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El país que odia a las mujeres

lucha libre

Lucía Escobar

Leo la noticia una y otra vez: Durante el primer semestre del 2017 en Guatemala, nacieron más de 35 mil bebés de madres que tenían entre diez y 19 años. La vuelvo a leer.  Imagino 35 mil personas juntas. Pienso en el concierto más masivo al que he ido. 35 mil niñas mamás. No cabrían todas en un estadio. Llenarían todo el parque de Antigua Guatemala y sus alrededores. De todos esos casos, 1 mil 138 apenas tenían entre diez y 14 años cuando parieron. No me digan que ahí no hay violencia sexual.

¿Qué tipo de monstruo es capaz de excitarse violando niñas?. No hay derecho a arruinar la vida de tantos inocentes. Si los guatemaltecos se jactan de ser tan religiosos ¿cómo explican tanto abuso infantil? ¿qué tipo de deidad tolera esto? Solo un dios misógino permitiría tanto horror. Por cada una de estas niñas abusadas y obligadas a ser madres a temprana edad, hay un macho violador, impune y libre. Un tipo que piensa que puede tomar y usar, agarrar y tirar, violar a otros seres humanos, sin consecuencia de sus actos.

Toda niña madre es obligada a serlo. Si ellas pudieran decidir sobre sus vidas, seguramente escogerían jugar, reír, estudiar, ser niñas durante más tiempo. Pero en este país que odia a las mujeres, las niñas aparte de soportar el delito del violador, se ven obligadas a abandonar la escuela, a asumir responsabilidades que las rebasan. A veces tienen que casarse o juntarse con el abusador, y volverse sus esclavas domésticas y sexuales. Son obligadas a cuidar a niños que no aman, que no desean, que no quieren. Ni siquiera se pueden cuidar a sí mismas y ya tienen la responsabilidad de otro ser.

No se puede dejar en manos de la familia la educación sexual porque es precisamente en las familias, y dentro de esa “sagrada” estructura donde más se abusa de las niñas. Padres, tíos, abuelos, hermanos, padrastros, padrinos  que no se tientan el alma, pero sí se sacan la verga para agredir. Y abusan. Abusan una y otra vez. Abusan porque no hay castigo, porque nadie les cree a las niñas, porque los procesos legales son largos y complicados. Y porque muchas, ni siquiera se atreven a denunciar. Abusan porque la violencia contra las mujeres está tan normalizada que ni siquiera se dan cuenta de cómo la ejercen.

Y qué peor ejemplo de la misógina de nuestro país, que la tragedia sucedida hace cinco meses, en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción donde murieron calcinadas  41 niñas de las 56 que estaban encerradas bajo llave como animales en cuarentena. Patojitas, güiras, niñas hacinadas, maltratadas, criminalizadas y encerradas. Los gritos de angustia y de socorro, las lágrimas  y súplicas no conmovieron a los policías ni a los monitores ni a los guardias. Las niñas habían denunciado que las prostituían y abusaban dentro de ese hogar, y el Estado les respondió quemándolas vivas.

Como a las brujas, hace cientos de años.

Fuente: [https://elperiodico.com.gt/lacolumna/2017/08/16/el-pais-que-odia-a-las-mujeres/]

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Lucía Escobar
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