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El paraíso del presente imperfecto

O por qué este país se pudrió hasta el tuétano.

Mario Roberto Morales

Ante la pregunta ¿de dónde ha salido tanto infeliz corrupto y asesino en este país?, la respuesta es: del derrocamiento de Arbenz y de la derrota de la izquierda en el conflicto armado. ¿Por qué? Pues porque luego del derrocamiento de Arbenz se enseñoreó del país el poder oligárquico —inculto, ignorante y fascista— así como su brazo armado —el genocida ejército nacional de ocupación—, y eso “modernizó” la tradicional cultura colonial autoritaria y verticalista del lado dominador, y actualizó a su contraparte complementaria sumisa, servil y oportunista del lado de la población aterrorizada, inculta, ignorante y envilecida por la violencia.

La derrota del movimiento armado y la claudicación de su dirigencia ante el poder oligárquico-militar en 1996, hizo que la organización logística del ejército nacional se convirtiera en un rosario de estructuras militares al servicio del delito organizado en todas sus variantes, y que los remanentes de la izquierda cayeran en la hipócrita conducta de la corrección política y el oenegismo, y se pusieran a las órdenes de la cooperación internacional y no de los intereses nacionales. He aquí a la Guatemala “de la paz”; a la Guatemala de la victoria de la derecha sobre la izquierda; al país que quedó “libre” gracias a la aniquilación de 250 mil “comunistas” desarmados por parte del ejército genocida: esa Guatemala de los “buenos” (“que son más”). Por ello, ahora —dice la derecha—, vivimos libres. Ya que gracias a nuestro ejército no somos otra Cuba (uy), otra Venezuela (ay).

Todos los corruptos de este presente imperfecto vienen de las filas castrenses y de la derecha civil. Hay, claro, unos cuantos ex izquierdistas vendidos a la dupla fascista oligárquico-militar. Son los que pensaron que, luego de darle media vida a la lucha por el socialismo, no obtuvieron ni una mísera jubilación; motivo por el cual les convenía ahora someterse a sus enemigos y asegurarse una vejez cómoda cuanto vergonzosa por vomitiva y despreciable. Su mediocridad es ahora más evidente que nunca.

Recordemos además que desde 1954 el sistema educativo empezó a ser desmantelado por la dictadura oligárquico-militar, hasta dejarlo inutilizado del todo a partir del primer gobierno neoliberal (el que firmó la paz con sus ex enemigos). Eso dio lugar al surgimiento de legiones de connacionales que crecieron en el desempleo estructural, y desprovistos de conocimientos básicos y valores cívicos y morales. Son los infelices corruptos que vemos entrar y salir de los tribunales y que se encuentran ubicados en el Estado, en las cámaras empresariales y en toda la institucionalidad civil y militar. De esa cuenta, la corrupción es la norma y no la excepción en este ex país. Y para llegar a este estado paradisíaco de cosas, a la oligarquía y al ejército le ha tomado 61 años (1954-2015) de lucha constante, lo que dice mucho de su disciplina, pertinacia y dedicación a la tarea de aprovecharse del trabajo productivo de los trabajadores manuales para alcanzar el estatus de reyezuelos que tanto gusta a las parasitarias castas corruptas de arriba, de abajo y del centro.

Aceptemos pues que no sólo es el Estado sino el país entero el que está podrido. Y que llegamos a esto por causas históricas perfectamente determinables; no por ninguna maldición gitana, egipcia o “maya”. Se debe a que así lo quiso el poder oligárquico-militar, pues, para ese poder, el país es un paraíso tal como está.

Aceptemos pues que no sólo es el Estado sino el país entero el que está podrido. Y que llegamos a esto por causas históricas perfectamente determinables; no por ninguna maldición gitana, egipcia o “maya”. Se debe a que así lo quiso el poder oligárquico-militar, pues, para ese poder, el país es un paraíso tal como está.

Mario Roberto Morales
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