Ayúdanos a compartir

Falsarios discursos nacionalistas

Danilo Santos

La posición gubernamental respecto al papel de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala y el comisionado Iván Velásquez se endurece cada vez más. La Canciller no tiene empacho en repetir la cartilla que le dieron y vergonzosamente la recita en Naciones Unidas, el Congreso de la República y ante los Medios de Comunicación. El presidente Morales se siente respaldado por los quince minutos de atención que tuvo del presidente Trump; el empresariado se rasga las vestiduras pidiendo un clima de estabilidad para las inversiones y los verdaderos golpistas se encuentran y reencuentran planificando la salida por la fuerza del titular de la CICIG. Su miedo da miedo: porque están recurriendo a sus mejores dotes antidemocráticas para mantener el control del Estado y así salvar del cadalso a las élites corruptas y sus operadores. Por mucho que repitan sus falsarios discursos nacionalistas, Guatemala y quienes la habitamos les importamos un comino. Decía Luis Cardoza y Aragón: “Si se hurta a la universalidad, el nacionalismo es idiotez creada por idiotas, para otros idiotas. Burguesa es su raíz, cortina de humo para fechorías. Se agita el pabellón y se hacen matar borregamente multitudes proletarias.

Su imprudencia hace rato rebasó los límites de la cordura política. Proponen leyes polarizantes diseñadas para controlar y reprimir a defensores de Derechos Humanos bajo la excusa de fiscalizar a las organizaciones no gubernamentales, combatir el terrorismo o a las maras. Apalancan su delirio con la sincera necesidad de la ciudadanía guatemalteca de encontrar en el gobierno soluciones para el tan anhelado “Buen Vivir”.

Mientras se disputan el control de nuestra vida y hacienda con Washington, la realidad supera insanamente los altos niveles de resiliencia que la población ha tenido que desarrollar frente a la ausencia del Estado.

Dejemos la mala costumbre de tolerar las entelequias de los que mal gobiernan y de quienes los solapan, no esperemos que suceda la tragedia de la expulsión del comisionado Velásquez para “encendernos en patrio ardimiento…” y entonces salir a las calles a jugar el juego que quieren.

Sí, ciego total, acaso tuerto, tú que bizcamente me miras no has reparado en que yo no soy YO, el yo, el abominable yo del hombre de las nieves; / el YO narcisista de mierda; / el necio YO del egoísmo y el YO de la suficiencia; / el inmundo YO del elitismo y de la infalibilidad y de la certeza; / el impoluto YO sagaz, el vacuo YO acertado siempre; / el pútrido YO del carajo henchido de presunción, de sectarismo bestial, autoerigido en juez pendejo, fétido de orgullo, / de pedantería, de envidia miserables; / un YO podrido de insolvente profeta del pasado; / un YO de hiperbólica palabra oscura, incansable pregón de infamias antropoidales, enamorado definitivo por inocencia de la niñez atónita en una tierra que a patadas desoladamente venera. Oídme más allá de la excrementicia monotonía del servilismo, de la ceguedad y el embuste y la adulación palaciegas: yo no soy YO, la mierda del narcisista con ditirambos batida, con servidumbres y conceptos negociables. / Yo, mi YO es ellos (ellas), es vosotros, (vosotras) es el repudio de todo lo que hiere a la conciencia popular. La conciencia planetaria / popular. Mientras tanto, sigamos volando (Luis Cardoza y Aragón, Qué es ser Guatemalteco, 14).

Fuente: [http://lahora.gt/falsarios-discursos-nacionalistas/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Danilo Santos Salazar