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El nuevo presidente ignoró que en Guatemala, los indígenas han sobrevivido gracias a su capacidad de resistir y de crear alternativas de vida en medio de un sistema que ha sido creado para expoliarlos.

Irma A. Velásquez Nimatuj

Un buen número de periodistas ha expresado que, en su discurso de toma de posesión, el presidente Alejandro Giammattei Falla, abordó las necesidades de la nación. Esta es una postura que muestra la ceguera racial porque les da igual la marginalización en que ubicó a los Pueblos Indígenas, que son la mitad de la nación y a quienes minimizó al referirse a ellos como “grupos”, cuando los marcos internacionales no solo reconocen su categoría de pueblos sino, además, los derechos que les corresponden.

Además, el nuevo presidente retrató a los pueblos indígenas como víctimas perpetuas e incapaces de valerse por sí mismos a lo largo de su historia, por eso, los homogeneizó como “los olvidados y dentro de esos olvidados están los ‘grupos’ indígenas, garífunas y xincas, que han estado al margen del desarrollo”, para luego colocarse él como el salvador. En efecto, el hombre blanco, educado e iluminado, que asume el poder máximo de la nación, es el que ahora viene a salvar a los pobres, ignorantes y desnutridos indios e indias.

Si de “desarrollo indígena” se trata, primero, hay que problematizar la categoría “desarrollo”, ¿a qué desarrollo se refiere el presidente? ¿al desarrollo que arrasa los medios de vida y ha ido destruyendo la autosuficiencia de los mismos pueblos indígenas a los que se comprometió a sacar del abismo en que los han colocado las lógicas del mercado nacional e internacional? Y segundo, ¿qué significa e implica el término “desarrollo” para las comunidades y pueblos indígenas? ¿Hasta dónde puede ser una categoría homogeneizante para pueblos diversos en términos de historia, bienes comunes, territorios o aspiraciones?

El nuevo presidente ignoró que en Guatemala, los indígenas han sobrevivido gracias a su capacidad de resistir y de crear alternativas de vida en medio de un sistema que ha sido creado para expoliarlos, por eso, si “las niñas y niños malnutridos son el gran fracaso de nuestro país” y si “ellos son el faro” de su gestión, no puede proponer que para sacarlos de la exclusión histórica, la solución sea abrir los territorios indígenas al extractivismo, porque implica despojarlos de los recursos que les pertenecen y que son la base de sus vidas.

…el hombre blanco, educado e iluminado, que asume el poder máximo de la nación, es el que ahora viene a salvar a los pobres, ignorantes y desnutridos indios e indias.

Fuente: [www.elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Irma Alicia Velásquez Nimatuj