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Irmalicia Velásquez Nimatuj

Uno de los objetivos del gobierno de Joe Biden es ordenar el proceso migratorio e intentar detener las imparables olas migratorias que diariamente salen de Guatemala y de otros países centroamericanos.  Sin embargo, para lograrlo -en el caso de nuestro país-, el gobierno de EE.UU debe urgente, frontal y asumiendo las consecuencias, priorizar el combate a la corrupción estatal que está desangrando al país porque se ha establecido en corazón del mismo estado, que ahora tiene a la cabeza a Alejandro Giammattei, uno de los personajes más incompetentes, además de desalmado, malévolo, represivo, vocinglero y sobre todo corrupto que ha entregado todas las instituciones a las mafias nacionales e internaciones.  Mafias que ahora viven, actúan y saquean con despótica impunidad porque tienen las espaldas cubiertas dado que operan dentro del sistema que han creado.  

Frente a la realidad, que ahoga a la población honesta, lograr el objetivo de la administración Biden, de ordenar la migración que huye de Guatemala, especialmente la juventud y la niñez no acompañada, resulta siendo una tarea, por un lado, compleja y honestamente casi irrealizable, que se asemeja más a la edificación de una utopía discursiva de funcionarios, dado que en el terreno y en la vida diaria, no es fácil ni técnica ni económicamente darle una salida inmediata a las causas sistémicas que se entretejen de múltiples formas desde las familias, comunidades, regiones y del país mismo, y que han dejado como única salida a la población, migrar hacia el norte.

Y por otro lado, lograr el objetivo resulta siendo un camino sinuoso y tramposo, porque los funcionarios del gobierno de EE.UU han decidido seguir negociando con el gobierno de Giammattei que representa a los responsables del caos económico, político y de salud en el que se encuentra sumida Guatemala. 

Esta decisión es difícil de interpretar, especialmente en este momento histórico, en el que la administración de Biden, como ninguna otra, cuenta con múltiples apoyos y acompañamiento de instancias, instituciones públicas y privadas, universidades, centros de pensamiento, iglesias, fundaciones entre otras,  que trabajan dentro de EE.UU como desde Centroamérica no solo interpretando la realidad sino planteando alternativas viables al desplazamiento humano, que sin precedentes contemporáneos no para de expulsar a las comunidades de la región Centroamericana y del Caribe. 

Así, el presidente Biden y su gabinete saben, con toda la información que han generado las múltiples instituciones que les apoyan, que la migración guatemalteca, que es en su mayoría indígena, no podrán detenerla sino deciden enfrentar a quienes reproducen los sistemas y ciclos de inequidad en Guatemala, de no hacerlo y de continuar sentándose y negociando con los mismísimos corruptos, no deben, entonces, criminalizar ni penalizar a las personas que buscan alternativas para huir de sus verdugos.

Fuente: [elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj