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Honduras, dos años después

Recientemente tuve el gusto de estar nuevamente en Honduras. Sucedió porque bajo los auspicios de la Fundación Friedrich Eberth fui a presentar  el número 17 de Bajo el Volcán, la revista del posgrado de Sociología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. La misma ha sido dedicada a Honduras y contiene además de 4 artículos escritos por académicos hondureños acerca del proceso político en dicho país, entrevistas con  ocho dirigentes representativos de la resistencia hondureña.  Ésta se transformado sustancialmente en el partido Libertad y Refundación (Libre).  Al igual que en 2011, tuve la oportunidad de participar en el desfile del 1 de mayo en Tegucigalpa. Y no pude sino recordar que era lo que acontecía hace dos años y contrastarlo con lo que hoy sucede.

En aquel momento el país  y en particular el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), se encontraba en vilo ante la posibilidad del regreso del exilio del derrocado presidente José Manuel Zelaya. Recuerdo haber marchado por las calles de Tegucigalpa y culminado esa marcha en el parque central en donde tuve la oportunidad de escuchar el discurso de Xiomara Castro, la esposa de Zelaya convertida ya en una personalidad de la resistencia. Las discusiones que se observaban en aquel momento las recogí en un artículo publicado en La Hora de Guatemala el 16 de junio de 2011. ¿Podría Zelaya conservar su capital político  al regresar del exilio? ¿abandonaría el partido liberal y escogería  un camino distinto? ¿O por el contrario seguiría enzarzado en la lucha interna dentro el bipartidismo hondureño? ¿Era adecuado participar en las elecciones de 2013 o por el contrario dedicarse solamente a la resistencia social? ¿Xiomara Castro estaría a la altura de los acontecimientos y sería candidata presidencial?

Hoy buena parte de estas interrogantes han sido resueltas. Mel Zelaya sigue siendo el líder indiscutible  de  la oposición antineoliberal en Honduras y cuenta con una popularidad asombrosa. Ha abandonado el Partido Liberal y  junto a cientos de miles de hondureños se encuentra ahora en el camino de afianzar un partido propio. Desde su regreso a Honduras fue explícito en la necesidad de  participar en la contienda electoral de noviembre de 2013. Finalmente, Xiomara Castro  fue electa sin discusión como candidata presidencial de Libre. Sus perspectivas son buenas: en las elecciones primarias que realizaron los partidos Nacional, Liberal y Libre para elegir su candidato presidencial, Xiomara Castro fue la candidata más votada con más de 560 mil votos. Ciertamente los dos grandes partidos históricos de Honduras tuvieron cada uno de ellos más votos en esas primarias que las que obtuvo Libre. El partido Nacional  alcanzó más de un millón de votos, el partido Liberal sumó 720 mil mientras Libre alcanzó casi 600 mil votos. Pero se ha acusado a los primeros dos partidos de inflar sus votos como siempre sucede  para mostrar  una fuerza que puede influir en la elección de los votantes en la contienda presidencial. Particularmente en el Nacional, las acusaciones de fraude y prácticas ilegales no se hicieron esperar de parte  del candidato derrotado Ricardo Álvarez contra el ganador Juan Orlando Hernández.

Al interior del partido Libre, las elecciones internas mostraron cómo la influencia de las bases liberales es decisiva. La tendencia que proviene de la izquierda revolucionaria y los movimientos sociales alcanzó aproximadamente un 30% de los votos mientras que las diversas corrientes de liberales en resistencia obtuvieron el 70% restante. En este 1 de mayo tuve la oportunidad de escuchar a un Mel Zelaya afianzado en una postura de centro izquierda y enarbolar la bandera del “socialismo democrático”.

Una nueva Honduras está naciendo. Paradójicamente la ha hecho nacer el golpe reaccionario de junio de 2009. Lección que debería aprender la derecha extremista.

 

Carlos Figueroa Ibarra
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