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Uno de los seres más despreciables es el que cambia en el nombre de alegatos hipócritas

Ahora que hablaba de la tragedia de los dirigentes de la revolución rumbo al exilio, se nos viene la imagen de Arbenz, ¿qué pasó con él, por qué se permitió ese nivel de humillación, cuál fue su deterioro estando afuera?
Miren: hay explicaciones grotescas y crueles. Todo lo que se ha dicho de él hay que ponerlo en duda, él era un hombre valiente, él se la jugó en las once revueltas que tuvimos, con una absoluta frialdad y eficacia, nunca estaba asustado, era un hombre valeroso en lo personal, convencido, un hombre de ideas, tampoco fue un militar normal, tenía ideas claras y un programa, además era muy modesto, creía en una revolución democrático burguesa, él no estaba pensando en los soviet, sabía que eso era una locura, todas sus enunciaciones apuntan en esa dirección, siempre recurría a personas que sabían hacer las cosas y se rodeaba de competentes para hacerlas. La selección que hizo de los militares fue también acertada, escogió a los mejores que le podían responder. No era gente de amigos, era muy desconfiado, cordial, yo lo traté muchísimo porque enamoramos a dos hermanas, yo enamoré a la hermana de su mujer y salíamos a pasear a la Feria de Agosto y ya era callado, discreto, allí lo conocí y después, la primera esposa que yo tuve fue muy amiga de su mujer, llegaban a mi casa y viceversa, era un individuo alejado de un intercambio real, nunca le oí intimidades, en fin, era muy suave.

Lo que no entiendo es por qué se dejó rodear de un grupo de maleantes como eran gran parte de los comunistas, claro, entre los comunistas había también gente de primera, como Gutiérrez, Alvarado, pero el resto, como Pellicer, esos eran maleantes. Ahora dudo si en aquella época nomás hacían el juego, y su ortodoxia hacía dudar que así pensaba el gobierno, y eso no era verdad, la Reforma Agraria se hizo contra el parecer de cualquier comunista, mentira que el partido comunista la haya trabajado. Lo más grave fue esa cosa afrentosa, retadora que tuvo el partido, sobre todo en la política exterior. Al principio daba risa, pero después vino la guerra fría, y la lucha directa con los Estados Unidos, y eso fue lo que no le perdonaron, era un mal ejemplo. Surgieron otros gobiernos iguales, Venezuela, Perú, Ecuador, Perón en Argentina, que tenía mucho de revolucionario en esa época, y cuando comenzó la guerra fría, los americanos botaron a todos y cada uno de estos gobiernos.

De la Reforma Agraria, la mera verdad no fue por ella la invasión, sino por dónde estaban las fincas. En eso, hay que considerar que la política se compone de agradecidos, allí no los había. Si preguntan dónde estaban las armas, pues en poder del gobierno, de los militares, del gobierno civil. Nosotros también estábamos armados, cada líder tenía de treinta a cuarenta armas en su casa, teníamos bombas. En el palacio estaban reunidos 3000 hombres y los militares no nos botaban, esa es la historia, pero eso no era nada, más bien eran pequeños grupos de gentes para oponerse a una posible invasión, inclusive, enfrentándose a los militares, pero para ello era necesario armar a la gente y eso no lo podía hacer Arbenz, porque el ejército no le daba a los hombres, el grupo de Arbenz no mandaba en el ejército enteramente, su grupo era una élite.

Los que tenían injerencia en los cuarteles no pertenecían a ésta, tenían el poder de no darles las armas, esa gente no peleó, se encerraron en los cuarteles. Por otra parte, Arbenz bebía mucho, copiosamente, eso lo indujo a encerrarse frente a esta situación, por ejemplo a Paz Tejada lo soslayó, un tipo de primera. Ahora: qué le pasa a ese hombre adentro, qué hubiera podido hacer, meterse en un automóvil con tres oficiales y llegar él a un cuartel y conseguir las armas, él con un grupo de gente de la frontera, salir a la pelea, eso que normalmente era de esperarse de él, pero creo que estaba convencido de que ya lo habían botado, que no había absolutamente nada qué hacer, más que morirse, y eso fue lo que no hizo. Un final muy trágico, por ejemplo, cuando se van a refugiar a la Embajada de México, la relación entre él y su mujer era espantosa, la golpeaba y gritaban los dos metidos adentro. ¿Qué estaba pasando allí? Hay cosas muy raras en esto. Después lo vi en Cuba por primera vez en el año 67, me dio una gran tristeza verlo.

A partir del virus irlandés que afectó a Arbenz, ¿por qué será que en Guatemala hay tantos borrachos con tendencia a quedarse tirados en la calle? Algo que casi no se ve en otros países. Hemos visto borrachos, pero no con esa vocación.
Los pobres ganan una porquería y los centavos que les sobran el sábado su libertad es gastárselos bebiendo, el alcoholismo es una enfermedad no un vicio y aquí se bebe desde que los niños tienen cuatro meses y los lleva la mujer a tuto, meten las madres el dedo en la chiche y se lo dan al niño, para que sienta la humedad, los indios beben de una manera espantosa, los pobres no tienen más salida que eso, en cuanto viene la prosperidad dejan de beber, los indios que manejan la economía del altiplano no beben, pero los que viven en la miseria de las laderas de 35 grados de inclinación, los minifundios, los pueblos esos, allí las cantinas son un lugar donde se van a tirar las diferencias de las monedas y llegan las mujeres a sacarlos, les pegan en el camino y luego, al día siguiente, amanecen golpeados.

¡Cuánta razón tenía Asturias al decir que en Guatemala sólo borracho se puede vivir! ¿Será cierto que lo dijo o es un invento?
O viajando… aunque se refería a viajes al interior del país. Durante la revolución hubo una gran cantidad de alcohólicos, se juntaban el sábado a beber, pero era bebida de alegría, en todas las cantinas alrededor del palacio nacional se juntaban, las cantinas eran como repúblicas, bebían muy duro, era cosa de la hombría, beber.

¿Cómo ha sido la bebida con usted?
No he sido borracho nunca jamás, ahora me tomo una botella de vino en la noche platicando. El trago es una especie de liberación de gente oprimida, pero es y no es verdad porque los franceses son borrachos, los rusos cómo beben, de manera que yo he bebido como todo el mundo, a mí me parece que los abstemios son gente tediosa, esa gente, que es de infeliz recordación, son abstemios, de manera que yo no encuentro en beber ninguna liberación, quizás porque soy extrovertido y digo todo lo que pienso.

¿Pero sí bebe?
Por supuesto, anoche nos fuimos a cenar, me invitaron, había un excelente vino y nos tomamos como cuatro botellas. Pero no es beber, no es chupar, yo creo que Rubén Darío escribía muy bien, no por ser borracho sino a pesar de ello, pero eso de beber porque se va a inspirar, porque se pone más inteligente, no.

«Fin del mundo conocido, arrepentimientos por doquier». ¿A qué lo remite esta frase?
Para mí, uno de los seres más despreciables es el que cambia en el nombre de alegatos hipócritas y trata de justificar por la vía moral, religiosa, ideológica o por lo que se quiera, renuncias a su identidad, a su biografía personal y política. Si no, vean a estos que hace años eran izquierdistas y ahora se arrepintieron de los errores que cometieron y son empleados de los norteamericanos o del poder económico de Guatemala, me parecen abominables, así, absolutamente abominables, no puedo tener ni relaciones personales con ellos, por más que algunos de ellos sean escritores, pintores o lo que sea, y esto embona con la otra idea de que cuesta mucho envejecer con dignidad en este tiempo.

¿Nunca tuvo la tentación de ingresar a la guerrilla, don Mario?
No había guerrilla entonces, ese concepto no existía, existía el de revolución, como la mexicana. La imagen que teníamos nosotros era integral, queríamos hacer otro país, era una noción muy precisa de soluciones que venían del socialismo, de las experiencias francesas, sudamericanas, mexicanas, no había la idea de levantar pequeños grupos, pero yo estoy absolutamente seguro de que si hubiera vivido en ese tiempo me hubiera ido a la guerrilla, tengo la absoluta seguridad que si hubiera tenido 20 años por los años 60, quizá no con las primeras guerrillas, porque había militares de por medio, pero ya cuando comenzó a tener base social civil me hubiera ido, claro que sí, por la pinta de mi vida, por todo lo que había hecho.

Hoy, estoy seguro, no me iría a la guerrilla, porque considero que es una fórmula errónea, extemporánea, voluntarista. Todo movimiento revolucionario que carece de base va a hundirse en la historia, esa frase es de Lenin, no hacen revoluciones decía, si los pueblos no son revolucionarios, él logró la revolución con la parte revolucionaria de la Unión Soviética, que eran los obreros de la Rusia europea, odiaba a los campesinos, abominaba a los gulags, a esa gente conservadora. Yo creo que con el ejército que hay hoy no se pueden hacer guerrillas, porque uno no les va a ganar, ser mayoría es muy fácil.

Piensen en la revolución cubana. Ésta se pudo reproducir aquí en 15 días, ¿no es cierto?, había un sentimiento terrible antiyanqui, contra el poder económico. En Cuba existía una politización enorme porque es una isla que se comunica con toda la región, estaba politizada, incluso, por los sindicatos norteamericanos, muy avanzados, había organizaciones comunes, tenían facilidades de comunicación, estaban enterados, llegaban libros, lean la literatura cubana de los años 50, allí se ve, una revista como Orígenes no se podía hacer aquí, una revista universal.

La primera vez que se intentó fue en Salamá, Baja Verapaz, y eso se los puede contar Rodrigo Asturias, el comandante Gaspar Ilom. Cuando llegaron los campesinos, se fueron a ver al cura y dijeron allí vienen los comunistas a quitarnos la tierra, porque no conocían el fondo de la lucha.

De manera que yo creo que para un cambio profundo de estas sociedades, no se puede pensar ya más en la violencia. No hay camino para la violencia, por lo menos dentro de unos 20 años, porque los pueblos no responden, están cochinamente politizados, ideológicamente destripados por 30 años de discurso anticomunista.

Hay una historia ideológica poco conocida, alguna de esa documentación está en Cuernavaca, labor que realizó el pensador Iván Ilich. Gente como ustedes deberían entrarle al asunto, sería un enorme aporte para hacer un análisis. Se necesita una base teórica que no está clara para comprender esos fenómenos, porque hay muchas cosas profundas que hay que aclarar; por ejemplo, la división de la izquierda, recuerden la violencia irracional que había para luchar contra las izquierdas. Las acusaciones de que unos eran agentes de Washington, que de la Unión Soviética. Hay que recordar un hecho clave, la captura, el secuestro y asesinato de los 28 dirigentes del pgt. Después vinieron los conflictos del partido comunista, que eran graves, la Unión Soviética estaba en contra de las guerrillas, no les interesaba que hubiera problemas para Estados Unidos. La primera vez que hubo una declaración más o menos ambigua que permitió la injerencia de ésta en las guerrillas fue la de La Habana, en donde declararon que no era correcta la lucha armada de guerrillas, pero que las circunstancias locales podrían hacerla indispensable.

Por otra parte, los indios, no digo todos, pero son fundamentalmente conservadores, para ellos la tierra es una cosa sagrada, no es un bien como lo entendemos en Occidente. O sea, la tierra como un bien colectivo, por ello, es un cuento pensar que los indios quieren la colectivización de la tierra, la idea de la colonización fue desapareciendo durante el liberalismo, acabó con la idea de las colonias. Aquí hay un capitalismo de los pobres, la definición es de un antropólogo gringo que, aunque parezca mentira, también los hay inteligentes. Sol Tax dijo que en Guatemala hay dos clases de capitalismo: el del dólar y el del centavo.

La prueba se tiene en la capacidad económica que tienen los indios, es admirable, dominan completamente el altiplano, los mercados del altiplano, Chichicastenango, Sololá, San Francisco el Alto. El valle de Almolonga está formado por capitales de indios. Todas estas cosas no se clarificaron lo suficiente porque la idea fue que como ganó Cuba, aquí también ocurriría algo similar. Es decir, no hubo una idea clara de la confrontación, no fue levantamiento armado contra Batista, quien le había hecho difícil la vida a los negocios norteamericanos, los gringos estaban de acuerdo con la caída de Batista, no lo defendieron como defendieron a Somoza, aquí éramos una parte de la guerra fría, en el pensamiento no fue sólo contra el ejército de Guatemala, fue contra los intereses macroeconómicos de Estados Unidos.

¿Qué opinión le merece el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional y el autodenominado subcomandante Marcos, tan divinizado por Manuel Vásquez Montalbán e incluso por Regis Debray?
Él no tiene una racionalidad política, yo creo que ese movimiento fue útil porque no es posible que Marcos, que es un hombre bien inteligente, no lo hubiera sabido, no tenía la menor oportunidad de triunfar, eso no se puede hacer en México, no existe
el respaldo popular local de la población, porque hay una gran cantidad de gente que está en contra de la guerrilla. Creo que toda la energía se debe dirigir de otra manera para salir del capitalismo, porque todavía es una fuerza colosal y lo seguirá siendo durante unas décadas más, a pesar de sus deficiencias, sus podredumbres, es demasiado poderoso, porque dominan los instrumentos de poder, no es un enfrentamiento ideológico, porque además tengo la idea de que saben que hay un fin del sistema, que van para abajo.

Si no, vean, no han podido resolver lo de la droga, la corrupción en gran escala, gigantesca, no han podido resolver el problema de la acumulación de capital, menos el problema de la división catastrófica de las sociedades de pobres y ricos.

Pero a esto le falta, porque los pobres están acoplados y plegados y no tienen espíritu revolucionario, sólo un pueblo como éste le da el triunfo a gente de Ríos Montt. Cualquier análisis ideológico lo lleva a uno a la conclusión de que este sistema tiene poca viabilidad. Baste un ejemplo: la universidad central es de derecha, si llega uno a hablar allí, de qué va a hablar, si a nadie le interesa. Hay un pequeño grupo en Arquitectura y la Facultad de Agronomía, donde hay bastante trabajo muy bueno, pero es todo. Cómo va a hacer revolución una universidad que tiene 50,000 automóviles diarios, con una clase social que no había antes, es decir, una pequeña burguesía, porque los pobres no pueden asistir.

También es un error pensar que los pobres son revolucionarios, eso no es cierto, lo pobres quieren dejar de ser pobres y tener un título y no hacer nada, no les interesa nada, hay que ver la biblioteca de la universidad, registrar lo que leen los estudiantes; hay más revuelta entre grupos pequeños de la Marroquín o de la Landívar que en la Usac. Y el sindicato de maestros oponiéndose a todas las reformas educativas.

¿Qué simpatías, antipatías, cercanías o distancias ha tenido con el zapatismo?
Enormes, a mí me parece un movimiento muy inteligente y muy eficaz dentro de México, es absolutamente surrealista, cómo se concibe una guerrilla que no quiera estar metida en una montaña, pues igual a una isla, sin embargo, es una guerrilla, eso solamente se da en México.

¿Cómo recuerda los años de bandolerismo estatal corrupción hasta las cachas?
Como la peor y más larga noche de los tiempos de este país. Y claro, no es que estuviera con la guerrilla, si no porque fue obvio que era la única posible solución, puesto que se habían cerrado todas las vías de la protesta, de la manifestación, de la participación política.

Yo seguí ese movimiento lo más estrechamente posible y he escrito bastante sobre eso, por ejemplo, realicé un estudio sobre el proceso ideológico de las guerrillas con base en uno que se hizo en Cuernavaca por el Centro Intercultural de Documentación, el cidoc, dirigido por Iván Ilich, filósofo, teólogo e historiador.

Conocí a varios elementos de la primera guerrilla. Uno de ellos fue alguien de apellido Amado, casado con una mujer mayor que él, tenía una hija que era mi novia, yo lo conocí mucho, hijo de un general Amado. Entre otros, fueron la primera influencia que llegó a la guerrilla, la primera proposición teórica.

Recuerdo que el partido comunista resolvió en una reunión que hubo en Varsovia, creo, no intervenir en la violencia, porque era la época de la guerra fría y la Unión Soviética estaba a favor de la paz, era la política que estaba siguiendo y no quería problemas con Estados Unidos. Sin embargo, resolvieron en La Habana que cada partido tenía la opción de intervenir en la violencia, dependiendo de las condiciones. Estuve muy cerca de ese proceso, el libro Sociología de Guatemala salió en el año 61, pero en la Sociología centroamericana dedico un capítulo entero a la violencia. Ese contexto de guerra fría y de lucha contra la subversión, tuvo muy graves influencias para el país, en primer lugar, fue el pretexto para entregar el poder a los militares, implantar el autoritarismo ante la amenaza socialista que apuntaba Cuba. Aunque fue aprovechado por los anticomunistas para velar por los intereses norteamericanos y los propios.

También estaban varias personas metidas con la idea del cambio en Guatemala, como Pancho Villagrán Kramer, Fito Mijangos, Manuel Colom Argueta, tan sólo para mencionar algunos nombres. Recuerdo perfectamente cuando llegó la hora de la elección de Lucas, le mandaron a ofrecer a Pancho Villagrán Kramer la vicepresidencia de la República, estuvimos una noche persuadiéndolo de que esa era una perrada y que eso iba a enterrarlo.

Colom poseía claridad y mentalidad para aproximarse al problema de Guatemala y la ideología para manejar la cuestión, tenía mucho talento. Se contrarió por mi consejo: «no te metas en política, primero está un año, el progreso no se aprende de la noche a la mañana, mira cómo se maneja todo eso», pero no pudo, fue la presión de tal manera que empezó a hablar de participar, bueno, ellos derivaron en un par de años en la socialdemocracia, yo no estaba de acuerdo porque desde entonces me di cuenta que todos los partidos intermedios no sirven para nada, ni la democracia cristiana, ni la socialdemocracia, ni la socialista… no ha resuelto nada en el mundo un grupo que esté a la mitad, me parecía que había que buscarnotra dialéctica y no la guerrilla, de la cual nunca pensé que iba a tomar el poder, vi que estaba muerta, que su papel era pelear con una gran habilidad militar pero con un gran desconocimiento político que se manifiesta en que hacen un partido ahora y no saben qué hacer, porque no se han formado, y el más talentoso de ellos se murió, ése sí tenía ideas más claras.

Otra labor que pude haber hecho es evitar que pelearan los grupos de Asturias y de Monsanto, porque había diferencias entre los comunistas y los que no lo eran, porque la mayoría eran los no comunistas, pero los comunistas fueron los que manejaron el ejército de los pobres que fue lo más agresivo que había en toda el área de Huehuetenango, esa persuasión la prolongué inútilmente, no hicieron caso y después vino el análisis objetivo de lo que había sido esa etapa histórica, porque a pesar de que no tomaron el poder, a pesar de que armaron a los militares, a pesar de que auspiciaron la formación de la nueva burguesía, la más voraz y la más sinvergüenza de nuestra historia, todo surge del 60 en adelante, a pesar de todo, los pocos avances de tipo democrático objetivo que han surgido, vienen de esa resistencia, sí, la libertad que negociaron hoy en Guatemala, la libre expresión y la libre asociación, vienen de allí.

¿Cuál sería el nombre más adecuado: enfrentamiento armado, enfrentamiento armado interno, guerra civil?
Un movimiento armado de oposición, eso es exactamente lo que sucedió, nunca llegaron a pasar de los dos mil quinientos hombres armados, una típica guerrilla con una grandísima base social, como nunca había ocurrido en la historia nacional. Fue muy eficaz y luego a base de los secuestros juntaron dinero, pudieron comprar armas y minas y dinamita y todo eso.

De los nombres que más sonaron en esos años y que se han convertido en una especie de leyenda, ¿qué opinión tiene usted de Yon Sosa, lo conoció de cerca o de lejos?
No, yo sólo conocí a dos oficiales que estuvieron conmigo, que fueron los que participaron en el levantamiento del 2 de agosto, en tiempo de Castillo Armas, que deshicieron al ejército de la Liberación en un día, eran los cadetes y a éstos después los trataron como a perros, los persiguieron, muy injustamente. A Yon Sosa no lo conocí nunca, pero Paco Amado me contó mucho de él, era un hombre curioso, firme, nacionalista, convencido de que la fuerza militar era la que tenía que actuar para llegar al cargo, de allí que su levantamiento fue de fondo, esencial.

De modo que no conoció a ninguno de ellos.
Yo, de la guerrilla, no conocí a nadie, a nadie, porque yo vivía en México y ellos estaban metidos en sus cosas.

Y la obra de Mario Payeras, quien está entre los fundadores del EGP, ¿la conoció, la conoce?
Claro, yo he leído todo lo que he podido, me faltan papeles que tiene Yolanda Colom, pero lo he leído con gran devoción, me parece el tipo de mayor talento que tenía la guerrilla, un buen escritor, capaz de exteriorizar las cosas absolutamente ajenas a las ortodoxias, un independiente, y hubiera podido ser un gran escritor, notable. Yo prologué un libro de poesía de él desde Chicago.

La figura de Adolfo Mijangos sigue conmoviendo, ametrallado en su silla de ruedas, ¿lo llegó a tratar de cerca?
Fito Mijangos fue un astro lleno de luz desde muchacho, desde niño, en la universidad era un tipo que la gente amaba, con inmensa gracia, lleno de ideas, inteligente, muy talentoso, era hijo de un sinvergüenza, un tipo de la época de Ubico, que había sido funcionario, eran esos tiempos en que no robaban, era un magistrado o algo así. Sin embargo, nunca pesó lo de su padre, él se hizo camino solo, nadie nunca en la vida dijo «este es hijo de puta», tenía una mentalidad jocosa, satírica fundamentalmente, de allí que fue el huelguero ideal, que participó en las huelgas de dolores, con ideas, con chistes, con la gran broma. Es cuando llega a la política cuando se pone serio, y usa toda esa gracia que tenía. Fue un tipo peligrosísimo porque en el Congreso destripaba a sus oponentes. Tenía una buena formación, había leído mucho. Era de los preferidos de la Locha… esa historia no se ha escrito. En la casa de la Locha escondían papeles, propaganda, de ella conseguían dinero, tuvo una participación política enorme, aparte de lo que era ella y se llevó a Fito a Europa a ver a los mejores especialistas. Ya fijo en París, se casó y estudió un doctorado en letras y cuando se graduó, la Locha organizó una fiesta en un hotel, muy decoroso y entonces se pasaba la invitación y decía: «Eloísa Velásquez de González invita a usted a una ceremonia en honor del Dr…» En la fiesta estaba ella en la puerta con su marido.

¿Era ella la dueña de un prostíbulo?
Sí, por supuesto, era famosa la Locha, agarraba las muchachas, les daba plata y las casaba con policías, con artesanos, era ella la madrina de los hijos y las ayudaba. A mí nunca me gustó, pero poseía muchas artes porque era una gran persona, era más bien baja, gordezuela, con una risa muy bonita. Pero, volviendo a Fito, dejó varios textos. En todo lo que escribía había ya cierta gracia, siempre con ingenio, a los que participaron en la Huelga de Dolores no se les quita nunca, les queda eso, Miguel Ángel Asturias, Barnoya. Luego, Fito se casó con esta muchacha francesa, que era muy linda, una gran compañera de él, tuvieron una hija que se murió de cáncer, vive en París y sigue siendo muy amiga nuestra.

De Manuel Colom Argueta, ¿quisiera agregar algo?
No, no sé mucho, aparte de lo que sabe todo el mundo, que fue un extraordinario líder político, con un carisma único y fue capaz de hacer un partido serio y grande y que fue un estupendo alcalde y edificó la idea del servicio social y la política social. Era un hombre avanzado, socialdemócrata.

¿Qué tantas noticias le llegaron a usted del exilio alcoholizado de Julio César Méndez Montenegro en México?
Toda la lucha política del 45 la hicimos juntos, de modo que para mí fue una decepción terrible cuando nos nombraron embajadores a Miguel Ángel Asturias y a mí. Al día siguiente envié una carta al gobierno diciendo que no aceptaba porque no estaba de acuerdo con su gobierno.

¿Lo siguió viendo en México cuando ya la caída había empezado?
No lo volví a ver, salvo un día que llegué a sacar una visa, ahí estaba, nomás nos saludamos. Yo no sé, no tengo derecho a hacer eso pero así soy, posesivo, a mí me hace un tipo una porquería y lo corto para siempre, con la excepción de Miguel Ángel Asturias, a quien le aguanté todas sus debilidades.

¿Cuántas veces tuvo que decir no a ofrecimientos de diversas administraciones en este país, don Mario, ofrecimientos en el sentido de que usted fuera embajador de determinado gobierno?
No muchas a partir de la revolución por cierto, porque como yo me equivoqué lamentablemente y me fui de aquí, cuando subió Arbenz, esa fue una posición política que se debió a una serie de razones, hubo un momento en que tuve graves problemas, en el año 53, cuando ya se concentró la presión sobre él, y yo vivía en México y me mandó a llamar con Osegueda, con él éramos muy amigos, para convencerme de que me fuera de embajador a El Salvador, y yo le dije que no, que no podía, porque yo no pensé que fuera un buen embajador, pues no era partícipe total de lo que pensaba el gobierno, y no estaba de acuerdo con algunas cosas muy importantes suyas.

La siguiente vez que me empezaron a proponer nombramientos fue en tiempo de Cerezo, porque teníamos una amistad especial, yo vine aquí porque él me dio las garantías del regreso. Hicieron una recepción en el palacio, llegué protegido pues no sabía hasta qué extremo habían salido los militares del poder. Insistieron de nuevo y les contesté lo mismo, que yo no tenía nada qué ver con su gobierno, que mi oficio estaba reñido con esas cosas.

 

Fragmento de Pájaros feos que cantan (Mario Monteforte Toledo, Conversaciones inéditas)
de José Luis Perdomo Orellana y Gerardo Guinea Diez
Publicado por Magna Terra Editores, Guatemala, 2012