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Carlos Figueroa Ibarra

Se le atribuye a un oficial chileno, en una carga contra un bastión peruano durante la guerra del Pacífico (1879-1883), el grito de “¡Viva Chile Mierda!”. La expresión se ha vuelto un grito de guerra y ha sido inmortalizado en un clásico de la poesía chilena escrito por el poeta Fernando Alegría (1918-2005). El poema es sencillamente espléndido y en una de sus estrofas dice así: “cuando alzado a medianoche nos sacude un terremoto/cuando el mar saquea nuestras casas y se esconde entre los bosques/cuando Chile ya no puede estar seguro de sus mapas/y cantamos, como un gallo que ha de picar el sol en pedazos/digo, con firmeza, ¡Viva Chile Mierda!”. Al saber las noticias de lo acontecido en ese histórico domingo 25  de octubre en Chile, no pude sino evocar el grito de guerra y el maravilloso poema escrito por el gran poeta, a quien tuve el gusto de conocer en Bolivar House del Center for Latin American Studies de la Universidad de Stanford, en ocasión de mi estancia como Visiting Scholar en1993-1994.

En Chile este 25 de octubre  la historia ha tocado las puertas del país, exactamente un año después de que la misma las había tocado por primera vez con motivo de la más grande marcha ocurrida con motivo de las grandes protestas de 2019.  En efecto el 25 de octubre de 2019, 1.2 millones  salieron a manifestar en Santiago y más de 3 millones lo hicieron en todo el país. El pasado domingo,  aproximadamente 7 millones de chilenos acudieron a votar   en el plebiscito  para aprobar o rechazar la convocatoria a una asamblea constituyente que habrá de redactar una nueva constitución. El 79% de los votantes optaron por aprobarla y también porque que el órgano que la escriba, sea una convención en su totalidad electa sin la presencia de la clase política.  Los candidatos/as de esa convención constituyente tendrán que ser ciudadanos/as y no integrantes de partidos políticos.

Se ha dicho que será difícil que la ciudadanía eluda a la partidocracia porque los requisitos para registrar candidaturas son difíciles de alcanzar sin una maquinaria electoral.  Se observará entonces una negociación para que los partidos políticos accedan lanzar candidaturas ciudadanas además de lanzar a sus propios militantes disfrazados de ciudadanos/as. La votación del pasado domingo 25 de octubre evidenció una rebelión contra los partidos políticos que cuentan con ínfimo nivel de aprobación (2%) y también una sublevación  contra las cúspides sociales del país.  De las 345 comunas (municipios) que tiene Chile, el rechazo a hacer una nueva constitución solamente ganó en cinco comunas de las cuales tres (Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea en Santiago) son los lugares de residencia de las élites adineradas.  

Pese a la transición a la democracia es convencionalmente fechada en 1990 con la llegada de Patricio Alwyn a la presidencia, la constitución pinochetista fue dogal de hierro que permitía los atavismos dictatoriales y la reproducción neoliberal. Hoy la revolución chilena iniciada en el segundo semestre de 2019, ha iniciado el fin de Pinochet.

Pese a la transición a la democracia es convencionalmente fechada en 1990 con la llegada de Patricio Alwyn a la presidencia, la constitución pinochetista fue dogal de hierro que permitía los atavismos dictatoriales y la reproducción neoliberal.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Carlos Figueroa Ibarra
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