La salud es un derecho humano
Jaime Barrios
Guatemala parece haberse estancado en sus niveles de subdesarrollo e incluso se ha retrocedido. Se trata de un país donde no se han respetado históricamente los derechos humanos, que no se han entendido ni protegido por parte del Estado. Al contrario, se han estigmatizado.
El derecho a la salud es uno de los fundamentales. La Constitución de la Organización Mundial de la Salud sostiene que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano”. Ya en 1948 entró en vigor dentro del sistema de Naciones Unidas. Pero el país no ha sabido cumplir con los compromisos adquiridos en el tema de salud, nutrición y protección de la infancia. Los indicadores resultan contundentes y no hay necesidad de repetirlos. Sirva solo recordar que recientemente se hacía pública la continuación de casos de mortalidad infantil por hambre; es decir, inanición total, lo que indica la falta de seguridad alimentaria en Guatemala a pesar del pomposo programa de “Hambre Cero”, tan publicitado por el general Otto Pérez Molina y su gobierno, hoy preso él junto con cerca de 60 personas por corrupción.
De ahí que resulta deleznable e inaceptable que esta corrupción haya incluido también a los servicios de salud. Otro militar, Juan de Dios Rodríguez, exsecretario del general Pérez Molina, está sindicado de contratos ilegales y sobornos cuando estuvo en funciones de presidente de la Junta Directiva del Seguro Social (IGSS). Se trata de oscuras licitaciones con la empresa Pisa, que incluirían diálisis. Se sabe que al menos 13 pacientes perdieron la vida por la falta de equipos, facturados y declarados en funciones cuando no existían o no estaban en condiciones de practicar las diálisis que salvan vidas a los enfermos de riñones.
Nuevamente un militar guatemalteco implicado en graves movidas de corrupción. Fue miembro, como indica una publicación semanal, de la promoción 108, de la cual forma parte también el capitán Lima, preso y condenado por el asesinato del obispo Gerardi y ahora sindicado por la Cicig de otros delitos cometidos dentro de la prisión. Rodríguez estuvo en los años noventa vinculado a una estructura de inteligencia militar bajo el mando del general Pérez Molina, que entonces le tomó confianza. Según el Centro de Medios Independientes: “a Rodríguez el diario elPeriódico lo ha señalado en más de una ocasión de mata-amarrados, término despectivo que usan los militares para referirse a compañeros de armas que ejecutaban, en los años de las dictaduras militares, a opositores políticos”.
Pero el coronel Rodríguez no parece inmutarse ante la gravedad de las acusaciones. Según Emisoras Unidas, Rodríguez se defiende afirmando que “sirve a Dios el Altísimo, a Jehová verdadero”. ¿Será un caso más de la llamada teología de la prosperidad que tanto se ha expandido en el país? O ¿es un ejemplo de la corrupción estructural que azota Guatemala y que ha atropellado los derechos humanos, incluyendo el derecho a la salud?
Se sabe que al menos 13 pacientes perdieron la vida por la falta de equipos, facturados y declarados en funciones cuando no existían o no estaban en condiciones de practicar las diálisis que salvan vidas a los enfermos de riñones.
Fuente: [http://www.s21.gt/2016/07/la-salud-derecho-humano/]
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