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Jimmy está en pie de guerra

Jaime Barrios Carrillo / SIGNOS

El presidente Jimmy Morales no se ha atrevido a enfrentar a la prensa, en buen chapín “no ha dado la cara” desde su regreso del fallido segundo viaje a Nueva York, donde pronunció un mal hilvanado discurso que fue la confirmación de que el presidente está en pie de guerra contra todos los sectores que combaten a la corrupción. Jimmy se aferra al puesto y a las estructuras corruptas que están en parte enquistadas en el Estado (diputados sobre todo y algunos funcionarios altos) que operan extraparlamentariamente mediante fundaciones, falsos perfiles en las redes sociales y el dinero de los sectores mafiosos y de exmilitares que conformaron el partido oficial FCN.

El diálogo no existe para la ultraderecha que Jimmy ahora representa y en la cual se atrinchera. Nunca existió esa posibilidad para esos sectores negadores del otro: los que combatieron las ideas con ejecuciones extrajudiciales. Los que solo saben usar la mentira, la distorsión desinformativa y la estigmatización del adversario mediante campañas negras. Son la parte oscura de la historia reciente de Guatemala que ahora se enganchan a un poder deslegitimado por la protesta social y por los hechos jurídicos que los señalan como corruptos.

No puede faltar la mención de dios (con minúscula) que Jimmy y sus seguidores y financistas (incluido Mariscal Zavala) no solo invocan, sino su falta de modestia y borrachera del poder los ha llevado a declarar que el presidente es en realidad el ungido de dios. Que existe un designio divino, cual talibanes de baja estofa, que hace que los adversarios estén en contra de dios. Solo les ha faltado llamar satánicos a la Cicig, al MP, a la prensa decente y a los cientos de miles de guatemaltecos que han protestado y llegado a un multitudinario paro nacional. Tampoco se han medido los portavoces extraoficiales de la maquinaria de la corrupción para acusar a la ola de protestas, y a todas las personalidades y organizaciones que se oponen verdaderamente a la corrupción, como comunistas.

Jimmy Morales no representa de ninguna manera la unidad nacional, al contrario, participa de la campaña que pretende polarizar ideológicamente a la opinión pública. Las intenciones de los sectores oscuros es descalificar a las organizaciones que luchan contra la corrupción, y en particular al comisionado Iván Velásquez, como agentes del comunismo y como operadores de la izquierda. Nada más falso, esta lucha contra la corrupción no es de carácter ideológico, pero sí tiene un signo de antagonismo irreconciliable: o estás contra la corrupción o apoyas a la maquinaria de los mafiosos encabezados por Jimmy.

La reciente visita a Izabal del presidente Morales, organizada por el sector más desacreditado de la ganadería y el agro, fue un acto patético de declaración de guerra a los sectores que se hartaron de la corrupción, en particular contra la Cicig y contra funcionarios como Julio Solórzano Foppa, quien desde la SAT ha cuestionado las ilegalidades de esos ganaderos de Izabal. El mismo Jimmy acusó inmoralmente a su antigua ministra de Salud, Lucrecia Hernández Mack, endilgándole una próxima carencia de medicinas y desafiándola a dar la cara, lo que fue inmediatamente contestado por Lucrecia Hernández de una manera contundente: el que no da la cara es Jimmy. Podemos agregar que si alguien se metió con medicinas vencidas y que hizo primero un alarde demagógico fue el mismo presidente. No faltaron en esa reunión con los ganaderos, que meses atrás pretendieron recetarse una amnistía fiscal con el apoyo del corrupto FCN en el Congreso, las alabanzas a dios y la falacia atrevida de que Jimmy es muy popular porque el pueblo votó por él. Sabrán mucho de ganado pero sus opiniones políticas realmente son vacunas.

Fuente: [http://gazeta.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Jaime Barrios Carrillo
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