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¡Jimmy Morales, no es el Presidente de Guatemala!

El camino es largo, será duró, pero es irreversible.

María Aguilar

Jimmy Morales, no es el Presidente de Guatemala. Jimmy Morales resultó siendo el mejor títere, rodeado por los grupos de poder más viles, violentos, corruptos, ineptos y criminales que Guatemala pueda ofrecer. Mientras él vive una fantasía sobre su habilidad para presidir la nación, el país se levanta y se manifiesta en su contra. El miércoles 20 de septiembre los departamentos y la capital marcharon para decir: “No más”, para gritar “ya basta”, para dejarle claro que lo mínimo que se acepta es su renuncia, junto a la de los 107 diputados que votaron a favor de usar las leyes para asegurar su impunidad.

Las miles de voces que marcharon y protestaron, exigen una reforma profunda a la Ley Electoral y de Partidos Políticos.  A diferencia del 2015, hay esperanza al observar cómo cada vez más sectores están conscientes que el juego electoral vigente terminará matando y desangrando al país.

Morales está atrincherado y sostenido por diputados que son una combinación de ineptos, avariciosos, corruptos y criminales, financiados por sectores ultraconservadores de la oligarquía y del Ejército, quienes se niegan a soltar al país porque ha sido su fuente de enriquecimiento desde la Colonia, por eso, se rehúsan a aceptar la realidad y llaman a una mesa de diálogo.  Ni Morales, ni los diputados, menos las elites, tienen legitimidad para convocar a un diálogo. Aceptarlo sería soterrar la lucha y quemar los brotes de esperanza por un cambio estructural que ha renacido.

Este momento de indignación y conciencia no debe desaprovecharse. Ya en los departamentos, los ciudadanos están tomando acciones concretas en contra de sus diputados. Cada departamento comienza a ver el vínculo entre los candidatos a diputados, que cada elección llegan a ofrecer nimiedades a cambios de votos y terminan como millonarios y dirigentes de carteles criminales. El momento actual es una lección al electorado municipal, departamental y nacional, de que Nunca Más nuestra dignidad ni nuestros votos estarán a la venta.

El paro nacional, sin el apoyo del corrupto empresariado Cacifero, demostró que después de dos siglos de opresión, Guatemala está dispuesta a lograr su verdadera independencia. El camino es largo, será duró, pero es irreversible.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2017/09/25/jimmy-morales-no-es-el-presidente-de-guatemala/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

María Aguilar Velásquez
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