La oligarquía y su pacto de corruptos
Creen que con decir que Jimmy Morales no es corrupto, las investigaciones se detendrán.
María Aguilar
La semana pasada se reanudó nuevamente el juicio por genocidio contra los generales Efraín Ríos Montt y Mauricio Rodríguez Sánchez, esta vez en procesos separados y en el caso de Ríos Montt a puerta cerrada lo que no aporta al proceso de justicia, verdad y no alienta la no repetición.
En lo personal, el juicio por genocidio de 2013 y la anulación de la sentencia nunca me dejaran de doler. Ese fragmento de tiempo y espacio en el que pensé estar viendo la construcción de un país distinto. El momento en el que por fin creí que los Acuerdos de Paz se estaban materializando porque el juicio por genocidio, no representó un proceso estrictamente jurídico sino significó un cambio en el imaginario social sobre las causas y orígenes estructurales e históricos del conflicto armado que prepararon las condiciones para que en Guatemala se cometieran actos de genocidio contra la población Maya en el ocaso del Siglo XX. Actos por los cuales el Estado de Guatemala, sus elites, los militares y algunos políticos aún debe admitir responsabilidad.
Así, un 20 de mayo de 2013, indígenas y sociedad crítica soportamos el latigazo del patrón CACIF que le decía al Tribunal A de Mayor Riesgo, que en Guatemala no se cometió genocidio, ordenándole a la Corte de Constitucionalidad revertir la sentencia. Esta no fue la primera vez que las elites guatemaltecas intentaron definir la historia. En 1999, tres semanas después de la presentación del informe de la Comisión del Esclarecimiento Histórico, el entonces presidente Álvaro Arzú, publicó un campo pagado de una página en la prensa nacional repudiando las recomendaciones de la CEH (Oglesby, 20017).
Hoy, nuevamente, de manera descarada y en posición finquera, la oligarquía intenta dictar el camino político de Guatemala. Acostumbrados a intimidar a las cortes nacionales, tratan por todos los medios de amedrentar a un jurista colombiano con larga trayectoria en soportar amenazas. Creen que con decir que Jimmy Morales no es corrupto, las investigaciones se detendrán.
Aunque las elites feudales lo olviden, determinar culpabilidad es el trabajo de los tribunales, luego de una investigación y un juicio, y no producto de latigazos, presiones o gritos de patronos de finca.
Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2017/10/16/la-oligarquia-y-su-pacto-de-corruptos/]
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