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Huehuetenango sin carretera

Este tramo es una muestra de cómo se encuentran otras rutas nacionales y evidencian que Guatemala está totalmente destruida.

Irmalicia Velásquez Nimatuj

Llora sangre intentar llegar a la cabecera departamental de Huehuetenango. No importa si el tramo se realiza en transporte público o privado el resultado es el mismo, un recorrido que se agrava a partir de Cuatro Caminos, Totonicapán, porque aproximadamente el 90 por ciento de la carretera ha desaparecido. Y para no perecer en un accidente, terminar en un barranco o quedarse en uno de los cráteres, los choferes deben echar mano de su experiencia. Además, cada persona debe cargarse de una profunda paciencia porque nunca sabrá a qué hora llegará.

La destrucción de esta carretera es el mejor ejemplo de la profunda incapacidad de la gestión del gobierno de Jimmy Morales, que osa afirmar, que ha ejecutado lo que otros presidentes no han hecho. Habría que ser babosos o tontos para tomar en serio lo que este personaje expresa, cuando frente a nuestros ojos la realidad es trágica, vergonzosa e inhumana.

Este tramo es una muestra de cómo se encuentran otras rutas nacionales y evidencian que Guatemala está totalmente destruida. En mi experiencia, trabajando en comunidades del interior del país, puedo asegurar que esta es la primera vez en mi vida, que atestiguo que casi toda la red vial se encuentra intransitable. Pareciera que las principales carreteras hubieran sido sometidas a un bombardeo, donde solo han quedado pequeños trechos que se convierten en espacios para transitar de manera surrealista porque al final terminan generando temor porque no se sabe cuándo terminarán y empezará nuevamente la pesadilla.

Las condiciones en las que se encuentran las carreteras nacionales son, además, una evidencia de la intrínseca corrupción en que coexisten Estado y empresas privadas. Las investigaciones recientes del Ministerio Público y de la CICIG han evidenciado cómo las elites tradicionales y emergentes, propietarias de grandes empresas constructoras, no solo han financiado las campañas electorales sino además, se han enriquecido diseñando las peores carreteras y caminos que cada vez son más angostos. Construidos con los peores materiales y donde no hay espacio para peatones o ciclistas. Juntos gobiernos y empresas constructoras han creado una elite de presidentes, ministros diputados, gobernadores, alcaldes y burocracia que se reproduce en medio modelos corruptos que solo generan y perpetúan pobreza.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/opinion/2017/11/11/huehuetenango-sin-carretera/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj