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Quemadme, que mañana, donde encendáis la hoguera,
Levantará la historia una estatua para mí.

 

Me llamo Giordano Bruno, pensador y filósofo, nacido en Nola, del reino de Nápoles, en 1548. A muy temprana edad migré a Nápoles para estudiar humanidades, lógica y dialéctica, y unos años después ingresé a la Orden de los Dominicos, cambiando mi nombre de Fillipo por el de Giordano. En 1572 fui ordenado fraile dominico. Me convertí en renegado y hereje impenitente. Exiliado por muchos años, excomulgado

Crédito: Wikipedia

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tres veces por tres distintas iglesias y las tres veces perseguido, y las tres por las mismísimas razones. Desterrado casi toda mi vida: Italia, Francia, Suiza, Inglaterra, Alemania; apresado en Venecia en 1592. Se me acusó de blasfemia, conducta inmoral y herejía. Entre los cargos que me condenaron están mis opiniones relacionadas con la fe católica, la Trinidad, divinidad de Cristo y su Reencarnación, la virginidad de María, y mi creencia en múltiples mundos y múltiples vidas y la eternidad de ambos. Prisionero para quebrantar mi voluntad por ocho años y mi cuerpo reducido a cenizas en Campo dei Fiori, y luego lanzadas en el río Tiber. Todos mis libros fueron incluidos en el Index Librorum Prohibitorum después de mi muerte. Creo en el dios infinito y en la infinitud de su creación.

En el mismo recinto donde se interrogó a Giordano Bruno, por las mismas razones importantes entre ciencia y fe, en el nacimiento de la nueva astronomía y el decline de la filosofía aristotélica, dieciséis años después, el Cardenal Bellarmino, quien respondió las tesis heréticas de Bruno, interrogó a Galileo Galilei, quien enfrentó un juicio inquisitorial, y que, por suerte para él, terminó en simple abjuración. (Archivos Secretos del Vaticano)

Giordano Bruno, ¿precursor científico?
Sí, aunque su quehacer se encontraba allende la alquimia y la magia; presagiaba ya la unión venturosa, en ocasiones, entre la razón y la intuición.

Giordano Bruno, ¿visionario?
Pocos como él siguen tan vigentes, tan actuales, con su testaruda idea de universo infinito con infinitos mundos.

Giordano Bruno, ¿poeta?
Sin duda alguna.

Giordano Bruno, ¿hombre de fe?
Sin cuestionamiento, sí. Dios y el mundo son lo mismo, materia y espíritu son dos caras de la misma moneda, el universo es infinito y más allá de lo visible hay infinitos mundos, que también están habitados; este globo terrestre tiene un alma, como lo tienen todas las cosas, todo está hecho de lo mismo.

Giordano Bruno, ¿consecuente con sus ideas?
No renegó de ellas después de ocho años de cárcel aunque así sellara su muerte.

Poema a sus verdugos, de Giordano Bruno

Decid, ¿cúal es mi crimen? ¿lo sospecháis siquiera?
Y me acusáis, ¡sabiendo que nunca delinquí!
Quemadme, que mañana, donde encendáis la hoguera,
Levantará la historia una estatua para mí.
Yo sé que me condena vuestra demencia suma,
¿Por qué?…Porque las luces busqué de la verdad,
No en vuestra falsa ciencia que el pensamiento abruma
Con dogmas y con mitos robados a otra edad,
Sino en el libro eterno del Universo mundo,
que encierra entre sus folios de inmensa duración;
los gérmenes benditos de un porvenir fecundo,
basado en la justicia, fundado en la razón.

Y bien, sabéis que el hombre, si busca en su conciencia,
la causa de las causas, el último por qué
ha de trocar muy pronto, la Biblia por la ciencia,
los templos por la escuela, la razón por la fé.

Yo sé que esto os asusta, como os asusta todo
todo lo grande , y quisierais poderme desmentir.
Más aún, vuestras conciencias, hundidas en el lodo
de un servilismo que hace de lástima gemir…

Aún allá, en el fondo, bien saben que la idea,
es intangible, eterna,divina, inmaterial…
Que no es ella el Dios y la religión vuestra
Sino la que forma con sus cambios, la historia universal.

Que es ella la que saca la vida del osario
la que convierte al hombre, de polvo, en creador,
la que escribió con sangre la escena del calvario,
después de haber escrito con luz, la de Tabor.

Mas sois siempre los mismos, los viejos fariseos,
Los que oran y se postran donde los puedan ver,
fingiendo fé, sois falsos llamando a Dios, ateos
¡chacales que un cadáver buscáis para roer!…

¿Cúal es vuestra doctrina? Tejido de patrañas,
vuestra ortodoxia, embuste; vuestro patriarca, un rey;
leyenda vuestra historia, fantástica y extraña.
Vuestra razón la fuerza; y el oro vuestra ley.

Tenéis todos los vicios que antaño los gentiles
Tenéis la bacanales, su pérfida maldad;
como ellos sois farsantes, hipócritas y viles
Queréis, como quisieron, matar a la verdad;
Mas… ¡Vano vuestro empeño!… Si en esto vence alguno;
soy yo porque la historia dirá en lo porvenir;
“Respeto a los que mueren como muriera Bruno”
Y en cambio vuestros nombres… ¿Quién los podrá decir?

¡Ah!… Prefiero mil veces mi muerte a vuestra suerte;
Morir como yo muero… no es una muerte ¡no!
Morir así es la vida; vuestro vivir, la muerte
Por eso habrá quien triunfe, y no es Roma ¡ Soy Yo!
Decid a vuestro Papa, vuestro señor y dueño,
Decidle que a la muerte me entrego como un sueño,
porque es la muerte un sueño, que nos conduce a Dios…

Más no a ese Dios siniestro, con vicios y pasiones
que al hombre da la vida y al par su maldición,
Sino a ese Dios-Idea, que en mil evoluciones
da a la materia forma, y vida a la creación.

No al Dios de las batallas, sí al Dios del pensamiento,
al Dios de la conciencia, al Dios que vive en mí,
Al Dios que anima el fuego, la luz, la tierra, el viento,
Al Dios de las bondades, no al Dios de ira sin fin.

Decidle que diez años, con fiebre, con delirio,
Con hambre, no pudieron mi voluntad quebrar,
Que niegue Pedro al Maestro Jesús, que a mí ante el martirio,
de la verdad que sepa , no me haréis apostatar.

¡Mas basta!… ¡Yo os aguardo! Dad fin a vuestra obra,
¡Cobardes! ¿Qué os detiene?… ¿Teméis al porvenir?
¡Ah!… Tembláis…Es porque os falta la fé que a mí me sobra…
Miradme… Yo no tiemblo… ¡Y soy quien va a morir!…

 

El siguiente es un fragmento de la copia de la sentencia emitida contra fray Giordano de Nola, entregada al Ilustrísimo Gobernador de Roma.

[…] Por lo que, visto y considerado el proceso formado contra ti y las confesiones de tus errores y herejías con pertinacia y obstinación, aunque tú niegues que lo sean, y todo lo que se tenía que ver y considerar: propuesta primero tu causa en nuestra congregación general, celebrada ante la Santidad de Nuestro Señor el día XX de enero pasado, y votada y resuelta, hemos llegado a la siguiente sentencia.

Invocado pues el nombre de nuestro Señor Jesucristo y de su gloriosa Madre siempre virgen María, en la causa y causas anteriores al presente que vierten en este Santo Oficio entre el reverendo Giulio Monterenzi, doctor en leyes, procurador fiscal de dicho Santo Oficio, por una parte, y, por otra parte, tú Giordano Bruno mencionado, encontrado reo inquirido, procesado, culpable, impenitente, obstinado y pertinaz; por esta definitiva sentencia nuestra, de consejo y parecer de los reverendos padres maestros en sacra teología y doctores en una y en otra ley, nuestros consultores, proferimos en estos escritos, decimos y pronunciamos, sentenciamos y declaramos, a ti fray Giordano Bruno, que eres hereje impenitente pertinaz y obstinado, y que por eso has incurrido en todas las censuras eclesiásticas y penas de los Cánones sagrados, leyes y constituciones tanto particulares como generales, que a tales herejes confesos, impenitentes, pertinaces y obstinados se imponen; y como tal te degradamos verbalmente y declaramos que debes ser degradado, así como ordenamos y mandamos que seas degradado de todos los órdenes eclesiásticos mayores y menores en los cuales te habías constituido, según la orden de los Cánones sagrados; y debes ser arrojado, como te arrojamos, de nuestro foro eclesiástico y de nuestra santa e inmaculada Iglesia, de cuya misericordia has sido indigno; y ser entregado a la Corte secular, así como te entregamos a la corte de vos monseñor Gobernador de Roma aquí presente, para punirte con las debidas penas, rogándole por ello que eficazmente quiera mitigar el rigor de las leyes sobre la pena de tu persona, que sea sin peligro de muerte o mutilación de miembro.

Además condenamos, reprobamos y prohibimos todos los libros mencionados anteriormente y los otros libros escritos, como heréticos, erróneos porque contienen muchas herejías y errores, ordenando que todos los que han llegado a manos del Santo Oficio, o podrán llegar en el futuro, que sean destruidos públicamente y quemados en la plaza de san Pedro, ante las escaleras, y como tales sean considerados en el Índice de los libros prohibidos, como ordenamos que así se haga.

Así decimos, pronunciamos, sentenciamos, declaramos, ordenamos y mandamos, arrojamos y entregamos y rogamos con este y con otro mejor modo y forma que de razón podemos y debemos.

Así lo declaramos los Cardenales generales Inquisidores suscritos:
Card. Ludovico Madruzzo
Card. Giulio Antonio di Santa Severina
Card. Pietro Deza
Card. Domenico Pinelli
Card. Fra Giordano (Bernerio) d’Ascoli
Card. Ludovico Sasso
Card. Camilo Borghese
Card. Pompeo Arrigoni
Card. Roberto Bellarmino

Roma, 8 de enero de 1600

 

Algunos de los libros de Giordano Bruno son:
Del infinito, el universo y los mundos
Expulsión de la bestia triunfante; Los heroicos furores
Las sombras de las ideas
El sello de los sellos
Candelero
Mundo, magia, memoria
La expulsión de la bestia triunfante
De la magia; De los vínculos en general

 

Julio C. Palencia
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