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Carlos López

Alejandro Giamattei, expresidiario invitado por Reuven Rivlin —que se ostenta como presidente de la ficción estado de Israel creado por la Organización de las Naciones Unidas el 14 de mayo de 1948— acaba de afirmar, después de comer de la mano de este fascista: «Los amigos de Israel son nuestros amigos. Y los enemigos de Israel son nuestros enemigos» (https://judios.org/presidente-electo-de-guatemala-los-enemigos-de-israel-son-nuestros-enemigos/?fbclid=IwAR3joCOt6IndsMFNzIE8p2Hb-koNVloV6q0xEg-NQOMQ0yU0cYiKvWb06Ms). ¿Por qué el fanatismo fundamentalista del señor de las muletas? ¿De dónde le nace la inspiración sionista? Sus declaraciones facciosas son temerarias. Parece que no sabe qué es ser estadista por lo menos en teoría; su vocación administrativa le limita la visión, que se reduce a las cárceles y las empresas donde ha cobrado como asesor.

Este dictador ultraderechista, homofóbico, defensor de la pena de muerte, con vocación militarista y declarado antiabortista, se está atribuyendo facultades demenciales que puede polarizar al de por sí balcanizado país centroamericano. ¿Merece el pueblo de Guatemala a alguien peor que el payaso James Morales, que ya se va al Parlamento Centroamericano, ese inútil reducto que sólo sirve para dar inmunidad a delincuentes?

Los hilos que mueven a Giamattei vienen del imperio ahora desgobernado por el anaranjado Donald Trump y del oscurantismo guatemalteco sediento de sangre. Israel es un ente odiado en todo el mundo por su vocación genocida, más cruenta que la de Adolfo Hitler. Que el tipo que se autodenomina presidente de Guatemala defienda los intereses militares, comerciales de expansión ideológica del fascismo israelí es una mala señal para quienes tienen memoria histórica y dignidad, a quienes él no podrá gobernar a juzgar por sus amenazas, pues para eso se requiere, entre otras cosas, sentido común. Y Giamattei ni eso tiene.

Narrativa y Ensayo publica este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

Carlos López