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Guatemala rompió cadenas

Manuel R. Villacorta O.
manuelvillacorta@yahoo.com

Durante los complejos años vividos en Guatemala producto del conflicto armado interno y de la consecuente y secular instauración de gobiernos militares autoritarios, la existencia de un sistema de justicia independiente, eficiente e implacable no era más que una ilusoria expectativa.

Creímos que con el inicio de la llamada transición a la democracia, formalmente iniciada en enero de 1986, el fortalecimiento de las instituciones y su funcionalidad efectiva eran inminentes. Pero transcurridos algunos años nos percatamos de que no estaba ocurriendo así.

En mayo de 1993 cuando el ex presidente Jorge Serrano decide romper con el orden institucional y constitucional, nos percatamos que no habíamos avanzando en nada: los poderes fácticos de siempre habían impedido el auge de la institucionalidad democrática apropiándose ilegalmente de las instancias públicas que solo le pertenecen al pueblo.

Algunos empresarios y abogados perversos, acostumbrados a someter a las instituciones a su servicio, y una mayoría de politiqueros inescrupulosos y oportunistas se matrimoniaron para negarle al pueblo su derecho a tener un Estado democrático, al servicio de todos.

Las elecciones desde entonces se convirtieron en un ritual nefasto que legalizaba la trampa cada cuatro años, mientras que el presupuesto del Estado, fue saqueado sin escrúpulos por toda clase de personajes articulados en asociaciones ilícitas.

Jamás por tanto tuvimos un gobierno responsable. Un gobierno al servicio de su pueblo. Por ende, y como consecuencia, jamás se instituyeron políticas públicas, especialmente en áreas sociales importantísimas como la salud y la educación pública. Los resultados son evidentes: hospitales miserables y escuelas que impactan por sus aberrantes condiciones.

La infraestructura nacional que debió ser el recurso más valioso para el desarrollo económico de todos, repito, de todos, fue quizá el botín más apetecido por los grandes capitales que se turnaban tramos, la apropiación de recursos y el saqueo impresionante de los fondos del Estado.

Manuel Villacorta

Una luz de esperanza surge en el horizonte. El fortalecimiento del sistema de justicia, en donde la Cicig, el MP y el OJ, están haciendo esfuerzos extraordinarios por dotar al país de tribunales independientes. Se une a ello, el surgimiento de medios de comunicación poseedores de una verdadera escudería de periodistas jóvenes valientes y decididos, que han participado activamente en la construcción de un nuevo sistema de comunicación, de información y de formación de opinión.

Pero no debe dejar de considerarse que muchos de estos jóvenes periodistas se encuentran en la provincia, trabajando en medios electrónicos, radios y estaciones televisivas de cable quizá poco conocidos en la gran urbe citadina. Pero que desde sus trincheras rurales están construyendo una nueva Guatemala.

La Guatemala golpeada allí está. Pero a pesar de ello, muchos nos sumamos con la rebeldía más contundente y transparente a seguir luchando por el rescate de nuestros derechos. El derecho a tener un país democrático e independiente. Hay esperanza. Si, Guatemala ya rompió las cadenas.

Se une a ello, el surgimiento de medios de comunicación poseedores de una verdadera escudería de periodistas jóvenes valientes y decididos, que han participado activamente en la construcción de un nuevo sistema de comunicación, de información y de formación de opinión.

Fuente: Siglo21 [http://www.s21.com.gt/]

Manuel R. Villacorta O.