Ayúdanos a compartir

Lucha Libre
Lucía Escobar
laluchalibre@gmail.com

Un consejo que me dieron cuando tenía hijos chiquitos fue que les hiciera creer que estaban tomando decisiones. Por ejemplo en lugar de decirles: es hora de ponerse la pijama (algo que suena a una orden), debía preguntarles: ¿qué pijama querés? ¿la roja o la blanca?  Con este pequeño giro en el planteamiento, el niño creía que se le estaba dando la oportunidad de tomar una decisión y no se percataba que en realidad era una orden y que poco importaba el color que escogiera, ya que sin darse cuenta había aceptado su condición de subordinado y de niño obediente listo a irse a dormir.

Algo así me he sentido estas elecciones, como una niña engañada. En realidad desde que tengo uso de razón y facultad de voto, ando con esa extraña sensación por la vida. Y es que nuestras opciones para aplicar el voto responsable son pocas y todas tienen grandes peros.  En apenas unos días  tendremos las elecciones más extrañas en esta disque era democrática. El panorama electoral ha cambiado constantemente, los paisajes son frágiles y efímeros, las encuestas son increíbles y las decisiones que empujan a los votantes por X o Y candidato son impenetrables.

Lo que parecía una contienda con un espíritu femenino muy fuerte fue menguando hasta convertirse en más de lo mí mismo. Thelma Aldana y Zury Ríos quedaron fuera de las elecciones por diversos motivos.  En esta ocasión la candidatura de Sandra Torres se ve liberada de obstáculos y su presidencia es casi un hecho. El único milagro podría estar en el cacareado voto en contra pero entre los que candidatos que van subiendo en las encuestas solo se ve más de lo mismo. Dan ganas de creer en los milagros y en la sorpresiva y creciente (como el mar) participación de Thelma Cabrera del Movimiento para la liberación de los pueblos, MLP.  Mujer, indígena mam, abuela y madre, campesina,  ha caminado gran parte del país conociendo las necesidades y carencias del pueblo. Quede o no quede, su participación es valiosísima para ir rompiendo las estructuras mohosas de los guatemaltecos, los pensamientos arcaicos y cavernícolas que impiden a la mayoría confiar en las habilidades sociales y políticas de una mujer indígena.  Atravesada por su condición de género y etnia, Thelma Cabrera ondea la bandera de la diversidad, promete seducir al voto rebelde y ponerle un toque emocionante a estas elecciones.

En esta ocasión, por primera vez, los guatemaltecos que viven el extranjero van a poder emitir su voto con llenar tres requisitos; estar empadronado, presentar el dpi y haber actualizado sus datos. Esperamos que estos votos desde la diáspora no sean motivo u ocasión para el fraude, si no que sean votos inteligentes y maduros. ¿Será que este nuevo caudal de electores definirá u orientará la votación, así como sus remesas modifican y nutren la economía?

Dentro de una semana tendremos un poco más claro, nuestro panorama político de los próximos cuatro años. Sea cual sea el color de pijama que escogimos o la ideología que decidimos seguir, siempre queda la opción de desobedecer, esperar que salgan los “papás del cuarto”, para quitarse todo y dormir desnudos, desafiando la autoridad. ¿Qué nos queda?

@liberalucha

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Lucía Escobar
Últimas entradas de Lucía Escobar (ver todo)