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La asfixia económica al Ministerio Público

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt

Cuando el gobierno de Pérez Molina y Baldetti la emprendieron contra la CICIG e hicieron ver que no renovarían el mandato porque “ya podemos caminar solos en la lucha contra la impunidad”, escribí varios artículos sobre la forma en que estaban ahorcando al Ministerio Público reduciendo sus asignaciones con la intención de limitar el campo de acción de la Fiscal General. Ya por esos días los dos altos funcionarios se habían desencantado por el papel que estaba jugando Thelma Aldana que no resultó ser la clase de Fiscal que querían todos los que se han dedicado a manejar la administración de justicia para ponerla al servicio de la impunidad.

Pero lejos de que enmendaran su actitud, decidieron cerrar más el chorro hasta provocar una especie de asfixia en el Ministerio Público limitando por completo su capacidad de ampliar cobertura y mejorar el rendimiento en la persecución penal que por mandato de la Constitución le compete. Las instrucciones a Finanzas Públicas fueron precisas en el sentido de que las asignaciones deberían trasladarse con cuenta gotas.

Uno pensaría que al cambiar el Presidente de la República, Maldonado Aguirre, que es profesional del derecho, actuaría para corregir el entuerto, pero aparentemente al ministro de Finanzas nadie le dijo que las cosas habían cambiado radicalmente y que tenía que ponerle fin al cerco económico impuesto por instrucciones precisas de la anterior Vicepresidenta en contra del Ministerio Público que había resultado más independiente de lo que ellos podían aceptar.

El problema de funcionarios que actúan abyectamente ejecutando órdenes ilegales y perversas es que no tienen el alcance de entender cuando ya terminó un ciclo y necesitan que alguien se los explique detalladamente porque sus alcances son realmente limitados. Por ello es que ahora corresponde a Maldonado Aguirre girar instrucciones precisas y contundentes al Ministerio de Finanzas para que cese el acoso al Ministerio Público y se cumpla, por lo menos, con los montos asignados que son de todos modos insuficientes para las necesidades que hay en el sector justicia.

La falta de recursos en el Ministerio Público ha sido secular, pero se nota y se siente más cuando la institución muestra voluntad real de convertirse en una pieza importante en la administración de justicia y en la lucha contra la impunidad. No olvidemos que el tema de la corrupción nunca fue parte de la agenda del MP precisamente porque la elección de Fiscal General iba atada al compromiso de hacerse de la vista gorda frente a ese tipo de delitos y por ello la fiscalía contra la corrupción era casi tan inútil como la Contraloría de Cuentas. Al fin y al cabo ambos instrumentos de control y fiscalización estaban atados con el mismo compromiso.

Pero cuando el MP hizo efectiva su alianza con la CICIG para emprender la lucha contra la corrupción todo cambió y ahora, más que nunca, hace falta un enfoque diferente al tema de los recursos necesarios para realizar el trabajo.

La situación del Ministerio Público es una vergüenza y el Presidente debe actuar de inmediato.

Fuente: [http://lahora.gt/la-asfixia-economica-al-ministerio-publico/]