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Hartazgo ciudadano: ¿punto de quiebre?

Ricardo Barrientos

Una vez que el hartazgo ciudadano logró resucitar la plaza, está por verse el resultado final del pulso entre la ciudadanía y la corrupción.

Para los estrategas de Jimmy Morales, el cálculo crítico y pivote es la manifestación ciudadana ante sus acciones. Habían acertado en cuanto a que la intentona de expulsar al comisionado Iván Velásquez produciría manifestaciones de rechazo, pero de una magnitud y un impacto muy inferiores a los de 2015. Basados en ese cálculo, decidieron embarcarse en su esfuerzo por frenar, de una sola vez, el ímpetu del esfuerzo contra la corrupción y la impunidad en Guatemala.

Como en la canción infantil de los elefantes y la telaraña, como vieron que su situación resistía, procedieron con el siguiente paso. Sin embargo, esos estrategas no anticiparon elementos que podían romper la telaraña. Uno, sin duda, es el escándalo surgido al revelarse que Jimmy Morales estaba recibiendo un sobresueldo ilegítimo y posiblemente ilegal de Q50 000 mensuales mediante un bono pagado por el Ministerio de la Defensa Nacional (Mindef). El altísimo carácter ofensivo de ese bono para el presidente, que posiblemente tiene el sueldo más alto en todo el hemisferio occidental, sumado a la opacidad y al secretismo con que el Mindef lo había manejado, inició un crescendo de indignación y enojo ciudadanos.

Pese al escándalo del bono cobrado por Jimmy Morales, los estrategas decidieron que la situación resistía y procedieron a ejecutar el plan articulado por la bancada oficialista de FCN-Nación y el Congreso de la República. Luego de que la mayoría de los diputados y las diputadas apoyaron a Morales al no aprobar el retiro de la inmunidad, el jueves, durante la sesión solemne por la independencia, Morales, por un lado, hizo caso omiso del escándalo del bono espurio y, por otro, agradeció a las y los congresistas el apoyo para mantener su inmunidad y avanzar a la captura de una cuota más de impunidad. Con ese agradecimiento, Morales sellaba un pacto de impunidad con el Congreso, con el cual pocas horas después se aprobaban de urgencia nacional los ahora tristemente célebres decretos para reformar el Código Penal.

Esta vez el cálculo de los estrategas de Morales falló, pues no solo se trató de la combinación de la revelación del bono y la aprobación de los decretos hoy defenestrados, sino también de que la ciudadanía entendió que estaba ante un pacto de impunidad entre Jimmy Morales y la mayoría del Congreso y que ese par de decretos seguramente eran solo los primeros de un plan proimpunidad mucho más amplio y agresivo. Lo que se produjo en pocas horas ya es una historia muy dramática de valentía ciudadana, la acción producto del hartazgo y de la indignación.

La reacción ciudadana logró con éxito forzar al Congreso a dar marcha atrás y dejar sin efecto los decretos espurios. Sin embargo, lejos están de darse por derrotados Jimmy Morales y su corruptela, así como el núcleo duro de diputados y diputadas pro corrupción e impunidad. Es la lucha entre la vida cómoda y la cárcel, para ellos casi entre la vida y la muerte. Seguramente ya están afinando sus cálculos de si esta semana la movilización ciudadana fue efímera o se constituirá en un movimiento anticorrupción creciente y peligroso para sus intereses ilícitos.

Jimmy Morales y el núcleo de diputados procorrupción no se rendirán. Entonces, la única forma de derrotar la corrupción es que el hartazgo ciudadano logre ahora un punto de quiebre, de no retorno, y que, como quedó demostrado el jueves por la tarde, se imponga sobre un presidente corrupto y ladrón, así como sobre un centenar de diputados estandartes del repudio ciudadano también por corruptos y ladrones.

Seguramente ya están afinando sus cálculos de si esta semana la movilización ciudadana fue efímera o se constituirá en un movimiento anticorrupción creciente y peligroso para sus intereses ilícitos.

Fuente: [https://www.plazapublica.com.gt/content/hartazgo-ciudadano-punto-de-quiebre]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

José Ricardo Barrientos Quezada
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