“Nunca pierdas tu capacidad de sorprenderte.”
Herbert Meneses (1939-2021)
Jaime Barrios Carrillo
Talento, compromiso y generosidad, eso era Herbert Meneses. El cineasta guatemalteco Luis Argueta refiere que durante el rodaje de “El Silencio de Neto” en 1993 Herbert Meneses le dijo que quería mostrarle algo para ver si se podría incluir en el filme. Herbert mostró su propuesta, que consistía en un acto de magia durante el cual hacía aparecer y desaparecer una moneda. Luis Argueta aceptó la propuesta de incluirla y nos dice: «Durante la celebración del cumpleaños de su sobrino, Neto, el tío Ernesto –actuado por Herbert Meneses y que en la historia de la película se supone está de viaje- se le aparece de pronto al cumpleañero para felicitarlo, decirle que le ha dejado un regalo y mostrarle una moneda que aparentemente proviene de detrás. De la oreja izquierda de Neto. Luego, con un soplido, hace desaparecer la moneda y, le dice al sorprendido sobrino: ´Eso Neto, nunca pierdas tu capacidad de sorprenderte.` El tío Ernesto se despide y tan misteriosamente como apareció, desaparece.”
Estamos hablando de un filme trascendental en la historia contemporánea del cine guatemalteco. La película que rompió en 1994 el silencio de la industria cinematográfica poniendo al país en el mapa del cine internacional. “El silencio de Neto” obtuvo varios premios de relevancia, entre otros en el Festival de Huelva en España, el premio especial del jurado en el Festival internacional de Biarritz, Francia y otros. Esta película es un parte aguas, un antes y un después en el desarrollo contemporáneo del cine guatemalteco. Guión de Luis Argueta y Justo Chang y actuaciones de Oscar Javier Almengor, Herbert Meneses , Julio Díaz, Eva Tamargo, Eduardo Guerrero, Sergio Paz, Indira Chinchilla, Frida Henry, Patricia Orantes, Pablo Arenales, Diego Peralta, Mildred Chávez, Ingrid Hernández, Ricardo Mendizábal y Zoila Portillo.
Desde el 6 de marzo de este año Herbert Meneses no volverá a los escenarios teatrales ni actuará otra vez en nuevas películas donde pudiera mostrar su enorme talento dramático. Actor iniciado en la escuela “de la vivencia” fundada por el ruso Konstantín Stanislavski, Herbert Meneses se formó con un discípulo directo de Stanislavski, el cineasta y dramaturgo japonés Seki Kano quien dejó un enorme legado en América Latina, sobre todo en México donde formó a toda una pléyade actrices y actores.
Seki era un decidido anti nazista y combatió ideológicamente al fascismo, lo que produjo el exilio de su patria cuando se opuso al llamado imperialismo japonés. Sus aportes en México en la escuela de artes dramáticas son enormes y han llegado a llamarlo “El padre del teatro mexicano”. Herbert Meneses asimiló a plenitud la línea dramática “de la vivencia” stanislavskiana lo que explica su versatilidad para cambiar con soltura y calidad profesional la escena teatral por la fílmica. Herbert fue un excelente actor de teatro pero también de cine, lo que no es común en nuestro medio donde lo teatral se traslada con frecuencia a lo fílmico.
Herbert se inició en las artes dramáticas siendo un niño de diez años. Fue a través del radio teatro que siguió desarrollando con los años. Su voz ya adulto se hizo popular a través de las ondas radiales. Herbert siempre recordaba una anécdota: en la calle hablaba con un amigo y su voz fue reconocida en la esquina donde estaban parados por una persona que llevaba un perro y portaba anteojos muy oscuros. El desconocido le preguntó, sin mediar palabra. si él era Herbert Meneses, lo que fue respondido afirmativamente y aquel transeúnte citadino explicó que era no vidente y que no se perdía los programas de radio teatro.
Como actor de teatro Herbert Meneses desarrolló un estilo muy personal, con refinada técnica dramática y una singular presencia escénica que captada de inmediato la atención entusiasta y conmovida del público. Herbert convirtió el monólogo “Diario de un loco” de Gogol en su obra emblemática. La llegó a representar cientos de veces y cada vez había un desarrollo, un rasgo mejorado, un aspecto profundizado. Herbert repetía en la novedad, esa fue su personal marca histriónica.
El actor y multifacético profesional Francisco De León lo recuerda así: “Mi primer contacto con Herbert fue en la universidad popular en una temporada de teatro para estudiantes, se presentaba “Los Árboles mueren de pie” de Alejandro Casona. La primera impresión que me dio fue la de una persona que se encontraba por encima del bien y del mal, nunca causaba conflictos con los demás actores, tenía una conducta impecable fuera y dentro del escenario.” Francisco De León recuerda también la puesta en escena de “Un tranvía llamado deseo” de Tennessee Williams dirigida por Herbert y en la cual participó con la escenografía y la iluminación. De León ha resumido en una sentida frase el perfil humano y profesional de Herbert Meneses con la cual muchos también nos identificamos y no podemos menos que citarla: “Que altruismo el de Herbert, que empatía, que profesionalismo y que orgullo tenerlo como amigo.”
Esa dimensión esencialmente humana de Herbert Meneses es parte de su legado. Lo recordaremos siempre como una persona íntegra, entregado a su carrera y que tenía talento acaso en exceso para un país como el nuestro. Casi podríamos retratarlo con unos conocidos versos de Castillo: “Usted, Compañero, es de los de siempre. Y yo lo quiero mucho, por su actitud honrada, milenaria, por su resistencia de mole sensitiva.”
La joven cineasta sueca Shari Strandmark nos dice de Herbert que era una persona con demasiada presencia y “se siente raro no escribirlo en presente.” Shari Strandmark, obtuvo un premio Ícaro por su documental “Nosotras”, recuerda el apoyo recibido de Herbert: “Hablar con Herbert era como viajar. Su mirada fija, su tono tranquilo, confiado, cálido y su sonrisa siempre me llevaron a un lugar especial. Surgen mundos conversacionales que entrelazan sueños, vida y teatro. En Rey del Sol en la zona 1, nos sentamos tarde tras tarde y repasamos mi guión. Gracias a la consideración, la perspicacia, el profesionalismo y el compromiso constante de Herbert con una narrativa atractiva, el diálogo y los personajes se elevan y crezco en la comprensión de la historia a filmar. Le estoy eternamente agradecida por todo el tiempo, curiosidad, amor y respeto.”
De nuevo el Estado y sus fallidas instituciones han brillado por su ausencia. No se vale una presencia demagógica, no basta con un twiter o con la publicación de una esquela. No olvidaremos que lo dejaron sin trabajo, que nunca tramitaron positivamente las varias solicitudes de jubilación presentadas. Seamos realistas otra vez: no hay que pedirle peras al monstruo. Herbert era cultura viva y lo que tenemos en el Estado es el desprecio mismo por la cultura. Así no más.
Pero el legado de Herbert resulta perdurable. Nuevas y briosas generaciones de actores y cineastas se levantan y se forman con nuevas películas y un teatro renovado. El silencio de Herbert es muy especial. Para entenderlo debemos volver a la película “El silencio de Neto” y ver de nuevo la escena de despedida entre el tío Ernesto y Neto después de la renuncia de Jacobo Árbenz. El tío Neto (Herbert Meneses) le dice a su sobrino Neto (Javier Almengor) que debe sacarse el silencio que tiene el niño. Enlace para ver esta escena: https://youtu.be/-ej48H0DjN0
-Eso sería lo más fácil, ¿verdad Neto? Pero no, cuando hay que hablar hay que hablar. Como te pareces a tu mamá. Tan callado como ella. Tan callado como todo este país. Neto, ese silencio no es bueno. Nos lo metieron adentro desde que nacemos pero hay que luchar hasta… hasta sacarlo por completo. Entonces podremos respirar.
-Adiós tío.
Fuente: [Facebook]
Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
- Baja ralea de los abogados - 27 noviembre, 2022
- Democracia o pobreza - 22 octubre, 2022
- El Reino hundido - 18 septiembre, 2022
Comentarios recientes