El sueco incómodo
lucha libre
Lucía Escobar
@liberalucha
Desde que Sandra Jovel (acusada de intentar adoptar ilegalmente a un niño) asumió el puesto de canciller, las relaciones de Guatemala con la comunidad internacional se han deteriorado a pasos acelerados. Una tras otra, sus decisiones evidencian que su objetivo es debilitar a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, CICIG, y procurarse su propia impunidad.
Una de las últimas “gracias” de Jovel fue solicitar la salida del embajador de Suecia en Guatemala, Anders Kompass. Menos mal la Corte de Constitucionalidad frenó esta petición. Aún así, ella se apareció con todo el gabinete de la impunidad para intentar presionar a la CC.
Lo que seguramente Jovel, y sus amigos pro corrupción desconocen, es que Kompass es uno de los diplomáticos más respetados y admirados internacionalmente. Intentar echarlo del país solo evidencia una vez más, la tremenda ignorancia de este gobierno de ladrones.
El compromiso del diplomático con los derechos humanos quedó comprobado durante su trabajo en Naciones Unidas, cuando filtró a la Policía de Francia y al diario The Guardian un informe que revelaba una serie de abusos sexuales contra niños africanos cometidos por soldados franceses, que actuaban como fuerzas de paz en un campo de desplazados en la República Centroafricana. Esa franqueza y posición pro derechos humanos y de los niños, le llevó a ser removido del cargo pero también a ser reconocido como un hombre íntegro, coherente y practicante de la transparencia.
Tener a Anders Kompass como embajador es un lujo diplomático que si costara dinero, no podríamos pagarlo. Su experiencia y su conocimiento del país viene desde mucho tiempo atrás; en el año 2007 dirigió la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, OACNUDH en Guatemala. Nosotros tenemos mucho que aprender de Suecia, el primer país del mundo en tener la Ley de libre acceso a la información pública, creada en 1766 y pilar fundamental de su sólida democracia monárquica. Ahí, los funcionario públicos tiene la obligación de contestar a cualquier ciudadano, todas las preguntas sobre su cargo con rapidez y transparencia. Los suecos están convencidos que los medios de comunicación son garantes y soldados de la democracia. La fiscalización constante que tienen a sus legisladores puede parecernos excesiva a los latinoamericanos, acostumbrados a tanto robo; como cuando en 1995, Mona Shalin, una viceprimera ministra sueca usó dinero público para comprar dos barras de chocolate Toblerone por 35 dólares y al ser descubierta: ¡Dimitió a su cargo!
Anders Kompass como representante de la misión diplomática que más apoya financieramente a la CICIG, no pudo “hacerse el sueco” ante los casos de corrupción evidenciados en el país y lo expresó en público. Aquellos que no quieren que llegue por fin la primavera a nuestro país son los que intentan expulsarlo por expresarse. Pero para muchos guatemaltecos que anhelamos una democracia más sana, la presencia y acompañamiento de Anders Kompass y la embajada sueca en Guatemala, se agradece profundamente.
Fuente: [https://elperiodico.com.gt/lacolumna/2018/08/22/el-sueco-incomodo/]
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