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Carlos Figueroa Ibarra

He leído la denuncia de hechos presentada por Emilio Lozoya Austin a la Fiscalía General de la Republica de México (FGR) con respecto a los hechos de corrupción  en los que se vio involucrado. Como se sabe, el ex Director General de Pemex fue capturado en España  en febrero y llegó a un acuerdo  con la FGR llamado “criterio de oportunidad” que no es más que ser testigo protegido. En su calidad de tal, Lozoya ha rendido esta declaración  con la cual se inicia  un proceso judicial histórico que involucrará a los más altos exponentes del establishment neoliberal mexicano. Leer el documento de 63 páginas  corrobora lo que ya sabíamos pero que  ahora conocemos a través de un testigo y protagonista directo. El testimonio involucra a los expresidentes  Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto, a diputados y senadores del PAN y del PRI y muy particularmente a Luis Videgaray Caso, ex secretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores del propio Peña Nieto. Videgaray aparece en el testimonio como el cerebro operativo de todas las corruptas transacciones denunciadas.

Tres son los aspectos esenciales de la corrupción delatada por Lozoya: 1) Los sobornos de Odebrecht a Peña Nieto desde que era gobernador del estado de México y posteriormente como candidato presidencial y aun siendo presidente del país. Ese dinero fue usado  para pagar consultores electorales y otros gastos de la campaña. 2) El uso del dinero de Odebrecht para sobornar a senadores y diputados priístas y panistas para que aprobaran en la cámara de senadores y en la de diputados, la llamada reforma energética que privatizó el petróleo. 3) La fraudulenta compra por parte del gobierno en 275 millones de dólares de una planta de fertilizantes que ya era chatarra a una empresa privada (Altos Hornos de México) y que a lo sumo valía 70 millones. La compensación a Odebrecht por las decenas o centenas de millones de dólares que entregó a Peña Nieto y sus operadores sería que la referida empresa recibiría un trato privilegiado en las concesiones petroleras derivadas de la privatización del petróleo.

Salinas de Gortari aparece en la narrativa de Lozoya como un cabildero del PAN que contribuyó a conseguir la voluntad de legisladores panistas a favor de la privatización del petróleo a cambio de beneficios económicos a empresas vinculadas a su hijo Juan Cristóbal. Ligados a los sobornos están los actuales  gobernadores de Querétaro y Tamaulipas y Ricardo Anaya (el candidato presidencial panista que enfrentó a AMLO en 2018). El expresidente Felipe Calderón y José Antonio Meade, el rival priísta de Andrés Manuel también en 2018, aparecen involucrados en un leonino contrato de suministro de etano con 25% de descuento con Braskem (filial de Odebrecht). Como consecuencia de las declaraciones de Lozoya unas 70 personas serán investigadas.

Crece el clamor por llamar a juicio a los cinco expresidentes neoliberales (1988-2018). López Obrador ha dicho que se hará si ello se decide en una consulta popular. Para allí vamos en este momento. Indudablemente, vivimos tiempos interesantes.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Carlos Figueroa Ibarra
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