Dra. Olga Alicia Paz Bailey
Texto leído por la autora el 13 de agosto de 2024 en la presentación del libro El hombre lobo. Lucha clandestina, delación y sobrevivencia, de Elizabeth Osorio Bobadilla, realizada en la librería Sophos, de la ciudad de Guatemala. El título y las referencias bibliográficas fueran agregadas para esta publicación.
Quiero agradecer la invitación que me hicieron Elizabeth Osorio, F&G Editores y Sophos para comentar el libro El Hombre Lobo, lucha clandestina, delación y sobrevivencia. Éste es un libro que trata de cómo algunas víctimas de tortura atravesaron en Guatemala por un proceso de transformación, luego de ser capturadas y torturadas, de pertenecer al Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT), a ser informantes del ejército.
El libro también es una investigación de los procesos psicosociales que viven las personas en cautiverio. Elizabeth, al publicar esta investigación, se atrevió a nombrar, a hablar y romper el silencio sobre un tema que ha estado en la memoria de los sobrevivientes, pero que no han logrado socializar, muchas veces por culpa o vergüenza.
Quiero iniciar planteando que las personas que han vivido traumas hechos por seres humanos sufren efectos distintos a las personas que atravesaron otro tipo de eventos traumáticos, como catástrofes naturales, las cuales fomentan la solidaridad y el sentido de comunidad.
Cuando una persona sufre actos de extrema violencia producidos por el propio Estado, como la tortura o violencia sexual, el daño sobrepasa los mecanismos de afrontamiento y constituye una amenaza para la integridad física o psicológica, asociada con frecuencia a vivencias de caos y confusión, fragmentación del recuerdo, horror, o desconcierto. La experiencia traumática tiene un carácter inenarrable, incontrolable e incomprensible para los demás[2].
Por lo tanto, las personas no pueden hablar. El terror se convierte en una fobia al recuerdo que impide la integración del acontecimiento y fragmenta la memoria dejando percepciones visuales, preocupaciones somáticas y re actuaciones conductuales, las personas con traumas tienen miedo a recordar.
Hay silencio en los sótanos de mi personalidad, expresa Cyrulnik (2011), para hablar de la imposibilidad de representar la experiencia traumática del genocidio en Alemania.
Elizabeth rompe ese silencio. Realiza una investigación y descubre uno de los temas más ignorados en la historia del conflicto armado en Guatemala, sobre tortura y conversión. Sobre la posibilidad de sobrevivir para algunos, aunque implicaba entregar lo más preciado para la persona, sus ideales, la identidad, o el vínculo más cercano, compañeros o familia.
Este acto de escritura es, de por sí, reparador; la escritura lleva un proceso terapéutico en donde se logra organizar de alguna manera las interrogantes, pensamientos y los afectos que han estado vinculados al horror, a lo indescriptible.
Es que las víctimas de atrocidades como las que describe Elizabeth no podrían tener reparación posible si no es por el reconocimiento social de lo que vivieron, la dignificación como seres humanos, el devolverles su lugar en su grupo. Eso solo se logra nombrándolo.
Elizabeth explica que ella escribe e investiga con las preguntas que le han estado dando vueltas en la cabeza durante años: cito “llevo años acumulando preguntas y buscando respuestas sobre el comportamiento de algunos militantes del Partido Guatemalteco del Trabajo de aquella época, que prestaron colaboración activa al ejército”.
Lo que ella plantea es llegar a comprender la psiquis humana y su transformación a partir de la tortura. Los procesos psicosociales que interactúan para quebrar la moral y la voluntad de las y los militantes que con su actitud generaron consecuencias funestas para para toda la militancia del PGT.
Elizabeth describe la imposibilidad para las personas sobrevivientes del terrorismo de hablar, dando un ejemplo de Argentina: Graciela Daleo decía “si hablo del horror, horrorizo a los otros y cumplo el objetivo de la represión, difundir el horror, si me callo me silencio, no nombro lo sucedido y también cumplo el objetivo del represor”.
El problema en este caso es que la represión despierta tanto en el interlocutor como en ella mismas la duda…si te pasó, “en algo estaba metida”. Esto constituyó una primera manifestación de una defensa contra el miedo para un fenómeno desconocido: “la desaparición”.
Los y las sobrevivientes no contaron con un espacio social al salir del cautiverio, despertaron en su propio grupo rechazo por la duda, si sobrevivió es porque seguramente delató a alguien.
Elizabeth se atrevió a romper el silencio, a investigar desde la psicología social el proceso de conversión: esto significa que una persona es capturada torturada y pasa a ser informante para el ejército, entrega a sus propios compañeros, muestra en donde están las casas de seguridad, armas, etc.
Elizabeth Lira explica:
En los casos de violencia ejercida por el Estado, durante los años del conflicto armado, el daño se centra en la presencia continuada de la muerte y destrucción en todos los ámbitos de la vida. Las mujeres y los hombres participaban en sindicatos, en organizaciones sociales, en la iglesia con el fin de hacer cambios positivos para ellas, las familias y la comunidad. Esta acción de cambio político constituía también su proyecto de vida. Sin embargo, paradójicamente, el sentido de vida se vuelve “en la causa de su vulnerabilidad, en la posibilidad de ser detenido, (violada), torturado, exiliado o asesinado. Simultáneamente se produce un conjunto de pérdidas acumulativas. Pérdida de derechos, pérdida del trabajo, de la tranquilidad y estabilidad familiar, perdida de seres queridos, de decidir su propia vida (Lira, Becker, Castillo 1991, p.12).
Elizabeth Osorio también se pregunta ¿cuál hubiera sido nuestra actitud? ¿Hasta qué punto habríamos aguantado? ¿Cuál habría sido nuestra elección, si es que la tenemos?
La tortura es todo dispositivo intencional, cualesquiera que sean los medios utilizados, puestos en práctica con la finalidad de destruir las creencias y convicciones de la víctima para despojarla de su identidad que la constituye como persona. Este dispositivo es aplicado por los agentes de un poder totalitario y está destinado a la inmovilidad, a través del miedo, de la sociedad gobernada. (Viñar, 1993).
A continuación, voy a citar algunos elementos que podrían explicar los mecanismos de conversión, lo que Marcelo Viñar llamó la demolición. Es importante destacar que durante la tortura:
Victimario | Víctima |
Poder | Sola |
ImpunidadAnónimo | Deshumanizada (estigma, reducido a una cualidad infrahumana) |
Dueño del lugar físico que le es habitual. Ambiente seguro | Lugar físico desconocido, cerrado y ajeno |
Tiempo | Sin tiempo propio, puede ser toda la vida, desorientado y confundido. |
Su cuerpo limpio, seguro, cubierto, sano | El cuerpo reducido al dolor, sin posibilidad de ver, moverse o percibir. Desnudo (Protocolo de Estambul) |
Un grupo de pertenencia | Sin su grupo de referencia |
Autoafirma | Impotencia |
Fuente: elaboración propia.
Luego aparece el buen torturador que te ofrece abrigo, curarte las heridas, arroparte, alimentos y un nuevo grupo social.
Puget y Kaes explican que en esta situación se puede observar una angustia similar al paciente que está muriendo con diagnóstico certero de la muerte, enfrentado a la impotencia de combatir el mal, ya no sería la muerte su angustia, sino la incertidumbre. La diferencia es que el enfermo muriente recibe atención y cuidado, en cambio el detenido, vive el máximo desamparo sostenido.
Elizabeth explica en el libro la estrategia militar: a la vez que promete vida a los militantes capturados, intenta destruir sus ideales. Brindarles condiciones favorables y luego mostrarlos como si fueran un trofeo. Se trataba de hombres y mujeres con una trayectoria, que eran respetados por sus organizaciones, queridos por sus familias. El sistema lograba que las personas detenidas se integraran y vivieran de formas similares a como lo hacían en la clandestinidad de las organizaciones. Y que todos parecieran convivir con sus captores en un ambiente de aparente familiaridad. Como si fuera un grupo social con otros valores, otras normas en donde se permiten las cosas más impensables y lo viven con normalidad.
Para encontrar explicación a la conversión, Elizabeth utiliza teoría de la Psicología social; cita a Milgram.
Milgram, en sus estudios sobre el dilema de la obediencia, descubre que las personas comunes, por el mero hecho de realizar las tareas que se les pide y sin hostilidad, pueden convertirse en agentes de un proceso terriblemente destructivo. Los factores morales pueden ser dejados de lado con relativa facilidad, por una calculada reestructuración del campo social e informativo (Milgram, 1980).
Elizabeth agrega: sobrevivir es parte inherente a todo ser humano. La parte instintiva de la naturaleza humana pone a prueba la ideología y los valores. No se nace insurgente, ni traidor, ni perverso, ni torturador. Las dinámicas sociales nos construyen, o deconstruyen.
Efectos
Además de los efectos evidentes de la tortura, las víctimas experimentan, al salir del cautiverio, estigma, aislamiento social, culpa, vergüenza, pérdida de redes solidarias o la muerte, como el caso del Hombre Lobo, a quien sus propios compañeros lo mataron para evitar que continuara entregando a más personas.
La descripción de Manolo Vela me parece muy precisa,
Esta no es una historia de héroes y traidores, sino de sobrevivientes que cargan con la pesada piedra de seguir vivos. Con la culpa de estar vivos y vivas, de querer reírse, de querer volver a ser felices, ver un atardecer, abrazar a sus hijos e hijas, darles un beso, cocinarles, lo que se mezcla con los recuerdos traumáticos, que se grabaron en olores lugares ahora reconocidos. (En la contraportada del libro que presentamos).
No quiero perder la oportunidad de preguntar a Elizabeth si este proceso de investigación y escritura ¿la modificó? ¿Le reparó? ¿Cómo fue el proceso de encontrar respuestas a tus interrogantes?
Bibliografía
Maren y Marcelo Viñar (1993) Fracturas de la memoria. Crónicas para una memoria por venir. Ediciones Trilce. Uruguay
Milgram. S. (1980) Obediencia a la autoridad, un punto de vista experimental. Editorial Desclée de Brouwer. España.
Puget y Kaes (2006) Violencia de Estado y Psicoanálisis. Editorial Lumen. Buenos Aires.
Lira, Elizabeth; Becker, David; Castillo, Ma. Isabel et al (1989/1991) Derechos humanos: todo es según el dolor con que se mira. Instituto Latinoamericano de Salud Mental y Derechos Humanos (ILAS): Santiago Chile. Versión digital accesible en https://ilas.cl/nuevo/wp-content/uploads/2021/11/Derechos-Humanos-Todo-Es-Segun-El-Dolor-Con-Que-Se-Mira-by-Lira-Elizabeth-z-lib.org_.pdf.
Cyrulnik, B (2011) Morirse de vergüenza. El miedo a la mirada del otro. Editorial Debate.
[1] Texto leído por la autora el 13 de agosto de 2024 en la presentación del libro El hombre lobo. Lucha clandestina, delación y sobrevivencia, de Elizabeth Osorio Bobadilla, realizada en la librería Sophos, de la ciudad de Guatemala. El título y las referencias bibliográficas fueran agregadas para esta publicación.
[2] Puget y Kaes (2006) Violencia de Estado y Psicoanálisis. Editorial Lumen. Buenos Aires
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