Irma Alicia Velásquez Nimatuj
Estas palabras son un homenaje a la memoria de Carol A. Smith cientista y antropóloga social, quien se ha marchado dejando en quienes fuimos sus estudiantes un legado de ética, responsabilidad y sensibilidad por elaborar agudas preguntas acerca de los entornos sociales que habitamos, de sus problemáticas y contradicciones para responderlas a través del acercamiento y la vivencia con las poblaciones, comprendiendo las limitaciones de las metodologías y de nuestras propias visiones.
Carol llegó a Guatemala en la década de 1970 e inmediatamente notó que una de las principales contradicciones en las que se debatía el país era su ceguera política que ignoraba, para entonces, a la mayoría de la población maya, que vivía en espacios rurales segregados y sin servicios elementales. Eran pueblos ignorados e inexistentes en la memoria discursiva de la nación, al mismo tiempo que eran perseguidos por sus formas culturales diversas, a las que acusaban de ser las responsables del atraso de la nación. Ella identificó la aguda rebeldía política que las instituciones estatales buscaban minimizar y que recorría los ríos y las veredas comunitarias. Así uno de sus aportes fue mostrar que las resistencias indígenas eran históricas, que traspasaban el estado moderno y la creación de la república.
Otro de sus aportes fue el análisis que realizó sobre la permanente tensión existente entre los pueblos mayas y el Estado. Ese conflicto lo ahondó indagando en la historia, pero también desmenuzando las instituciones públicas del centro y de las periferias. Mostrando que desde los pueblos no existía una automática aceptación de la maquinaria estatal, por el contrario, desde los pueblos y sus propias instituciones se creaban y recreaban distintas estrategias para desafiar a ese organismo político que a pesar de sus intentos nunca pudo imponerse en la vida cotidiana, cultural o política. En otras palabras, el Estado guatemalteco nunca logró doblegar a los mayas.
Un tercer punto fue el reconocimiento que realizó como académica, antropóloga y acompañante de que existía una ceguera racial en la academia estadounidense que trabajaba en Guatemala y que esa posición o limitación les impedía comprender el racismo estructural que los pueblos indígenas enfrentaban. Ella reconoció que el énfasis en la opresión de clase en los análisis hasta la década de 1990 había oscurecido la posibilidad de aportar con otros lentes y acompañar desde otra perspectiva los desafíos mayas. Además, aportó en el análisis del mestizaje, de los mercados indígenas y del capitalismo dentro de los pueblos.
La doctora Smith fue parte de mi comité de disertación doctoral y fue de las pocas mentoras que durante mi trabajo de campo me visitó, me respaldó constantemente reorientando mis preguntas analíticas y redefiniendo los espacios de trabajo cuando mi propuesta dio un giro de 180 grados, frente a la crisis del café que a finales del Siglo XX arrasó con la región latinoamericana.
Fuente: [elperiodico.com.gt]
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