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La CICIG y los promotores del odio

Danilo Santos

Oscar Wilde en un viaje a los Estados Unidos en 1882, luego de conocer un poco de su cultura, dijo: “Estados Unidos es el único país que ha pasado de la barbarie a la decadencia sin la civilización de por medio”. ¿Qué diría ahora? En otra columna nos ocuparemos de eso.

Regresando al aforismo de Wilde sobre el país del norte, este solo es permitido a personajes de los tamaños del escritor irlandés, sin embargo, parafraseándolo podríamos aplicar uno parecido a la Guatemala del siglo XXI “Guatemala es el país que más exitosamente transita de la barbarie a la decadencia, sin pasar por la civilización”.

Y cuando digo barbarie me remito a un tiempo que aún no termina, y que es de larga data. La decadencia está a las puertas y, la civilización no se asoma por ningún lado. La cultura guatemalteca ha sido modelada por la violencia, la imposición, el abuso de los que, desde el concepto del poder de Weber, son capaces de “imponer su propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera sea el fundamento de esa probabilidad”.

El chapín promedio aprendió en los espacios de socialización más comunes; la escuela, la familia, instituciones modeladoras de sociedades, de culturas; a ser racista, machista, excluyente y centralizador. La manera en que violentamente se imponen ideas, dinámicas sociales, patriarcales y conservadoras son una lección muy bien aprendida y difícil de erradicar.

La formación de “machos dominantes” en lugar de seres democráticos y civilizados tiene como resultado la sociedad de hoy.

El Conflicto Armado fue una exacerbación de esa manera de resolver las cosas, en este caso entre clases sociales, entre el poder fáctico y grupos organizados con pensamiento social y democrático.

A 524 años de la brutalidad del mal llamado “descubrimiento de América”, a 195 del show de la “independencia”, a 191 años de la primera “Constitución Política” de corte criollo, a 145 años de la “Revolución” Liberal, a 72 años de la Revolución de Octubre, a 30 años de la última Constitución y el inicio de la “era democrática” del país, en Guatemala se vive de manera barbárica.

Ningún gobierno o partido puede por sí solo cambiar Guatemala. Es complejo, pero necesario, la solución a la incivilización en la que vivimos debe abordarse desde una propuesta profunda de cambio de valores, donde la tolerancia, el diálogo y la renuncia a la violencia nos permitan moldear una nueva cultura. De lo contrario nos veremos nuevamente enfrentados y recibiendo con ruido a la decadencia y despidiéndonos por mucho tiempo de la civilización.

Los que se ensañan contra el comisionado Velásquez y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, son los promotores del odio y la barbarie. Iván Velásquez solo cumple con su trabajo, su presencia y protagonismo es tan grande porque es así de monumental la ignominia que hemos sufrido los guatemaltecos a manos de las mafias entronizadas en el poder desde siempre. Acompañemos esta lucha contra la barbarie que apenas empieza.

La manera en que violentamente se imponen ideas, dinámicas sociales, patriarcales y conservadoras son una lección muy bien aprendida y difícil de erradicar.

Fuente: [http://lahora.gt/la-cicig-los-promotores-del-odio/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Danilo Santos Salazar