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En estado de postración

Edgar Celada Q.
eceladaq@gmail.com

El sábado próximo (“el 14 a las 14”, según la recordada cuña electoral de Leonel López Rodas) conoceremos el informe del primer año de gobierno del presidente Jimmy Morales.

A juzgar por lo leído en columnas de opinión de los medios impresos, por lo escuchado en entrevistas de programas de radio y TV, así como por lo expresado en las redes sociales, el mandatario llega a presentar este primer informe con una credibilidad en estado de postración.

El resultado de una encuesta realizada al inicio de la semana por Emisoras Unidas en su página de Facebook es apabullante. El 83 por ciento de los participantes respondió “malo” a la pregunta “¿Cómo considera el primer año de gobierno del presidente Jimmy Morales?”. Apenas el 6 por ciento lo calificó como “bueno”, y un escuálido 11 por ciento lo premió con el mediocre “regular”.

Así entraría a rendir su primer informe. “Si es que llega” a presentarlo ante el Congreso de la República, según acotó ayer un apreciable compañero de trabajo, experimentado conocedor de las lides políticas guatemaltecas.

Sea porque solamente envíe el informe al Legislativo (según la práctica estrenada por Otto Pérez Molina), o sea porque tenga los arrestos de subirse al podio para presentar su visión obligadamente “positiva” de su gestión, el presidente Morales parece haber perdido ya el examen del primer año.

Para su fortuna, salvo que incurra en desaguisados como los del ya mencionado OPM, puede conservar el cargo aunque la calificación ciudadana fuera peor que la obtenida en la encuesta citada. Nuestro remedo de democracia no tiene, ni por asomo, la figura de la revocatoria del mandato.

No obstante, en una especie de sueño guajiro, un gobernante con tales calificaciones al menos debería desarrollar cierta receptividad autocrítica. Preguntarse en qué consisten sus fallos. ¿Será mucho pedir?

Por lo pronto, en los próximos días seremos bombardeados por la publicidad oficial que querrá convencer, a ese 83 por ciento de escépticos, sobre su equivocada calificación porque, al fin y al cabo, “algo bueno” debe haber hecho el gobierno.

Consuelo de ilusos resulta esa búsqueda de lunares positivos en la gestión de un gobierno cuyo pecado genético es, conviene recordarlo, haber sido “elegido” por rechazo a un sistema político que se estaba cayendo a pedazos, pero frente al cual Morales tampoco era una opción transformadora.

El espejismo de elegir a “alguien distinto” alentó expectativas desmesuradas, y el despertar con la comprobación de que “el dinosaurio todavía estaba allí”, explica el estado de postración en que se encuentra la credibilidad presidencial.

Lamentablemente, el problema va más allá de que muy pocos crean ya en el presidente o que le faltan tres largos años. Lo preocupante es que el estado de postración aqueja al país entero.

Lo peor, dijimos la semana anterior en este espacio, sería que nos domine la resignación.

…en los próximos días seremos bombardeados por la publicidad oficial que querrá convencer, a ese 83 por ciento de escépticos, sobre su equivocada calificación porque, al fin y al cabo, “algo bueno” debe haber hecho el gobierno.

Guatemala, 11 de enero de 2017

Fuente: [www.s21.gt/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Edgar Celada Q.
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