La pobreza desde la atalaya
Un nuevo sistema económico y social se requiere, de lo contrario seguirán experimentándose fórmulas para reducir la pobreza.
Irmalicia Velásquez Nimatuj
El economista Guillermo Díaz en su artículo: /Debate sobre la pobreza/ (/elPeriódico/ 09-02-2016) planteó que en Guatemala la discusión no debe ser “cuán pobres son los pobres” a raíz del aumento de nueve puntos porcentuales de la pobreza, según la Encovi 2014 sino que “la pregunta clave a responder es ¿Cómo reducir la pobreza?”. Y presenta ideas que de aplicarse reducirían la miseria en la que viven casi diez millones.
Desde mi experiencia como antropóloga acompañando comunidades indígenas en pobreza y pobreza extrema dentro y fuera del país, no comparto ese planteamiento. Primero porque cómo reducir la pobreza, ha sido la permanente pregunta impulsada por organismos internacionales y los despachos estatales pero desde espacios privilegiados, sin poner un pie en el campo –y cuando lo hacen son visitas efímeras– menos han intentado los expertos vivir y comprender el trasfondo de esta condición. Observan la pobreza desde la atalaya y desde allí dicen cómo solucionarla.
Segundo, han homogeneizado a los pobres en un sujeto único, sin pasado, historia o identidad racial; y tercero, los asumen como los perpetuos incapaces de construir sus propios desarrollos y como los más desgraciados de las sociedades que necesitan ser salvados.
Guatemala no requiere copiar modelos eurocéntricos, por el contrario, buscar ser los otros, vivir como los otros o ver a los imperios como el modelo no nos sacará de la pobreza económica e intelectual sino será el perpetuo fracaso. Menos impulsar tesis de que los pobres son pobres porque tienen muchos hijos, hoy las mujeres indígenas tienen menos hijos que las generaciones anteriores y no dejan de ser pobres. Ni que a más educación menos pobreza, la educación es clave pero en un país concentrador de la riqueza mientras las estructuras no se transformen el acceso de unos pocos a la educación genera excepciones pero no se convierte en la regla.
El crecimiento macroeconómico ha fracasado igual que los pactos. Aunque comparto que tenemos recursos, el problema es que ahora el Estado los regala a través de la Ley de Minería. Un nuevo sistema económico y social se requiere, de lo contrario seguirán experimentándose fórmulas para reducir la pobreza.
Fuente: elPeriódico [http://elperiodico.com.gt/2016/02/13/opinion/la-pobreza-desde-la-atalaya/]
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