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Autor: Por Eleázar Adolfo Molina Muñoz

(…) Todas las dictaduras, de derechas y de izquierdas, practican la censura y usan el chantaje, la intimidación o el soborno para controlar el flujo de información. Se puede medir la salud democrática de un país evaluando la diversidad de opiniones, la libertad de expresión y el espíritu crítico de sus diversos medios de comunicación.
Mario Vargas Llosa

I. El peruano universal.
Jorge Mario Pedro Vargas Llosa, nació en Arequipa, Perú, un 28 de marzo de 1936. Es considerado el más completo novelista de Latinoamérica. Autor de novelas y ensayos con riqueza literaria invaluable. Candidato presidencial en las elecciones peruanas de 1990, evento que desencadeno su posterior exilio a España, en donde recibe la ciudadanía española en 1993. Personaje importante dentro del Boom Latinoamericano, ya que ayudo a formarlo, experimentarlo y exponerlo. Alcanza la fama en la década de los ‘60s con novelas como “La ciudad y los perros”, “Conversación en la catedral”, “La casa verde”. En esta misma década publica Los Cachorros, obra que comentaremos en el presente texto. Reconocido con el premio Cervantes de 1994 y el Príncipe de Asturias de 1986; premiado por la academia sueca en el 2010 con el premio Nobel de Literatura por “su cartografía de las estructuras del poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, su rebelión y su derrota”.

II. Pinceladas de un lienzo.
Los Cachorros, novela breve de Vargas Llosa, se encuentran en los principios de su extensa obra literaria. Demuestra que el autor, es un ágil escritor que manejaba a placer todas sus facultades literarias.
Vargas Llosa es uno de los máximos exponentes del boom literario, tendencia a la que ayudo a formar, consolidar y exponer. Los Cachorros, es una novela breve bajo dicha influencia, ya que podemos observar en ella el experimentalismo, el lenguaje propio del lugar, además del tinte político que domina las obras pertenecientes a la ya mencionada tendencia literaria. En las primeras novelas que Vargas Llosa realiza, se aprecia bien dicha temática, ya que experimenta de manera audaz, con su forma de escribir. En Los Cachorros, Vargas Llosa experimenta en la narrativa, ya que como podemos observar en este fragmento con el que inicia el capítulo I, el autor hace un juego entre la narración, las acciones estáticas y las escenas: “Todavía llevaban pantalón corto ese año, aún no fumábamos, entre todos los deportes preferían el futbol y estábamos aprendiendo a correr olas… y eran traviesos, lampiños, curiosos, muy agiles, voraces”.
Las letras de Los Cachorros, nos muestran un sendero muy complejo, que a veces nos puede llegar a aturdir, ya que el experimento magistral del autor, nos hace poner atención en cada detalle, en cada momento de la historia. Desde el inicio de la obra, nos demuestra su capacidad para manejar las sombras que atormentan a los personajes, pero además, maneja de forma magistral el humor y picardía que acompaña de manera única con la descripción de la caída trágica, antecedida de luchas internas, episodios memorables y sobre todo, con el dramatismo en que vive el ser sus guerras internas y su resistencia a la derrota.
III. Las estrellas de la constelación.
La historia nos presenta una amalgama de personajes, encabezados por Cuellar, que tras el accidente que sufre, se transforma en Pichulita. Cuellar, es señalado desde su aparición por Vargas Llosa, la historia se centra en la aceptación del ser, pues bien, Vargas Llosa demuestra desde la aparición, que a Cuellar le costaba ser aceptado, ya que era el más pequeño de la clase, era el más ágil; aunque su grupo de amigos lo acepta con la naturalidad propia de la infancia, Cuellar demuestra que no se acepta a sí mismo. Después de la castración que sufre por el perro Judas, suceso del cual sus amigos se salvan por diferentes vías, vemos que acepta fruto de su infancia el suceso, pero al avanzar en la historia, al darse cuenta de que crece, empieza a arrastrar las cadenas de sus defectos e inicia la lucha contra sus sombras que culminan con su muerte. Choto, Chingolo, Mañuco y Lalo, es el grupo de amigos, que lo acompañan siempre, personajes importantes en la obra, pues además de que la historia gira en torno a Cuellar, la misma podría decirse es la historia del grupo. Dicho grupo es el símbolo de una sociedad que no puede tolerar las diferencias de las demás personas, que con infantil aceptación, se burlan de los defectos de los otros. Lalo es el primero que logra “conseguir” novia. Momento en que aparecen nuevos personajes importantes en la historia. Chabuca Molina se hace novia de Lalo, acto que en el festejo juvenil de los personajes, desata una pelea entre Cuellar y Lalo, preámbulo a la guerra que vivirá el persona principal con sus defectos. Fina Salas, novia de Choto. Pussy Lañas novia de Mañuco. Chingolo logra convertirse en el novio de la China Salas. Dejando a Cuellar en soledad. Pichulita se destierra voluntariamente a la soledad, va solo al cine. Hace solo todo. Hasta que aparece Teresa, personaje que logra un cambio en la actitud mezquina de Cuellar, pero que al aceptar a Cachito Arnilla, desata el huracán de Cuellar una vez más. Cabe destacar la presencia al inicio del hermano Leoncio y del perro Judas. Además de los padres de Cuellar que guardan silencio mientras el hijo cambia abruptamente.
La obra está estructurada en seis capítulos, en donde el personaje principal Cuellar, llamado después del accidente Pichulita; y su grupo de amigos, pasan por la infancia en el colegio Champagnat. Luego su adolescencia, su juventud y llegan la mayoría a la madurez. El capítulo I, narra la llegada de Cuellar al colegio, además en las líneas finales, se describe con sumo dramatismo, la castración de Cuellar y su transformación a Pichulita. El capítulo II, narra su reincorporación a la vida de colegio, además de señalar sus intentos fallidos por aceptar sus sombras, por ser aceptado por la sociedad. El capítulo III, nos narra las jugarretas de la juventud, como se transforma en un tipo que al no ser aceptado, llega a transformarse en un inadaptado social. El capítulo IV, narra un momento importante en la historia, Cuellar se enamora y de manera radical cambia, se siente aceptado, pero su castración, lo hace temer, busca ayuda, busca apoyo, pero se da cuenta de que es imposible, vuelve a las andadas. El capitulo V, narra cómo vuelve a competir, a correr olas. Demuestra un regreso a la inmadurez. El capítulo VI, expone la muerte de Pichulita Cuellar, además de señalar que todos habían crecido ya, alcanzando la madurez de la vida.

IV. Los Cachorros.
“Todavía llevaban pantalón corto ese año…” así inicia el remolino de letras y juegos narrativos que Mario Vargas Llosa expone en esta obra. Cuellar es un niño que llega al colegio Champagnat, en donde lo ubican en el tercero A, sección que lo acoge como el compañero más bajito. Conoce al grupo de amigos que lo acompañaran en toda la historia, dicho grupo es utilizado por Mario Vargas Llosa para reflejar a una sociedad, no peruana, más bien universal, ya que acogen al nuevo compañero de manera amigable, pero todo cambia. Cuellar y sus amigos se bañan después de un partido de futbol, cuando el perro guardián del colegio, sarcásticamente llamado Judas, se suelta y ataca a los chicos, salvándose todos menos Cuellar, que sufre las mordeduras del can en sus partes nobles. Este accidente, no solo lo castra físicamente, lo castra a nivel emocional. Al principio Cuellar acepta el defecto, lo comparte con sus compañeros como un signo de la diferencia que tiene de los demás, se considera especial. Es más su apodo Pichulita o pichula, es un término utilizado en el Perú para referirse al órgano sexual masculino. Es aquí, en donde Vargas Llosa inicia su juego mordaz con la aceptación del ser y la guerra que emprenden las sombras para derrotar al individuo. El detonante de la lucha, es el momento en que Lalo consigue novia. Después de festejar con sus amigos la conquista amorosa, van y se emborrachan, hecho que conlleva a un enfrentamiento entre Cuellar y Lalo. Posteriormente, uno a uno de los amigos llega a conquistar a una mujer y es entonces cuando Cuellar cambia.
Pichula, se aparta de sus amigos y a criterio de las novias de estos, es un patán, aunque para estos, sea solo un loco. La verdad es que Pichulita trata de demostrar con todos sus actos su hombría. Se vuelve un patán. Sin embargo, su actitud cambia cuando conoce a Teresa y pasa tiempo con ella, la sigue a todos lados, pero nunca se anima a preguntarle si aceptaba ser su novia. Recupera sus modales, se le ve feliz, aparece una pequeña luz de aceptación. Aparece en la historia Cachito Arnilla, que sin tanto rodeo le pregunta a Teresa si quiere ser su novia, ella acepta y Pichula vuelve a ser él mismo. Vuelve a cometer las locuras, los gestos. Encuentra la muerte en un accidente vial. Sus amigos lamentan la vida que tuvo. “Eran hombres hechos y derechos…” Así inicia el párrafo final Vargas Llosa, así cierra el ciclo de la historia. Con la victoria de las sombras, derrotando a Cuellar que buscaba aceptación de otros olvidando la propia.

V. Paráclitos de letras.
El experimentalismo de Vargas Llosa, nos da como resultado una obra además de compleja, muy rápida, muy intensa y dramática. El uso de sonidos, diálogos y escenas que el autor plasma en el momento de la castración del perro Judas a Cuellar, nos da un momento memorable en el contexto de la historia, ya que marca el parte aguas de los eventos que desembocan en el final dramático. Los Cachorros, a pesar de su brevedad marcan una estrella brillante en la constelación de la literatura parida por Mario Vargas Llosa.
A la vez que el autor juega con las imágenes sonoras, para crear posteriormente imágenes visuales. Dichos juegos están plasmados en la escena de la castración, los constantes diálogos finalizados con imágenes o hechos.
Mario Vargas Llosa es reconocido por ser un narrador múltiple, pero en esta obra, al experimentar con muchas situaciones, se vuelve un narrador omnisciente mezclado con el narrador testigo. Experimento que plasma magistralmente en las letras de Los Cachorros. Además de que utiliza la acronía lineal. Ya que la historia está ordenada en toda su estructura.

VI. Puntos suspensivos.
A lo largo de Los Cachorros, Mario Vargas Llosa plasma con gran facilidad y agilidad, la lucha incesante de cada persona por aceptar sus defectos, por aceptarse tal como es.
La guerra que provoca en torno de Cuellar, demuestra un dominio único sobre los recursos literarios, sobre las formas de su narración. Fruto de un accidente y del silencio de dejarse vencer por los golpes de la vida, Cuellar muere. Vargas Llosa, enmarca, en Los Cachorros, lo que sus primeras novelas ambientadas en el Perú, resaltan. La derrota, la resistencia de las personas día a día para poder ser mejores, para poder sobrevivir. Impregnada de un pesimismo, reflejo de la sociedad en que se basa para escribir.
El peruano universal, además de exponer sus recursos literarios, levanta la voz, para poner de manifiesto, la tiranía, la indiferencia y el pesimismo en el que se vive en una región tercermundista como Latinoamérica. Pero que al final, con magistral sarcasmo, al sepultar a Cuellar, demuestra que la vida continúa, que aquellos niños al inicio de la historia, son grandes, hombres hechos y derechos. Que tienen su familia, su trabajo, que luchan cada día por sobrevivir y por aceptarse.
Antes de concluir, queda reafirmar, que la aceptación de la persona, es el tema principal de la obra, que en todas sus letras, palabras, sus giros, sus tiempos y su narración, se convierte en una piedra fundamental para poder llegar a entender la obra magistral del Nobel de Literatura. Escrita, cuando Vargas Llosa ya poseía y dominaba a placer su estilo. Nos deja una escuela enorme, de las castraciones que sufre nuestra sociedad, empezando por la persona individual, pasando a la colectiva y volviéndose al igual que el autor, en un todo universal. El autor concluye, diciendo que ellos, ya tenían arrugas, pecas, señales de la madurez física. El ciclo vital que inicia con unos niños, lo acaba con los ancianos, que lograron sobrevivir a una sociedad que crítica, por ser diferente, por pensar distinto. Que mutila porque a veces nos vemos en la necesidad de cambiar, de no ser lo que somos, con tal de que nos acepte la sociedad y nos olvidamos de aceptarnos. Aunque, como en el caso de Cuellar, nos olvidamos incluso de la aceptación de la sociedad y la propia, castrados por Judas, nos volvemos indiferentes para tratar de sobrevivir en un mundo, que castiga las diferencias.
Una historia que señala con profunda veracidad y mordaz crítica, las cadenas que sujetan a una sociedad de mente cerrada, con ideas opacas de libertad, con el yugo de la pobreza, la discriminación, la violencia desmesurada. Un relato reflejo de la América latina tan actual, como antigua, un espejo de las realidades del ser. De la persona que sufre día a día las desventajas de no llegar a ser feliz, de no aceptarse, de dejarse mutilar por las ideas erróneas de los grupos colectivos, de los hombres que le rodean.
Los Cachorros es solo una estrella de la constelación de obras literarias del peruano universal, marcadas por la protesta hacia las castraciones de la sociedad, la defensa de los ideales de libertad, la guerra eterna entre las sombras y las luces del ser, la lucha interminable de la vida. Es así que la aceptación del ser es olvidada cuando se cierne la victoria de las sombras sobre él mismo. Cuando se deja morir.

emolina