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El privilegio de ser criminal

Manuel R. Villacorta O.
manuelvillacorta@yahoo.com

Eduardo Galeano publicó hace varios años un libro titulado: Patas arriba, la escuela del mundo al revés. Una implacable forma de analizar y criticar este mundo atormentado en que vivimos. Pero se encuentran tantos hechos aplicables a Guatemala, que el libro es como todo lo escrito magistralmente por Galeano, un llamado a la consciencia. En el contexto de su particular enfoque, ubicó algo que creo irrebatible: En Guatemala ser criminal hoy se traduce en privilegio. Porque en nuestro país la lógica perversa de lo inverso funciona a la perfección. Analicemos tan sólo tres elementos.

El criminal en Guatemala me refiero al criminal calificado ese que desfalca al Estado con total impunidad y desvergüenza, goza de una impresionante legión de abogados corruptos y amorales, que están dispuestos a utilizar todo tipo de recursos para defenderle ante nuestra desnutrida justicia. No dudo que los abogados honestos, que los hay, ven y experimentan con frustración cómo el crimen en Guatemala paga y se burla de la ley con el mayor de los cinismos. Ser abogado honesto en Guatemala es así de grave una desventaja. Un abogado profesional y ético, difícilmente ganará un caso ante cualquier homólogo suyo, para quien la moral es un estorbo. Sé de muchos abogados honrados que desean abandonar su carrera para siempre.

Ojalá algún día no lejano, los abogados honestos se unan para rescatar una cada vez más desprestigiada profesión.

El criminal referido en Guatemala, es un activo sujeto protagónico gracias a una prensa generalmente radial y televisiva que le indaga, le da espacios temporales valiosos e incluso, le respeta secularmente cuando le entrevista. ¿Para qué escuchar la respuesta cínica y perversa de un delincuente que de antemano se sabe, argumentará ser totalmente inocente? ¿Cuántas veces la prensa ha sido el vehículo que le permite a ese delincuente apuntalado con tanto protagonismo, decir que se le juzga por razones políticas? Cuando todos sabemos y de sobra, que ese delincuente vació sin piedad las arcas del Estado. La prensa debe razonar al respecto, porque está apuntalando a esa marea de corruptos que salen sonrientes y con sentimiento de triunfo al final de cada juicio. Si yo fuese jefe de redacción de algún medio, especialmente radial o televisivo, impediría en lo posible que esos criminales fuesen entrevistados. Raramente se entrevista a las víctimas. Asimismo, la prensa debe evitar convertir esta trágica realidad en historietas de supuesto buen humor, eso tergiversa la realidad y debilita la condena social hacia los delincuentes, al terminar los enfoques con bromas, chismes o sonrisas. Eso tampoco debe continuar.

Y por si esto fuese poco, resulta que estos delincuentes de monta mayor, son privilegiados con cárceles equipadas con los mejores recursos para que su estadía en prisión sea cómoda y feliz. Mientras esto no cambie y de inmediato, el mensaje está clarísimo para la juventud: ser criminal en Guatemala es un privilegio, genera riqueza, protagonismo, mucha fama y se accede a un sistema de justicia débil susceptible de ser burlado con espectacular facilidad.

El criminal, ese que desfalca al Estado con total impunidad y desvergüenza, goza de una impresionante legión de abogados corruptos y amorales, dispuestos a defenderle ante nuestra desnutrida justicia.

El criminal en Guatemala me refiero al criminal calificado ese que desfalca al Estado con total impunidad y desvergüenza, goza de una impresionante legión de abogados corruptos y amorales, que están dispuestos a utilizar todo tipo de recursos para defenderle ante nuestra desnutrida justicia.

Fuente: Siglo21 [www.s21.com.gt]

 

Manuel R. Villacorta O.