La Marcha por el Agua y algo más
Los ríos han sido privatizados. Unámonos a la lucha por el derecho a ellos.
Mario Roberto Morales
La Marcha por el Agua no recibe cobertura en los medios de comunicación oligárquicos. No puede recibirla porque se trata de una multitudinaria reivindicación de un elemento vital de la naturaleza que en nuestro país ha sido privatizado por el capital corporativo transnacional y por su socia minoritaria, la oligarquía monopolista. Esta privatización se ha perpetrado mediante la desviación y embalse de los caudales de los ríos allí donde las hidroeléctricas, las mineras, las cementeras y la palma africana lo requieren. Por eso nuestros afluentes ya no llegan al mar, dañando con ello a innumerables comunidades rurales pobres, que son el producto de un sistema económico que –por su monopolismo intrafamiliar– impide el desarrollo de la pequeña y mediana empresa, la prosperidad de nuevos empresarios y, consecuentemente, el desarrollo del capitalismo.
La Marcha por el Agua es el grito iracundo de un pueblo al que le ha sido robada la posibilidad de prosperar y vivir dignamente, por el capricho de una veintena de familias que se empeñan en manejar el país como una finca, expulsando a las mayorías del derecho a la propiedad, al trabajo, al salario y al consumo, con lo que provocan masivas emigraciones hacia Estados Unidos. Lo cual, a su vez, ha dado lugar al Plan para la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica, el cual intensificará la inversión en más mineras, más hidroeléctricas y más palma africana. Es decir, en más daño ambiental y más represión para el campesino que quiere sembrar maíz, frijol, hortalizas y otros productos que asegurarían una amplia suficiencia alimentaria interna.
Unámonos a la Marcha por el Agua este 22 de abril. Que no sólo marchen los campesinos sedientos, sino también la clase media y la pequeña burguesía, o sea, los asalariados y los pequeños y medianos empresarios a los que la oligarquía no deja prosperar. Acuerpemos esta colosal marcha por la vida. Porque el agua es vida. Y permitir privatizar la vida implica renunciar a la dignidad de vivir como seres humanos aceptando ser meros animales, que es como nos percibe y trata la oligarquía. Salgamos a recibir la Marcha por el Agua este viernes. Caminemos con ella las calles de esta ciudad devaluada por el urbanismo clasista. Marchar por el agua es luchar por la vida y también contra la corrupción. No la de los políticos, sino la del sistema, que es la causa de la de los políticos.
Después de la Marcha por el Agua, los invito a asistir a la Segunda Semana Académica Cubano-Guatemalteca “Manuel Galich”, del 25 al 29 de abril en la Escuela de Ciencia Política de la USAC (ECP), en el Museo de la Universidad (MUSAC) y en el Teatro de Cámara Hugo Carrillo. Habrá conferencias sobre nuestro pensador; se pondrá en escena su obra /Puedelotodo vencido/; se presentará su película cubana /El último cargo/; será declarado “Dramaturgo Nacional” por la Academia Guatemalteca de la Lengua; se le otorgará su nombre al Auditorio del Colegio de Abogados; se hará una exposición fotográfica suya; se presentarán y obsequiarán al público sus libros, así como la producción editorial del Centro de Estudios Latinoamericanos “Manuel Galich” (CELAT) de la ECP, y se celebrará todo con sendos cocteles en el MUSAC, en el Teatro de Cámara y en la ECP. Busque el afiche-programa en la USAC y en las redes. Oiga el anuncio en Radio Universidad. Asista. Se trata de apuntalar nuestra memoria histórica, como con la Marcha por el Agua.
La Marcha por el Agua es el grito iracundo de un pueblo al que le ha sido robada la posibilidad de prosperar y vivir dignamente, por el capricho de una veintena de familias que se empeñan en manejar el país como una finca, expulsando a las mayorías del derecho a la propiedad, al trabajo, al salario y al consumo, con lo que provocan masivas emigraciones hacia Estados Unidos.
Fuente: [www.mariorobertomorales.info]
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