La gente feliz no necesita consumir
Marcela Gereda
Consumir significa producir residuos que se quedan miles de años en nuestros bosques, ríos, lagos y mares.
El viernes pasado en el denominado “Black Friday” vimos en noticieros y redes sociales cómo millones de personas alrededor del mundo entraban a tiendas con hambre eufórica que raya en lo absurdo y patológico por devorar artículos innecesarios supuestamente rebajados. Consumiendo la nada.
Cada año hay más habitantes en el planeta a la vez que disminuyen los recursos, consumir significa producir residuos que se quedan miles de años en nuestros bosques, ríos, lagos y mares. Estamos destruyendo la biodiversidad, es decir lo que hace posible el equilibrio de la vida. Estamos destruyendo ecosistemas para apagar las necesidades ficticias inventadas por un sistema de consumo. Nuestro ritmo de consumo es insostenible para el planeta, nos estamos ahogando en nuestra propia basura.
El pensador francés Serge Latouche, catedrático de Economía en la Universidad París-Sud y una de las voces mundiales más conocidas, del llamado movimiento por el “decrecimiento”, promueve vida en sobriedad, propone vivir mejor con menos y alerta de que el actual ritmo de crecimiento económico mundial es tan insostenible como el deterioro y la falta de recursos en el planeta.
Dice Latouche: “Vivimos fagocitados por la economía de la acumulación que conlleva la frustración y querer lo que no tenemos ni necesitamos”. Aboga por producir de forma inteligente así como repartir el empleo y cultivar más la vida, producir cerca de donde se vive y de forma ecológica”.
El célebre sociólogo y filósofo de origen polaco, Zygmunt Bauman, era un sociólogo de referencia para explicar la sociedad actual de consumo, el que había acuñado los conceptos de modernidad líquida, sociedad líquida o amor líquido para definir el actual momento de la historia en el que las realidades sólidas de nuestros abuelos, como el trabajo y el matrimonio para toda la vida, se han desvanecido, también señaló que en la sociedad actual toda idea que tenemos de felicidad termina en una tienda. Y cómo la sociedad de Internet lejos de “conectarnos” nos ha vuelto ciegos.
El papa Francisco dice tres cosas muy importantes sobre cómo construir una sociedad sana. La primera, recuperar el arte del diálogo con gente que piensa distinto para construir en común. La segunda, que la desigualdad está fuera de control no solo en el ámbito económico, sino también en el sentido de ofrecer a la gente un lugar digno en la sociedad. Y la tercera, la importancia de la educación para unir ambas cosas: recuperar el diálogo y luchar contra la desigualdad.
Como el papa Francisco y como Bauman, le apostamos a dejar de consumir lo innecesario, le apostamos sobre todo a la educación para construir nuevas sociedades más sanas y también más felices. Los invitamos a la feria de educación ambiental en La Antigua Guatemala, la cual se movió de fecha para el domingo 2 de diciembre junto al parque central, de diez a cinco de la tarde, en ella habrá actividades educativas, además hablaremos de apostarle al comercio justo y ecológico, cómo hacer compost, cómo hacer huertos escolares, y otras alternativas para vivir de formas más amigables con el planeta porque no hay planeta “B”. Tengamos menos y seamos más. Ahí nos vemos.
Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/11/26/la-gente-feliz-no-necesita-consumir/]
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