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Entre lo urgente y lo importante

lucha libre

Lucía Escobar

A principios de este mes, en Buenos Aires, Argentina, el Instituto Prensa y Sociedad, IPYS de Lima, premió, durante la COLPIN 2017 (la prestigiosa Conferencia de periodismo de investigación), a los mejores reportajes de profundidad realizados en Latinoamérica.

Contra todo pronóstico, el primer lugar fue para María Luz Nóchez, la más joven, y la única mujer periodista de El Faro en El Salvador. La investigación que la hizo ganadora de 10 mil dólares se llamó: “¿Por qué queda impune el 90% de las violaciones de menores?” Durante la premiación, la periodista dijo sentirse muy honrada de recibir el premio “por un trabajo muy duro que refleja la realidad como país de las niñas que son constantemente violadas por tema de machismo, misoginia de los hombres que creen que pueden poseer a la mujer que se les dé la gana”.

Como en casi todos los gremios, en el periodismo también campea el machismo, por esa razón es que a muchas periodistas nos sorprendió gratamente que este reportaje haya sido premiado, ya que competía con investigaciones transnacionales y de corrupción que por lo general, suelen verse como temas más “importantes” o más periodísticos.
Sin embargo, la investigación realizada por María Luz Nóchez, no solo cumple con todas las normas y formalidades del más riguroso periodismo de investigación, sino que además descubre, sensibiliza y toca un tema que de tan cotidiano, hemos llegado a normalizar. Y la violación de una niña no es normal, ni tampoco es menos importante que la corrupción o el narcotráfico que viven nuestros países. La terrible realidad que sufren las jovencitas que son violadas en El Salvador, es algo que también viven las niñas y mujeres de Brasil, Guatemala, México o República Dominicana. Todas ellas también deben soportar procesos legales que las victimizan o criminalizan. Y también en Latinoamérica hay un alto porcentaje de casos que quedan en total impunidad, cuando se trata de niñas y de violencia sexual.

Este premio debería servirnos a los comunicadores como un recordatorio de que el periodismo jamás debe deshumanizarse. Debe estar siempre al servicio de los más débiles y de quienes no tienen voz para denunciar. A veces en la cotidianidad del oficio, nos vamos yendo por lo urgente, la novedad, lo inmediato y vamos olvidando lo que realmente importa en este oficio; las vidas humanas.

Durante la COLPIN 2017, participamos en talleres técnicos y de capacitaciones en tecnología, herramientas y redes sociales. Nos perdimos durante horas en métodos de investigación y de presentación de resultados. Escuchamos por primera vez la participación de colegas de Cuba, quienes hacen un gran esfuerzo para hacer bien su trabajo en un régimen que no precisamente se destaca por su apoyo a la libertad de expresión.

Pero en realidad, nada de eso, es para mí, tan importante como las charlas que nos ponían los pies en el suelo, nos tocaban el corazón y nos recordaban por qué es que seguimos en este oficio. Escuchar a periodistas de la talla de Michael Bilton (ICIJ- Gran Bretaña) y Jerry Mitchel (The Clarion-Ledger. EE. UU.) fue como recibir una inyección de fuerza vital para seguir haciendo periodismo. Ambos, son un ejemplo del tipo de periodistas que están convencidos que pueden cambiar el mundo y que es necesario y urgente luchar contra la injusticia, el racismo y la violencia del mundo.

Ser periodista no es fácil.

Somos el blanco de muchas violencias y odios, pero somos también la voz que se alza contra lo injusto.

Fuente: [www.elperiodico.com.gt]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Lucía Escobar
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