité del premio creyeron conveniente conservar la casa de Luis y Lya como sede del premio y como espacio para los archivos.

Sin embargo, es una casa «que necesita mucho mantenimiento y es húmeda», lo que volvió más complicado y costoso conservar en buen estado los archivos. De ahí que »los miembros del comité técnico decidieran buscar un lugar donde estuvieran en mejores condiciones».

Por eso, entre las razones para hacer la donación, Huerta subraya »las económicas» y la certeza de que el archivo estará mejor conservado.

De acuerdo con Huerta, el archivo Cardoza y Aragón pudo haber sido ofrecido en venta a alguna institución extranjera, especialmente al fondo de la Universidad de Texas en Austin, donde ya hay importantes acervos sobre la historia de México: «Lo hubieran pagado en dólares, pero habría salido del país».

La UNAM era el «espacio natural para llevarlo; don Luis trabajó en el Instituto de Investigaciones Estéticas, dio la cátedra José Clemente Orozco y tiene un disco en la colección Voz Viva de México; Lya trabajó en Radio UNAM y el archivo de su padre, el músico Jacobo Kostakowsky, también fue donado a la UNAM. Los lazos de los Cardoza con la UNAM eran muy fuertes».

Un filón documental

El archivo de Luis Cardoza y Aragón está dividido en cinco secciones. La primera es la biográfica, cuyo contenido más notable es la correspondencia general del escritor, quien mantuvo un intenso intercambio epistolar con diversas personalidades de la vida pública mundial: escritores, intelectuales, políticos, activistas sociales, etcétera.

Dada su proverbial compulsión viajera, por la que desarrolló una intensa actividad intelectual y política, esta correspondencia puede ofrecer un panorama muy interesante y preciso tanto de sus propias actividades como del contexto social y cultural de la época, desde una perspectiva privilegiada.

Tenía 16 años cuando hizo su primer viaje, a Nueva York. Posteriormente se dirigió a París, a estudiar medicina, pero abandonó la carrera para dedicarse a la literatura. Conoció y frecuentó a Pablo Picasso, a Tristan Tzara, André Bretón, Paul Eluard, Robert Desnos y Antonin Artaud. En Francia publicó su primer libro de poesía, Luna Park (1923). En 1927 viajó a Marruecos, donde escribió el libro de crónicas Fez, ciudad santa de los árabes.

La experiencia entre los poetas surrealistas y dadaístas fue decisiva en su propia evolución literaria. Por esa razón Octavio Paz lo consideró un puente entre la vanguardia europea y los poetas de su generación.

Parte de esto puede documentarse en las cartas del archivo, lo mismo que en los movimientos sociales y políticos en América Latina, especialmente en su natal Guatemala.

La segunda sección de los archivos de Cardoza donados a la UNAM contiene textos del escritor sobre artistas plásticos y escritores: poemas, artículos y ensayos originales.

La tercera sección es de material hemerográfico sobre temas diversos, dos predominantes: Guatemala y la crítica de arte.

Por cierto, el escritor publicó en la legendaria revista mexicana Contemporáneos, en torno a la cual se agruparon los escritores así llamados. Su actividad periodística también comprende la colaboración con Fernando Benítez en el suplemento cultural de El Nacional.

De 1932 a 1944 trabajó con Xavier Villaurrutia en la elaboración de un catálogo de la pintura europea en posesión de la Escuela Nacional de Artes Plásticas.

En 1944 volvió a su país para participar activamente en el movimiento revolucionario que derrocó a Jorge Ubico para poner en su lugar a Juan José Arévalo. De ello da cuenta pormenorizada en su libro Guatemala, las líneas de su mano.

En 1947 lo nombraron embajador en Colombia, Chile y Francia. Fue justamente en un viaje de trabajo a Colombia cuando conoció a Lya Kostakowsky, con quien se casó y vivió hasta la muerte de ella, en 1988.

Aunque las primeras andanzas de Cardoza y Aragón por nuestro país datan de la década de los 30, se estableció de manera definitiva a partir de 1952. Aquí es donde realizó la mayor parte de su obra.

La cuarta sección de los archivos está dedicada a Lya, de quien hay información curricular y familiar, además de un epistolario.

Viene a cuento recordar que el padre de Lya, Jacobo Kostakowsky, vivió y escribió toda su obra musical en México. Se nacionalizó en 1930. Sus propios archivos fueron donados a la UNAM en 1990.

La quinta sección de los archivos contiene más de 500 fotografías, así como algunos videos. Una muestra con una selección de estas fotos, titulada Pasiones y furias y dulzuras, será abierta el miércoles, durante la ceremonia de donación de los archivos de Cardoza y Aragón.

El ordenamiento de los archivos que ahora estarán custodiados por la UNAM se llevó a cabo en 1996, por iniciativa de Guillermo Sheridan. Se pidió un apoyo al Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, y se pagó a tres investigadores para realizar el trabajo: María Isabel González, Gustavo Jiménez Aguirre y María Isabel Torres. Fue durante el periodo de Mónica Espinosa como secretaria técnica de la fundación.

En una segunda etapa -en 1997- Beatriz Montes Rojas y Armando Rojas Rosales realizaron el inventario de los archivos expediente por expediente.

Fuente: [http://www.jornada.unam.mx/2005/05/16/index.php?section=cultura&article=a07n1cul]